jueves, 20 de enero de 2011

Una lección política

PO 1163 20/1/2011
EXCLUSIVO DE INTERNET

Patología y miserias del imperio de la obsecuencia

La campaña marcartista del gobierno contra el PO ha sumado un nuevo personaje a la montonera lista de alcahuetes prohijados desde Página/12, esta vez en las hermosas y tan castigadas tierras de Salta. Allí, un autoproclamado escritor y ... "psicoanalista" (sic), con el mismo nivel intelectual que un Moreno o un Pedraza, mezcla a Kant con Lacan, Sartre y Borges, para tratar de explicar cómo Altamira podría ser agente de lo contrario de lo que proclama; es decir, el clásico cuento de que la "izquierda" sirve a la "derecha"1.

Vista esta autoproclamación, arranquemos con una presentación de lo que podría considerarse el abc de la práctica psicoanalítica. Siempre que alguien habla, habla de algo. Pero no siempre está claro de qué "algo" se trata. Solemos creer que cuando hablamos, hablamos de aquello a lo que supuestamente nos referimos. Pero como no existe ninguna referencia separadamente de quien refiere, todo hablar habla tanto de aquello a lo que supuestamente se refiere como de quien habla.
Podríamos decir, de un modo simplificado, que el dispositivo analítico busca poner de relieve la implicación del hablante en lo que dice; es decir, lo que su decir dice de él. Por ejemplo, si alguien cuenta que todos sus amigos y familiares lo traicionan, podríamos enfocar el problema según dos perspectivas. Una podría consistir en focalizar la "realidad" referida por ese relato, es decir, esos "amigos" y "familiares" y las traiciones que les atribuye. Por esa vía quizás podríamos llegar a descubrir alguna gran conspiración, al estilo, por ejemplo, de la que es objeto Jerry Fletcher (Mel Gibson) en el film "Conspiración". La otra opción sería poner de relieve la implicación de quien denuncia esa "repetición" de traiciones atribuidas a los amigos y familiares y descubrir, por ejemplo, que son más bien interpretaciones forzadas de escenas en cuya construcción ha participado activamente el relator. En ese caso, el "algo" de lo que ese paciente habla no es la "realidad" de los amigos y familiares sino la serie de esas escenas de "traición" y la posición subjetiva que esta repetición anuda en su relato.
El campo del psicoanálisis es el que queda definido por este segundo punto de vista, es decir el que permite poner en evidencia la referencia interna, ese "algo" propio del que el paciente habla cuando cree hablar de otras cosas. La "asociación libre", justamente, indica que no importa tanto de "qué" hable el paciente, en cuanto a la supuesta "realidad" a la que se refiera en su hablar, sino lo que estará diciendo de él mismo en esas asociaciones.

