jueves, 31 de diciembre de 2015

2016


A menos de cuatro horas del cambio de año, se me ocurre recodar "Fiesta" de Serrat.
La memoria me lleva a mi adolescencia más temprana.
Teníamos en casa un disco simple y vaya a saber cómo superamos la censura doméstica.
Seguramente, nadie pensó que algunas de aquellas letras, forjarían una ideología, una concepción de la vida, cimentada en la teoría revolucionaria que ya crecía en una juventud que salía al combate.
Pensar que me preocupaba la llegada del 2000.
Nos habría encontrado unidos o dominados.
Deseos juveniles.
Aires de libertad no alcanzada.
Ilusiones de guerras triunfantes contra la injusticia y la miseria.
Falta poco y se cierra un año que lleva la cicatriz de pérdidas irreparables.
Pero como el árbol talado, tenemos la vida!
¡Viva la revolución que todavía no hicimos!
¡Viva la clase obrera que todavía no tomó el poder!
¡Y viva la vida de todos los días, esa cotidianeidad solo interrumpida por la iniciativa consciente de no dejarla pasar, sin dejar nuestra marca!
Saludos para todos.
El presente es de lucha, el futuro es nuestro.
Luis T.

sábado, 26 de diciembre de 2015

Ni olvido ni perdón a los asesinos del proceso

Esta mañana leí el desmentido oficial.
No es la nieta.
Una desilusión tremenda.
Pero también un problema político no resuelto: los archivos de la dictadura, siguen ocultos.
Los juicios a los represores siguen el camino de la lentitud.
La muerte natural se llevó a muchos de los asesinos, que quedaron exculpados ante la mirada de fiscales y jueces que demoraron las investigaciones.
Una historia inconclusa.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Bono de fin de año para los empleados del gobierno de la CABA

Ramal presento un proyecto por un bono de fin de año para docentes, enfermeros y municipales del Gobierno de la CABA

El diputado del Frente de Izquierda Marcelo Ramal presentó en la Legislatura porteña un proyecto de ley para el pago de un bono de fin de año de $6.000 para todos los trabajadores dependientes del GCBA.  Abarca a docentes y auxiliares de escuela, enfermeros, médicos y residentes, y el personal administrativo de planta permanente y transitoria del  estado porteño. El proyecto contempla además la solicitud de apertura de paritarias para el sector para enero de 2016. La presentación de Ramal cuenta con la firma y el apoyo de una decena de legisladores de  distintos bloques de la oposición de la Legislatura.
Ramal afirmó que “como ocurre con la totalidad de los trabajadores del país, los ingresos de los trabajadores que dependen del Gobierno de la Ciudad se encuentran amenazados por la escalada inflacionaria de las últimas semanas. Hoy un docente o un enfermero apenas si llegan a cubrir con su salario poco más de la mitad de la canasta familiar que en la Ciudad se calcula en 15.200 pesos.  Los decretazos del gobierno nacional en favor de los monopolios exportadores,  la devaluación y los tarifazos que se vienen agravarán esta situación”.
“Al mismo tiempo,  el  Estado de la Ciudad  tendrá ingresos superiores  a los previstos, ya que la misma escalada de precios  conduce a una mayor recaudación en el impuesto a los Ingresos Brutos.   En este cuadro, la negativa a compensar a los trabajadores implicaría una transferencia de recursos en favor de los grupos contratistas vinculados al presupuesto de la Ciudad,  los que sí  serán resarcidos –como ha ocurrido históricamente- con reajustes por “mayores costos”.   Para impedir esa confiscación,  es elemental, por un lado, que se compense al trabajador estatal con un bono o adicional de fin de año y, por el otro, la inmediata reapertura de las paritarias” continuó el diputado del FIT.
“En la Legislatura y en el Banco Ciudad se han otorgado bonos de fin de año y sindicatos como Ademys, la Agtsyp del Subte o ATE están reclamando bonos y la reapertura de las paritarias.

“Este proyecto apuntala ese reclamo de los trabajadores de la Ciudad” finalizó Ramal”

domingo, 20 de diciembre de 2015

Mi amigo Raúl recordó a Marechal

Me había regalado Megafón.
Mi tío no me regalaba libros, pero me regaló Megafón.
Las reuniones eran clandestinas.
No podía ser de otra manera.
Entrábamos unos pocos, en algún departamento de Buenos Aires, lentamente, rigurosamente organizados, ingresábamos siguiendo un orden horario antes acordado.
Y el silencio era dominante.
Ningún saludo efusivo.
Palabras en voz baja.
No llamar la atención.
La reunión fue esa vez en un edificio de Carlos Pellegrini, creo.
Tampoco la dirección se conocía antes de la cita.
Cuando se completó la concurrencia, la reunión comenzó. 
Tras las primeras palabras, una sirena y el ruido de la calle, anunciaron un operativo militar.
Quedamos perplejos.
En silencio, decidimos levantar la reunión.
Uno a uno nos fuimos, siguiendo el mismo orden de llegada.
El miedo a caer, superó la reflexión lógica.
Obviamente, no nos buscaban a nosotros.
Por esa vez, no éramos el objetivo.
Nos fuimos.
En el espanto, perdí a Megafón.
Vaya a saber dónde quedó.
Estoy seguro que lo llevaba en la mano.
Apenas había leído sus primeras páginas.
Nunca más volví sobre el tema.
Se perdió.
Ahora regresa en anécdota.
Lejana.
Mientras veo entre mis libros más personales, un ejemplar de Heptamerón, también de Marechal, jamás leído.
Reconozco que en algún lugar de nuestra biblioteca "familiar", esos libros de los que compartimos "tenencia", hay un Adán Buenos Aires.
Tampoco visitado.
Casi cuarenta años después, aún no pude volver a Marechal.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Picnic 2015 // Discurso de Jorge Altamira

