jueves, 11 de abril de 2013

Mariano Ferreyra: arte y militancia revolucionaria.


Serguéi Eisenstein terminó su carrera teatral con el fracaso de una puesta en escena que él mismo criticó.
El cine fue su obra de verdadero prestigio.
Estrenó su primera película en 1925: La huelga.
La revolución obrera triunfante fue el marco histórico y político para la obra de un innovador del cine.
El “Acorazado Potemkin” demostró su genialidad.
No fue ajeno a las presiones del stalinismo y “Octubre” fue censurada.
Eisenstein tiene el inmenso mérito de su concepción cinematográfica y una ventaja enorme: la revolución socialista le otorgó una oportunidad única.
¿Qué decir de Alejandro Rath y de Julián Morcillo?
¿Por qué la referencia al artista ruso que abrazó la revolución obrera?
Porque Rath y Morcillo debutan en el cine nacional con una obra inmensa: ¿Quién mató a Mariano Ferreyra?
Contemporáneos del asesinato de Mariano, filman con estilo documental una película que incursiona en la teatralidad, la técnica escénica que reemplaza al discurso, alcanzando el mayor logro en la escena de la patota que ataca a los tercerizados.
El documental se mezcla con los actores, que no lo son.
Son los verdaderos protagonistas de aquella jornada, de la movilización de los tercerizados, los testigos reales del asesinato de Mariano.
Pero a diferencia del cineasta ruso y de su época Rath y Morcillo estrenan su película en vísperas de la sentencia del juicio a Pedraza y de la patota asesina.
Sin ventajas, contra el aparato de protección estatal de la burocracia sindical, con la policía cómplice, con la zona liberada, con la destrucción de la bala que mató a Mariano (la prueba material más contundente), estos jóvenes directores filman la secuencia de una lucha de la clase obrera que cobra la vida de uno de sus mejores hijos.
Diego Rojas es una pieza fundamental en la obra.
Su libro que lleva el mismo nombre, es una acabada investigación que se inscribe en el género periodístico testimonial.
Rojas llega al fondo de su investigación con el reportaje a Pedraza.
Rath y Morcillo filman la muerte de Mariano a través de sus ojos.
Los tres autores convergen en una obra que desde la literatura hasta el cine, recorre la política, la militancia y el arte.
Aún cuando la clase obrera argentina no ha triunfado en su revolución, sus artistas ya nacieron.
Rodolfo Walsh es escéptico cuando en ¿Quién mató a Rosendo? (no espera) “que el matador de Rosendo García sea siquiera molestado por la divulgación de estos hechos”.
El asesinato de Mariano Ferreyra ha calado muy hondo en una juventud que está dispuesta a escribir una nueva historia, la del triunfo de la clase trabajadora.
Rodolfo ya fue superado: con la movilización, en las paredes de los barrios, en cada lugar de trabajo, no cejaremos hasta la justicia por Mariano Ferreyra.
Por él, la juventud ha ganado las calles.
Cárcel perpetua a Pedraza, a su asesino y a todos sus cómplices.
Luis Trombetta

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