Pues bien, nuestro autoproclamado "psicoanalista" no parece tener ni una pizca de idea de estas cosas, puesto que su texto es un ejemplo paradigmático de pura asociación libre.
Parece que se refiriere a Altamira y al Partido Obrero.
Pero en ninguna parte del texto analiza o aborda algún conflicto político o sindical puntual (es decir, algo de la "realidad") respecto al que se pudieran delimitar posiciones o explicitar diferencias.
No encontraremos rastros en el texto de Gutiérrez, sea de la lucha de los tercerizados, o de los asesinatos de Mariano Ferreyra, los tobas en Formosa, o los ocupantes de Villa Soldati (por mencionar sólo los casos más relevantes del final de 2010). Tampoco encontraremos mención a algún artículo o documento del PO que pudiera, eventualmente, funcionar como "realidad" textual o discursiva para el debate. Gutiérrez sólo despliega una tanda de referencias filosóficas y literarias, argumentalmente antojadizas, conceptualmente erróneas, y sin ninguna correlación ni con hechos o debates concretos, pero que le permiten dibujar un escenario político de "derechas" e "izquierdas" al gusto del kirchnerismo.
Sin embargo, y a semejanza del ejemplo de nuestro hipotético paciente, aunque la "conspiración" denunciada no logra ser probada, el texto de Gutiérrez, como "asociación libre", no dejará de hablar de "algo". Pero, claro, no de Altamira ni del PO, sino de él mismo. Veamos, entonces, de qué habla Gutiérrez.
Confesión de parte
Su tesis es toda una confesión de parte: "La izquierda dogmática [representada en este caso por Altamira y el PO] no acompaña al kirchnerismo porque siente que si lo hiciera traicionaría sus ideales". Primer punto: ¿cómo podría saber Gutiérrez lo que "siente" Altamira, y ni qué hablar lo que podría "sentir" el conjunto de los militantes que conforman el PO?
¿Qué manera es esa de discutir?
Tenemos aquí el típico rastro, para el caso, por la vía del mecanismo proyectivo, de la posición enunciativa del autor. Y apelar al argumento de una forma de "expresión", sería equivalente a recular con chancletas (insisto, se trata de un autoproclamado "psicoanalista"). Sobre todo, si tomamos en cuenta un segundo punto, no menos sorprendente, de esa tesis de Gutiérrez: ¿cómo semejante planteo podría constituir una "crítica"?
Cualquier militante del PO aceptaría darle la plena razón: acompañar al kirchnerismo implicaría traicionar, no sólo "ideales", sino también, y principalmente, luchas concretas, causas reales, y la sangre derramada.
Análogamente, también sorprende que Gutiérrez pueda suponer que la imputación al PO de ser un partido "que no está dispuesto a apartarse ni un milímetro de la senda trazada y que obedece el imperativo a cualquier precio, sin condiciones" o que mantenga "un apego incondicional a sus ideales" pueda constituir una crítica antes que un reconocimiento o un halago.
En estos tiempos de cambalache y vale todo, si hay algo, justamente, que la gente reconoce y aprecia del PO es esa constancia y tenacidad con la que defiende cada lucha popular y la coherencia con la que sostiene todos sus planteos políticos.
Está claro que ni Kant ni el idealismo alemán son referencias propias del marxismo. No obstante ello, no se ve que por qué los revolucionarios tendrían que renegar del término "categórico" que, en filosofía, "se aplica a la cualidad de un discurso o una afirmación fundamentado de tal forma que no admite discusión, pues su verdad no depende de hipótesis o condición (lógica) sino como implicación a partir de la verdad material de los hechos"2.
Si Gutiérrez hubiese intentado ser un poco más "categórico" en su discurso, quizás hubiera quedado un poco menos expuesto al ridículo de su "imperativo" de querer igualar el anverso y el reverso sin saber siquiera cómo calzan los guantes.
En efecto, todas las referencias subsiguientes en el texto de Gutiérrez buscarán demostrar cómo una posición de principios habría de conducir, sistemáticamente, a lo contrario.
Su lectura de Sartre es reveladora de estos impasses y del grotesco de sus planteos. Retomando el ejemplo del joven que tiene que optar entre quedarse cuidando a su madre enferma o partir a luchar por la revolución, Gutiérrez dice: "Si se queda con su madre, traiciona sus ideales combativos, falta al deber, pero si es kantiano puro y obedece irrestrictamente a su deber revolucionario, abandona a su madre enferma y atenta contra su propio bienestar". Pero esa no es la disyuntiva que se plantea en "El existencialismo es un humanismo". Para Sartre, no se trata de una oposición entre ser "kantiano puro" o no, del mismo modo que tampoco sería ese el dilema en términos propiamente kantianos. Esta es una versión antojadiza, una clara "asociación libre" de Gutiérrez, quien, si se hubiese tomado el trabajo de leer por lo menos a Sartre (concediendo que la lectura del propio Kant pudiera resultarle una tarea excesiva) hubiera podido aprender algo de Kant: "La moral kantiana dice: no tratéis jamás a los demás como medios, sino como fines. Muy bien; si vivo al lado de mi madre la trataré como fin, y no como medio, pero este hecho me pone en peligro de tratar como medios a los que combaten en torno mío; y recíprocamente, si me uno a los que combaten, los trataré como fin, y este hecho me pone en peligro de tratar a mi madre como medio"3.
Como se ve, ni el cuidado de la madre se alinea con algún "propio bienestar", ni partir al combate revolucionario es un "deber" o un simple "ideal". Si hay dilema es porque la contradicción se presenta en los mismos términos de cada lado. La idea de que la moral kantiana se reduce a una exigencia de "obediencia irrestricta al ideal" es una burda y torpe reducción de Gutiérrez que desnaturaliza el carácter formalmente vacío del imperativo kantiano4.
De Kant, Sade y Lacan
De modo similar, resulta un completo dislate la presentación que hace Gutiérrez de las referencias lacanianas a Kant. La lectura que hace Lacan de la moral kantiana no es una crítica "moral" a Kant. No se trata de una discusión sobre si la moral de Kant es mejor o peor que otras morales. Lo que Lacan busca precisar en su clásico texto "Kant con Sade", son las relaciones entre la ley moral y el objeto, en una articulación que encuentra en Kant la mayor rigurosidad formal que pueda darse a la moral, y en Sade, al representante "clásico" de lo que se llama perversión. La lectura vulgar (en el sentido de normal o común) de dicho texto suele quedarse en las primeras páginas del mismo y con la primera y parcial conclusión de que Sade daría la medida de Kant. No le podríamos pedir a la lectura vulgar (en el sentido de poca educación o de mal gusto) de Gutiérrez que llegue hasta las últimas páginas y pueda registrar que ya no se trata solo de Sade mostrando la verdad de Kant, sino de Kant arrastrando a Sade a su propio fracaso (el de Kant), es decir, de un "Sade con Kant", puesto que, la tesis de Lacan es que Sade no se enfrenta con el deseo sino con la ley, como lo verifica el hecho de que, para él, "la madre sigue estando prohibida. Queda confirmado nuestro veredicto sobre la sumisión de Sade a la ley"5.

La moraleja de esto es que la supuesta falta de moral (Sade) no es menos moral que la más estricta de las morales (Kant). En otros términos, la pretendida relajación de los principios y la adaptación política al "contexto" que Gutiérrez reclama a la izquierda, no carece ni de imperio ni de moral, y ya podemos vislumbrar cuál es el tenor de la misma.
El "vicio" que Gutiérrez trafica por entre las líneas de su asociación libre es un vicio muy difundido y compartido por gran parte de la intelectualidad modernosa, al punto que ya ha recibido la denominación de síntoma Humpty-Dumpty, en honor a aquel famoso fragmento del diálogo entre Alicia y el huevo duro, en "Alicia a través del espejo": "Cuando yo uso una palabra -dijo Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso- quiere decir lo que yo quiero que diga, ni más ni menos. La cuestión es -insistió Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes. La cuestión -zanjó Humpty Dumpty - es saber quién es el que manda, eso es todo"6.

