Serguéi
Eisenstein terminó su carrera teatral con el fracaso de una puesta en escena
que él mismo criticó.
El
cine fue su obra de verdadero prestigio.
Estrenó
su primera película en 1925: La huelga.
La
revolución obrera triunfante fue el marco histórico y político para la obra de
un innovador del cine.
El
“Acorazado Potemkin” demostró su genialidad.
No
fue ajeno a las presiones del stalinismo y “Octubre” fue censurada.
Eisenstein
tiene el inmenso mérito de su concepción cinematográfica y una ventaja enorme:
la revolución socialista le otorgó una oportunidad única.
¿Qué
decir de Alejandro Rath y de Julián Morcillo?
¿Por
qué la referencia al artista ruso que abrazó la revolución obrera?
Porque
Rath y Morcillo debutan en el cine nacional con una obra inmensa: ¿Quién mató a
Mariano Ferreyra?
Contemporáneos
del asesinato de Mariano, filman con estilo documental una película que
incursiona en la teatralidad, la técnica escénica que reemplaza al discurso,
alcanzando el mayor logro en la escena de la patota que ataca a los
tercerizados.
El
documental se mezcla con los actores, que no lo son.
Son
los verdaderos protagonistas de aquella jornada, de la movilización de los
tercerizados, los testigos reales del asesinato de Mariano.
Pero
a diferencia del cineasta ruso y de su época Rath y Morcillo estrenan su
película en vísperas de la sentencia del juicio a Pedraza y de la patota
asesina.
Sin
ventajas, contra el aparato de protección estatal de la burocracia sindical, con
la policía cómplice, con la zona liberada, con la destrucción de la bala que
mató a Mariano (la prueba material más contundente), estos jóvenes directores
filman la secuencia de una lucha de la clase obrera que cobra la vida de uno de
sus mejores hijos.
Diego
Rojas es una pieza fundamental en la obra.
Su
libro que lleva el mismo nombre, es una acabada investigación que se inscribe
en el género periodístico testimonial.
Rojas
llega al fondo de su investigación con el reportaje a Pedraza.
Rath
y Morcillo filman la muerte de Mariano a través de sus ojos.
Los
tres autores convergen en una obra que desde la literatura hasta el cine,
recorre la política, la militancia y el arte.
Aún
cuando la clase obrera argentina no ha triunfado en su revolución, sus artistas
ya nacieron.
Rodolfo
Walsh es escéptico cuando en ¿Quién mató a Rosendo? (no espera) “que el matador de Rosendo García sea
siquiera molestado por la divulgación de estos hechos”.
El
asesinato de Mariano Ferreyra ha calado muy hondo en una juventud que está
dispuesta a escribir una nueva historia, la del triunfo de la clase
trabajadora.
Rodolfo
ya fue superado: con la movilización, en las paredes de los barrios, en cada
lugar de trabajo, no cejaremos hasta la justicia por Mariano Ferreyra.
Por
él, la juventud ha ganado las calles.
Cárcel
perpetua a Pedraza, a su asesino y a todos sus cómplices.
Luis
Trombetta
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