Un nuevo fracaso: los objetivos del milenio

Un nuevo fracaso: los objetivos del milenio
por Luis Trombetta
para Tribuna de Salud

El final del siglo XX marcó el fracaso de la política sanitaria diseñada a nivel planetario.
El Nuevo Orden Económico Internacional, al que adhirieron el conjunto de naciones que suscribieron la Declaración de Alma Ata en 1978, impuso las reglas de la economía mundial, pero el objetivo sanitario fue incumplido.
No hubo “salud para todos” en el año 2000 y muy por el contrario, las enfermedades que se creían superadas, regresaron desafiando los supuestos teóricos elaborados por las organizaciones de salud internacional, funcionales a los intereses del capital.
El cólera en Latinoamérica, el dengue y la fiebre amarilla, el paludismo en el África negra, la tuberculosis y el sida, las fiebres hemorrágicas, desmintieron a la intelectualidad y a los funcionarios de salud, que pronosticaron el fin de las enfermedades transmisibles.
La economía internacional, las recomendaciones del Banco Mundial y de la organización Mundial del Comercio marcaron la orientación del gasto en salud.
El siglo XXI no deparó mejor suerte a los trabajadores, jubilados y desocupados.
Un nuevo paradigma orientó el mercado de la salud: los objetivos del milenio.
El nuevo plan de alcance mundial proponía erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer; reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años; mejorar la salud materna; combatir el sida, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una alianza mundial para el desarrollo.
Una vez más, la crisis capitalista internacional derrumbó el programa sanitario.
De los ocho objetivos establecidos como metas para el 2015, solo tres serían alcanzados, según el informe de la ONU publicado en 2012.
Dijo el informe de la ONU: La desigualdad está afectando negativamente a las ganancias y ralentizando los avances en áreas clave. Los logros se han distribuido de forma desigual entre las regiones y países. Más aún, para algunos ODM los avances se han ralentizado luego de las múltiples crisis del período 2008-2009.
La crisis financiera dejaba en evidencia que el empleo precario persistía, la mortalidad materna estaba lejos de la meta, las fuentes de agua segura seguían deficitarias en áreas rurales, el hambre, el hacinamiento, la desigualdad de género y la discriminación azotaban a las poblaciones más pobres.
Pruebas contundentes de la incapacidad del capitalismo para superar los límites que impuso la crisis económica mundial.
En la Ciudad de Buenos Aires, la reducción del gasto en salud y la transferencia al sector privado dio lugar a la contratación de empresas privadas para la atención de servicios de mantenimiento, alimentación, lavandería, vigilancia, reduciendo el personal del estado y favoreciendo al capital privado.
La política pública de medicamentos no afectó a las empresas farmacéuticas que reconstruyeron las ganancias fuertemente comprometidas a partir de la crisis del 2001.
El incremento en los precios de los medicamentos siguió su escalada ascendente. Los jubilados comprometen la mayor parte de su escaso salario en la compra de medicamentos.
Los tres sectores que históricamente formaron la estructura de la salud en el país - el sector público, la seguridad social y la medicina privada- han transmutado en un negocio que combina la tercerización de servicios del estado y la transferencia de recursos al sector privado.
Las obras sociales sindicales ahora comparten con la medicina privada la venta de servicios a sus propios trabajadores y en muchos casos la obra social sindical encabeza una empresa de medicina prepaga.
En definitiva, los capitalistas de la industria farmacéutica, de las instituciones de salud pública y privada, y la industria de la tecnología diagnóstica entre otras, han orientado sus planes a la obtención de superganancias, en un mercado internacional que se ha reconcentrado.
Ni la salud para todos en el año 2000 ni los incumplidos objetivos del milenio han resuelto los problemas sanitarios de la población y especialmente de los más pobres.
La solución no provendrá de nuevas reformulaciones de los fracasados planes impulsados por la burguesía.
Ni la “salud comunitaria”, ni la “salud ambiental”, ni ninguna variante de la estrategia de atención primaria, pueden resolver  los problemas sanitarios sin afectar la estructura capitalista del negocio de la salud.
El 2015 llega a su fin con nuevos desastres humanitarios. Millones de migrantes escapan de la barbarie: la guerra civil en Siria, la miseria social en áfrica, sobrevivientes de las barcazas que se hunden llenas de refugiados frente a las costas italianas, la crisis griega, la franja de Gaza convertida en un campo de concentración a cielo abierto.
La contaminación ambiental, la salud individual y colectiva, el acceso a la vivienda, el aprovisionamiento de agua segura, el acceso gratuito a los servicios de salud y a los medicamentos, la planificación familiar, el aborto seguro, la salud materno infantil, la vejez, solo se podrán resolver en el marco de una profunda movilización social, el reordenamiento de la sociedad sobre nuevas relaciones sociales, el gobierno obrero y el socialismo.