Cada una de las frases de Humpty Dumpty marca los tiempos que caracterizan el vicio y la moral de Gutiérrez. La primera señala su sintonía con esta época de pérdida de la razón, donde las palabras y los discursos (lo mismo que tantas otras cosas) se someten sin contemplaciones al capricho absoluto de la necedad y estrechez de los narcisismos intelectuales. La segunda recuerda (muy lacanianamente) que todo narcisismo y todo vicio, no por tal deja de tener su ley y su imperio.
La moral de la patota
La moral de los Gutiérrez (y los Galasso) revela ser la misma que la de los Pablo Díaz y los Cristian Favale. Estos "intelectuales" usan las palabras con la misma brutalidad y la misma impudicia con que los patoteros utilizan los palos y las armas para servir al jefe de turno de la mafia que les paga y mantiene. Sus escritos carecen de toda consistencia y rigor intelectual, serían reprobados en cualquier examen de la materia pertinente en la escuela secundaria, y solo obtienen publicación, difusión y pretendida autoridad, sobre la base del dinero y los recursos del Estado que el kirchnerismo pone a su disposición.
Lo que "encubre" la gran preocupación por los ideales que Gutiérrez proyecta en su visión delirante de la conducta principista del PO, la moral kantiana, o los dilemas subjetivos de los personajes sartreanos, es el reverso de su propia prostitución política e intelectual.

Está claro que no son pocas las veces en que alguna "izquierda" ha militado junto a la derecha. La organización que siempre nos brinda ejemplos de ese tipo es el PC, que así como supo buscar en Videla un aliado frente al "enemigo principal" de Suárez Manson o Menéndez, hoy hace lo que pide Gutiérrez y milita junto al kirchnerismo para enfrentar al supuesto "enemigo principal" constituido por el conglomerado de "Clarín" y "La Nación".
Pero es un completo contrasentido, si no lisa y llanamente una posición cínica, pretender impugnar los planteos políticos del PO como, por ejemplo, el reclamo de juicio y castigo a los asesinos de Mariano Ferreyra, con el argumento formal y atemporal de que ninguna verdad sería "absoluta", o que toda moral incuba un elemento contradictorio.
En ese sentido, a nuestro también autoproclamado "escritor" se le escapa, como arena entre los dedos, la fineza de la ironía borgiana. Gutiérrez nos interpreta el cuento "Las tres versiones de Judas" con el mismo tacto que un elefante en un bazar: "Judas no fue en realidad un traidor en un sentido estricto, sino el más leal, el más kantiano, el más moral de todos" al cumplir el imperativo y deber moral de "llevar adelante la misión de traicionar a Cristo para que Cristo pudiera morir en la cruz y ser Cristo".
Pobre Borges, qué tosca manera de apreciar las deliberaciones teológicas de Runeberg: "El Verbo se había rebajado a mortal; Judas, discípulo del Verbo, podía rebajarse a delator (el peor delito que la infamia soporta) y ser huésped del fuego que no se apaga. El orden inferior es un espejo del orden superior; las formas de la tierra corresponden a las formas del cielo; las manchas de la piel son un mapa de las incorruptibles constelaciones; Judas refleja de algún modo a Jesús. De ahí los treinta dineros y el beso; de ahí la muerte voluntaria, para merecer aún más la Reprobación. Así dilucidó Nils Runeberg el enigma de Judas".
¿Qué mejor espejo podría disponer Gutiérrez para reconocer ahí la incineración que semejante obsecuencia producirá, más temprano que tarde, del escaso capital intelectual que haya podido acumular en su ignota vida profesional? Si ni los políticos profesionales pueden volver del ridículo, ¿qué destino cree que éste puede depararle a un "escritor" o un "psicoanalista"?
La ironía borgeana debería despertar a más de algún progre que aún simpatice con el kirchnerismo, porque seguramente no habrá para ellos, en el futuro, ningún Runeberg que pueda encontrar en semejantes miserias equivalencia con alguna causa más noble.
Paola Valderrama
1. Antonio Gutiérrez: "Kant y la paradoja de Altamira. La izquierda descontextualizada", publicado en el sitio web "Salta Libre", con fecha 10 de enero 2011, http://www.saltalibre.net/Kant-y-la-paradoja-de-Altamira.html.
2. Wikipedia.
3. Jean Paul Sartre: "El existencialismo es un humanismo", disponible en internet en
http://www.lainsignia.org/2001/febrero/cul_093.htm.
4. El imperativo categórico de Kant tiene tres formulaciones, a saber: "Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal"; "Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca sólo como un medio"; "Obra como si por medio de tus máximas, fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines". Cualquiera de las tres formulaciones deja vacío el lugar de "qué" es lo que habría, concretamente, que hacer en cada situación. Eso lo tiene que resolver cada cual.
5. Jacques Lacan: "Kant con Sade", en Escritos 2, Editorial Siglo XXI, nueva edición argentina 2008, página 750. Para una lectura más detallada de este texto de Lacan ver el texto de Michel Sauval "La estructura del deseo sádico", en
http://www.sauval.com/angustia/s8deseosadico.htm.
6. Jorge Luis Borges: "Las tres versiones de Judas", incluido en "Artificios" y en "Ficciones". Disponible en internet en
http://www.literatura.us/borges/tres.html.

lunes, 17 de enero de 2011

Nuestra crítica al programa de los 22 puntos

El 5 y 6 de noviembre se reunió el Foro Salud y Sociedad en el IMPA.
Organizado por el Foro y la Asociación de Profesionales en Formación (residentes y concurrentes de salud del Gobierno de la Ciudad), durante la primera jornada, luego de la presentación y de la mesa de apertura (“Sistema de salud, una deuda política”), distintos panelistas participaron de las mesas de discusión por los “22 puntos por la salud de la República Argentina”.
El 6 deliberó la “Asamblea por la salud de la Ciudad de Buenos Aires” y allí participamos del debate en el que expusimos nuestra posición sobre los 22 puntos.

Los 22 puntos fueron elaborados por el Foro Social de Salud y Medio Ambiente de la
Argentina y pueden ser consultados en
http://www.unesco.org.uy/shs/redbioetica/fileadmin/shs/redbioetica/Documento_PRELIMINAR_Bicentenario_-_22_Puntos_por_la_Salud_en_Argentina_---_Julio2010_1_.pdf.

A nuestro turno, señalamos que Tribuna de Salud sostiene en referencia al primer punto “salud colectiva” que frente a las insatisfechas necesidades sanitarias del pueblo, luchamos por un sistema de salud pública único, de acceso universal, gratuito, al servicio de las masas que hoy se ven privadas de una salud que responda a sus necesidades, y que se encuentre dotada de presupuesto, recursos tecnológicos, profesionales y edilicios y que ese sistema debería estar bajo el control de los trabajadores y de sus organizaciones gremiales y sociales, en el curso de una profunda movilización social orientada a construir una organización social sobre nuevas bases. Porque todas las variantes capitalistas que gobernaron, incluida la del seudo nacionalismo que inspira al régimen de gobierno actual, se han sometido sin excepción, a las políticas de privatización de la salud y abandono de la salud pública estatal pregonadas por el Banco Mundial.

En el curso de la crisis económica internacional que pauperiza a trabajadores y jubilados, que los expulsa de los sistemas de salud y de sus viviendas, que impone planes de ajustes económicos dirigidos a salvar a los capitalistas, a sus estados, a sus empresas y a sus bancos, los estrategas del Foro proponen financiar el sistema de salud desde las rentas generales llevando la inversión pública a los niveles recomendados por la OMS (más del 6% del PBI). Propuesta engañosa, si no se acompaña de la denuncia de que el régimen K, va en sentido contrario: mete mano en las reservas del Banco Central y en el ANSES para pagar a los fondos buitre y subsidiar a los capitalistas. Y está embarcado en un proyecto de ‘Pacto Social’ que significa, ajuste de gastos sociales y de salarios a empleados públicos, maestros y jubilados. Para elevar la inversión pública en salud, o en educación, hay que frenar la política antisocial en curso.
Además lo que no dicen los seudo progresistas que proponen este sistema de financiamiento, es que las rentas generales incluyen el IVA que grava el consumo popular de productos de primera necesidad y que en el caso de Ganancias, castiga a asalariados que gracias a la política del kirchnerismo de mantener atrasada la actualización del mínimo no imponible, los incluye como si fueran grandes contribuyentes. Sectores asalariados que realizan horas extras (particularmente en los hospitales de la CABA) para mejorar sus ingresos, superan ese mínimo y tributan parte de la explotación laboral a la que son sometidos.

Tribuna de Salud propone financiar la salud aumentando el impuesto al capital, a los exportadores que se benefician con un tipo de cambio que les garantiza una mayor extracción de ganancia y al propio gobierno que absorbe dólares para el pago de la deuda externa usuraria.

El superávit fiscal ha desaparecido si se tienen en cuenta los vencimientos de deuda y la deuda con los juicios de los jubilados. Y lo que hay en cuenta corriente, como el superávit comercial (comercio internacional) del que se ufana al gobierno kirchnerista, no financia la salud de los pobres sino que garantiza el pago de la deuda al FMI y a los organismos internacionales acreedores.

Los autores de los 22 puntos evitan concientemente el análisis de la crisis capitalista internacional y lanzan la consigna de “Volver a Carrillo”, ilusionando al auditorio con el regreso del nacionalismo de contenido burgués de la etapa del aumento de la inversión en el hospital público, siendo que el actual es el heredero del menemismo, con privatización de las áreas públicas y entrega de los recursos naturales al gran capital financiero, de la mano de las burocracias sindicales y de las patotas contra los reclamos populares.

La impostura alcanza el cenit cuando proponen crear un Fondo de Emergencia Sanitaria, sin siquiera mencionar el aumento del presupuesto de salud.

“Proponen desechar los créditos de las Instituciones financieras internacionales (BM, BID, FMI, BIRF)…” (6º punto) pero nada dicen de suspender el pago de la deuda externa a esos mismos acreedores internacionales!

Más adelante, el documento se refiere a la producción pública de medicamentos, sueros, vacunas y a la estrategia regional.
Aquí conviene señalar dos aspectos centrales. El primero referente a la creación de una red Mercosur de laboratorios públicos y a la propia reivindicación del Mercosur y de UNASUR.
De ninguna manera podríamos proponer como salida a la crisis sanitaria que los responsables de la bancarrota, dirijan el rescate de la salud pública. Baste como ejemplo la luz verde de los gobiernos de los países que integran el Mercosur a favor de la explotación de la minería a manos de las multinacionales que hoy se enriquecen y destruyen el medio ambiente (¡Argentina!). O el reciente ‘gasolinazo’ de Evo Morales contra las masas explotadas en Bolivia. O la entrega en brazos de los pulpos papeleros de Uruguay, acompañado por la Argentina.
Cuadro agravado por la crisis internacional que atraviesa su cuarto año de colapso.

La segunda cuestión apunta a un debate que damos desde hace 10 años y que se refiere a la médula del problema: no puede haber un desarrollo tecnológico independiente de los pulpos de la industria de los medicamentos sin denunciar y desconocer la ley de patentes y sin un programa que plantee la intervención de la industria farmacéutica, la apertura de sus libros, sus balances y sus estructuras de costos y los beneficios económicos que usufructúan los grupos que concentran la producción de medicamentos.
Adicionalmente, sostenemos que la producción no debe ser pública sino estatal, ya que el carácter público no delimita la política del estado (el carácter público incluye ONGs).
Asimismo la dirección de la producción estatal de medicamentos y la investigación científica, su programa y sus objetivos, deben ser puestos bajo la dirección de los trabajadores, sus organizaciones gremiales y sociales.
Un aspecto no menor es el referente a su financiamiento, el que debería ser irrestricto y provisto por el impuesto al capital.
La política de producción estatal de medicamentos y productos farmacéuticos bajo el control de los trabajadores se enfrenta no solo a los intereses de las corporaciones de la industria sino también a los dictados de la Organización Mundial de Comercio.
Una política independiente del FMI, de los acreedores usurarios y de la OMC, implica el desconocimiento de la ley de patentes y el no pago de la deuda externa.

En lo referente a salud mental, tras 10 años de la Ley 448, el vaciamiento de los hospitales públicos, la catastrófica situación de los hospitales psiquiátricos y el derrumbe de la salud pública en la CABA, dejan al descubierto los límites de la ley.
Lejos de mejorar la situación de la salud mental, asistimos a su vaciamiento a favor de los intereses capitalistas y de su transferencia al sector privado.
Ni se construyeron casas de medio camino, ni se habilitaron los hospitales generales de agudos para la internación de pacientes con esas necesidades ni se incrementó el presupuesto para la salud en su conjunto.
Por el contrario, la situación de los hospitales porteños es calamitosa, el déficit de personal, el deterioro edilicio y el retraso tecnológico, dominan la escena.
La ley nacional de salud mental se inscribe en el mismo escenario.
Sobre el particular Tribuna de Salud se ha pronunciado desde siempre a favor de la habilitación a todos los profesionales del área de la salud mental, para conducir los servicios que se encargan de la materia, disposición que, por otra parte la ley 448 no garantiza (sólo autoriza).
Pero esta reivindicación no puede ocultar el carácter general privatista de las leyes como la 448, que habilitan la privatización de servicios y la participación de la iglesia católica a la hora de las decisiones sobre la salud mental.

Los 22 puntos se pronuncian sobre políticas de drogas y adicciones obviando denunciar a los capitalistas, a los carteles y el entrelazamiento entre los gobiernos burgueses y la producción y el tráfico internacional de drogas.

En otro orden, proponen “la eliminación de las ART retomando así el propio Estado como prioridad en su agenda la salud de los trabajadores” y las modalidades precarias de contratación laboral.
Entendemos sobre la cuestión de las ART, que la patronal debe asumir su responsabilidad y los costos que implica la conservación de la salud del trabajador en el ejercicio de su empleo.
Vale esta observación tanto para la patronal en el empleo privado como cuando el estado es el empleador.
En todos los casos se trata de preservar la salud del trabajador en su empleo, la asistencia por cuenta de la patronal privada o estatal cuando su enfermedad/accidente se produce en ocasión del trabajo, y su resarcimiento económico en caso de sufrir una invalidez ocasionada por el trabajo. De ninguna manera aceptamos que la patronal privada transfiera su responsabilidad y los costos que demanda el cumplimiento de su obligación patronal, al estado.
Asimismo el marco regulatorio para la higiene y la seguridad laboral, expresa el carácter de la política de los partidos que gobiernan e integran el estado; sin duda, el carácter patronal de los partidos de la burguesía, se orienta en favor de sus intereses económicos y de clase.
En ese marco, las ART son sólo un instrumento de aplicación de la política patronal/gubernamental.

La “libertad y democracia sindical” que reclaman (18º punto) resulta un postulado vacío en la medida que no denuncian a las burocracias sindicales de la CGT y CTA que han admitido el deterioro de los salarios, trabajo flexible y tercerizado. El asesinato de Mariano Ferreyra y la lucha de los tercerizados de la línea Roca del ferrocarril, pusieron blanco sobre negro este asunto. La CGT de Moyano amparando junto al gobierno a las patotas de Pedraza y persiguiendo a los obreros que enfrentan a las patronales. La CTA quebrada y paralizada, por cuenta de la subordinación de sus fracciones dirigentes, al gobierno K y al moyanismo una y a la oposición patronal centroizquierdista la otra.

Estos son los aspectos centrales de nuestra crítica a los 22 puntos.
Demás está decirlo, pero aprovechamos para reafirmar nuestro apoyo incondicional al derecho de la mujer al aborto seguro, libre, gratuito y en el hospital público.
Anticonceptivos para no abortar, aborto gratuito, seguro, en el hospital público, para no morir!

Desde Tribuna de Salud señalamos que no suscribimos los 22 puntos formulados por el Foro de Salud y Sociedad, y reiteramos nuestra propuesta central, frente a la crisis sanitaria:

Por un sistema de salud público, de acceso universal, gratuito y bajo control de los trabajadores.
Triplicación del presupuesto para salud.
No al vaciamiento y privatización del hospital público.
Nombramientos para todos los cargos vacantes.
Fuera las empresas de servicios tercerizados y reincorporación al estado de sus trabajadores en igualdad de condiciones que los convenios vigentes.
Paritarias libres, con mandato de asambleas y revocabilidad de los representantes mediante el voto de las asambleas de bases.
Producción estatal de medicamentos y vacunas bajo control de los trabajadores.
Desconocimiento de la Ley de Patentes.
No al pago de la deuda externa.

Tribuna de Salud
Enero de 2011

domingo, 9 de enero de 2011

Respuesta de Jorge Altamira a Norberto Galasso

QUÉ BAJO QUE CAÍSTE, GALASSO
No sorprende que el historiador Norberto Galasso se sume a la campaña macartista desatada por el gobierno nacional y sus cortesanos para criminalizar al Partido Obrero y para combatirlo, como dice uno de sus escribas, “con el Código Penal” –la primera manifestación concreta de la ‘nueva’ política de “seguridad democrática”, para enfrentar la movilización social, que le sopló al oído la estirpe de los Verbitsky a la nueva ministra de Seguridad.
En una ‘carta’ que fue difundida en forma instantánea y profusa, en su mayor parte por los ‘blogs’ alcahuetes del oficialismo (que seguramente no harán lo mismo con esta respuesta), Galasso no pronuncia dos frases inevitables en la boca de cualquier luchador: “la patota de Pedraza” y “juicio y castigo a TODOS los culpables”.
Al revés: “puede caer sobre vos”, dice Galasso, en referencia a Altamira,“la responsabilidad de lo que ocurra a militantes que son víctimas de enfrentamientos como los que hemos visto”.
Se trata, ojo, de una amenaza –claro, desde el campo popular, que no formula al pasar sino que repite: “pensá, nos dice, en los pibes que podés arriesgar”. ¿Este hombre sospecha siquiera el nivel de su bancarrota política y hasta de su bajeza? Estamos en peligro, no por las patotas de Pedraza, Maturana, West Ocampo, Gerardo Martinez, Guillermo Moreno, el ‘caballo’ Suárez, Capaccioli, Otacehé, la policía de Barracas y Avellaneda, la de Soldati, la de Primavera en Formosa, sino por los piquetes ferroviarios, o, para el caso, todos los piquetes de todos los luchadores, y de activistas como Mariano Ferreyra. No hay que purgar al poder político de estas mafias, sino desencadenar una campaña macartista contra el PO. Galasso no llega siquiera a formular una teoría de los dos demonios –para él y los otros cortesanos el demonio es uno solo. Si nosotros somos los responsables del asesinato de nuestro compañero, la patota de Pedraza es un asunto secundario.

Galasso va más lejos todavía: respalda la tesis de los abogados defensores de los asesinos –el “enfrentamiento”– que fue refutada sin atenuantes, tanto por la jueza de primera instancia como luego por los tres jueces de la Cámara del Crimen.
¿No te has dado cuenta, Galasso, del pozo de inmundicia en el que has caído?
Galasso cierra de este modo el círculo de la campaña de criminalización que inició, el mismo 20 de octubre, la Presidenta de la Nación, cuando responsabilizó por el crimen a “los que usan palos en las manifestaciones” y “a los estudiantes que forzaron la puerta del Consejo Nacional de Educación”. Después de esto, vinieron las diatribas del tipo “el PO le tiró un muerto al gobierno nacional y popular”, “los troscos son funcionales a Duhalde” –algo de lo que no se acordaron cuando Kirchner fue llevado de la mano a la Presidencia por el responsable político de los asesinatos de Kosteki y Santillán –que de paso le impuso más de medio gabinete, incluida la mayor parte de los actuales ministros, intendentes y punteros. Después del asesinato de Mariano, el kirchnerista Insfrán se cobró la vida de dos campesinos formoseños tobas, y la policía del jefe nombrado por Néstor Kirchner y la Metropolitana la de dos pobladores de Villa Soldati. Ni las policías, ni Insfrán están imputados; al revés, el gobierno apoya la reelección del formoseño y acabó firmando un pacto con Macri para castigar con la privación de derechos sociales la lucha de los pobladores por la vivienda.

Si el asesinato de Mariano Ferreyra obedeció a la necesidad de defender las tercerizaciones –un régimen de superexplotación para beneficiar a los grandes capitales-, la de los tobas fue ‘funcional’ a los intereses de los terratenientes sojeros y la de Soldati a la especulación inmobiliaria en la Ciudad. En lugar de lanzar la alarma acusadora: ¿A dónde vas Cristina? o la advertencia preventiva: ¿A dónde te estás dejando llevar?, Galasso apunta contra ‘el enemigo principal’, que es, según él mismo, la prioridad que debe tener cualquier ataque político –Altamira y el Partido Obrero. Nos ha convertido en el ‘enemigo principal’ –a nosotros, no a Pedraza. Este es el significado sin falacias que tiene su frase introductoria, en la que asegura tener con Altamira” un punto teórico (sic) común: …crear la sociedad solidaria, igualitaria, donde brote y se consolide el Hombre Nuevo”. En realidad, nos quiere aplicar el Código Penal. Qué patraña, ¿no?.
Galasso califica a nuestros militantes jóvenes como pibes, no por un acto de cariño sino para despreciar la madurez que han alcanzado y la conciencia que tienen de sus propios actos.
En cambio, La Cámpora, que homenajeó a Insfrán en las vísperas del asesinato de los tobas, o la Juventud Sindical de triste memoria, que festejó con CFK en River pocas horas antes del asesinato de Mariano, son para él una juventud maravillosa. La 'carta' de Galasso es una provocación en cada línea y un monumento al caradurismo.
Encubrir a los Pedraza
Galasso no se aparta del encubrimiento de la patota que asesinó a Mariano Ferreyra en ningún momento de su texto. Galasso repite la versión de que “las bandas de derecha” procedieron al saqueo de la estación Constitución, aunque, una a favor de él, se abstiene en este caso de acusarnos a nosotros mismos por esos saqueos, claro que sin denunciar que eso es lo que hizo su ministra Nilda Garré y su compañero de ruta (¿ocasional?) Horacio Verbitsky –ninguno de los cuales apoyó sus infamias en la sede judicial. En cambio, sí lo hizo Juan Pablo Schiavi, secretario de transportes y jefe del subsecretario Antonio Luna -hombre de Maturana y de Pedraza-, quien acusó por los hechos de Constitución a nuestros militantes ferroviarios en el juzgado que dispuso procesarlos por el corte de vías de Avellaneda.

Si es como dice Galasso, ¿por qué no hay ningún imputado por los desmanes de Constitución, cuando el diario La Nación publicó fotos de sus actores y existen los monitores propios de la estación? ¿No pensaste en esto Galasso –al menos en las noches, cuando “el músculo duerme y la ambición descansa”? Pero el encubrimiento de lo ocurrido en Constitución, por parte de la camarilla de la ‘seguridad democrática’, es decir del Código Penal y de los gases vomitivos, obedece a una razón simple: los desmanes fueron armados por la patota de la burocracia ferroviaria, con la intención de revertir la posibilidad de la prisión preventiva para los siete acusados por el asesinato de Mariano, como ya se había expresado antes, pero que a Galasso lo tiene sin cuidado, en los paros de la Fraternidad para “liberar a los presos” y en ‘asambleas’ armadas por la UF en Temperley con el mismo slogan.
Galasso se mofa, con el mismo estilo antiobrero de la prensa ‘destituyente’ (que ahora copia la oficialista) de un corte de “20 muchachos rebeldes”, para ningunear, como lo hace la derecha, la reivindicación del corte: el cese de los despidos y de las tercerizaciones –que reclaman miles y miles en el ferrocarril. Despidos y tercerizaciones que expresan la explotación acrecentada del capital sobre el trabajo y el despojo de los obreros por la burocracia sindical.
¡Pero qué carajo le puede importar esto a la “izquierda nacional”!
Los 250 compañeros que cortaron las vías dejaron al desnudo que el gobierno maravilloso de Galasso no estaba cumpliendo, y sigue sin cumplir, las actas de incorporación a planta permanente de los tercerizados.
Pero el gobierno incumple lo firmado porque tiene una asociación política y económica con esa burocracia, que por ello es un enorme factor de poder en el gobierno nac & pop. Galasso repite como un loro el verso de todo el oficialismo de que, ‘naturalmente’, a este gobierno fabuloso “le quedan muchas cuentas pendientes, mucho para hacer” (la contraseña para la reelección). Si fuera así (admitamos tal cosa por un momento), ¿por qué no pone manos a la obra y echa a los Pedraza de la gestión del ferrocarril, los echa de la secretaría de Transporte, expulsa a los capitalistas coimeros de Ugofe y pone al ferrocarril bajo administración estatal directa, con control de delegados obreros electos? Pero esto que el gobierno no hace, ni ha dicho que vaya a hacer, tampoco lo reclaman Galasso y sus compinches de la corte oficial: avalan la continuidad de la patota en uno de los principales núcleos de poder y al frente de uno de los ejemplos de mayor corrupción económica y desfalco de los fondos nacionales.
Galasso es un simple encubridor que se disfraza con la muletilla de “la contradicción principal”. Los Pedraza son parte del poder kirchnerista –y no en pequeña medida.
Galasso quiere un Hombre Nuevo pero no un ferroviario mejor pago, que trabaje en condiciones menos inhumanas. Galasso: volvé a leer tu ‘carta’ y ponete a llorar.
Pero después de todo: ¿la ‘izquierda nacional’ no apoyó toda la vida a la burocracia sindical –incluso en los criminales años 70?.
El “enemigo principal”

Todo este desvergonzado embuste, que lo coloca en el campo de los encubridores del asesinato de nuestro compañero Mariano y en el de los enemigos de los obreros ferroviarios, Galasso lo justifica con la tesis del “enemigo principal”; hay que apoyar a CFK (y por sobre todo su reelección) para que no triunfe el ‘enemigo principal’, la derecha. En realidad estamos ante un embuste, porque en ningún momento Galasso caracteriza a CFK como un enemigo de clase, aún ‘secundario’, de los trabajadores, ni tampoco propone, bajo ninguna forma, desarrollar una organización clasista que combata al gobierno -al menos como enemigo de clase ‘secundario’. Después de todo, el objetivo de un socialista que combate al ‘enemigo principal’ no es fortalecer al ‘enemigo secundario’, que por secundario que sea es un enemigo de clase, sino aprovechar el debilitamiento del frente de clase en su conjunto que implica una derrota del ‘enemigo principal’, para acabar con la dominación de clase en general.
En definitiva, en lugar de plantear alguna forma de oposición de clase al gobierno capitalista ‘secundario’, o de correlacionar la lucha contra el enemigo de clase ‘principal’ con la oposición a todo gobierno de clase de la burguesía.
Galasso dedica sus esfuerzos a amenazar a nuestros ‘pibes’ con futuros ‘pedrazazos’, es decir, a valerse de los Pedraza como muro de defensa del gobierno kirchnerista. Como ocurre en política con los francotiradores, Galasso se pone al servicio de todas las provocaciones. Precisamente, es una provocación, que Galasso no denuncia ni podría denunciar, el fallo que procesó a nuestros compañeros ferroviarios por “extorsión”, con motivo del corte de vías de Avellaneda, porque convierte a esa condición a cualquier demanda reivindicativa que se apoya en medidas de acción directa efectiva. CFK ha logrado su propósito inicial de criminalizar (código penal) a nuestro partido. Un juez que califica de ‘extorsión’ a una demanda dirigida a una persona ideal, no física, como el Ministerio de Trabajo, no pudo haber actuado de este modo sin que mediara una exigencia del poder político.
El más ‘célebre’ modo de uso de la tesis de la contradicción principal, la ofreció el partido comunista en 1976 cuando llamó a apoyar a la dictadura militar, con la consideración de que el ‘enemigo principal’ eran los Suárez Mason y Menéndez, caracterizados como pinochetistas, frente a Videla.
Es el mismo método que aplica Galasso: fuera del análisis concreto de una situación concreta, siempre hay algún villano al que se puede imputar la condición de ‘enemigo principal’ y, por esta vía, absolver de culpas al enemigo que le sigue en jerarquía. En el ejemplo clásico de la revolución rusa, nadie puede cuestionar que el ‘enemigo principal’, durante 250 días seguidos menos dos, fue el gobierno kirchnerista ruso de Kerensky. Pero durante dos días, cuando el intento de un golpe militar de Kerensky fue usurpado por un golpe militar efectivo de la derecha monárquica de Kornilov contra Kerensky, los bolcheviques en esos dos días convirtieron a Kornilov en el enemigo principal, sin apoyar al kirchnerista Kerensky. La derrota de Kornilov preparó el derrocamiento de Kerensky.
Lo mismo hicimos nosotros con Isabel. Durante dos años, combatimos al gobierno peronista que creó las tres A, produjo el navarrazo en Córdoba, liquidó a la izquierda peronista y asaltó la UOM y la ciudad de Villa Constitución –mientras el resto del arco político armaba un bloque, primero de los 8 y luego de los 9, para defender la ‘institucionalización’ contra un golpe militar. A partir de julio de 1975, con el nombramiento de Videla, produjimos un cambio de orientación, y levantamos la consigna “abajo el golpe”, mientras que los que antes advertían contra el golpe, ahora lo desechaban debido a la asunción de un ‘general democrático’.
Pero mientras nosotros, Política Obrera, convertíamos al golpe militar en el ‘enemigo principal’, el gobierno de Isabel hacía lo contrario: atacaba como su ‘enemigo principal’ a los luchadores, y abría aún más, por esta vía, el camino para la victoria del golpe militar.

La ‘izquierda nacional’ dio todo su apoyo político al gobierno de Isabel y con ello a la política de capitulación frente a los golpistas.
En el caso del gobierno de Illia fue incluso peor, porque el peronismo y la ‘izquierda nacional’ apoyaron el golpe de Onganía, sea en directo o con el llamado a ‘desensillar hasta que aclare’. La"izquierda nacional" y Ramos llegaron a pedirle una definición "nacional" a la dictadura (“De la crisis argentina a un frente patriótico”, folleto de octubre 1978) y caracterizaron más tarde como "militares patrióticos al estilo de Perón" a Seineldín y Rico -éste milita hoy en las filas K.
La ‘izquierda nacional’, que también apoyó al entreguista Frondizi y que sólo se opuso de palabra a la Libertadora, no tiene autoridad para darle lecciones al Partido Obrero.
Galasso aprovecha la ignorancia de su público para reivindicar un apoyo de la ‘izquierda nacional’ al 17 de octubre, lo cual es cierto para el periódico Frente Obrero, pero donde no estaba Abelardo Ramos, el cual en su revista Octubre lo caracterizó, por el contrario, como una lucha interburguesa (“un forcejeo por el gobierno dentro de las clases poseedoras de nuestro país…dentro del cual actuó dividido el proletariado”) (revista Octubre N° 1, noviembre de 1945). Abelardo Ramos no terminó al lado de Menem por casualidad; a Menem también lo votó Galasso en 1989 –siempre con el argumento del ‘enemigo principal’, el UCR Raúl Angeloz, y de la inmadurez de la lucha de clases para luchar por el desarrollo de una oposición de clase socialista. Los campeones de ocupar uno de los campos en disputa, rechazan hacer eso cuando se trata de la lucha de los Mariano Ferreyra contra los Pedraza –y se ponen por encima del muro hablando de un “enfrentamiento”.
Galasso sabe que, al menos en los 60, el más conocido divulgador del tema de las contradicciones, fue Mao Tsetung. Los divulgadores de Mao se encargaron de divulgar, a su vez, la especie del enemigo principal, cuya versión es de origen más antiguo, pues fue el eufemismo del stalinismo para justificar los frentes populares contra ‘la derecha’.
Pero en ese opúsculo vulgar, Mao toma sus precauciones; dice por ejemplo que, en ciertas ocasiones, la contradicción secundaria podía transformarse en la principal. Sabía de lo que hablaba: en dos décadas de “guerra prolongada”, el ejército rojo de Mao había pasado 15 años en una guerra civil contra su ‘enemigo secundario’ –el nacionalista Kuomintang de ChiangKaisek; los otros cinco contra el militarismo japonés, aunque combinado con choques reiterados con sus rivales kirchneristas de China. Visto el resultado final –la victoria de la revolución china– se debe concluir que sin la guerra civil contra los nac & pop del Kuomintang las masas chinas hubieran terminado en la derrota. Mao desarrolló esta orientación en el peor momento de “la lucha de clases" (como le gusta a Galasso), cuando tuvo que recorrer diez mil kilómetros a pie para escapar de sus perseguidores kirchneristas, o sea, los representantes de la burguesía nacional de China.
Puede ser que el gobierno de CFK esté ocupando el segundo lugar en la tabla de posiciones de los ‘enemigos’ de los explotados –con Macri o de De Narváez disputando el primero y segundo puesto con Duhalde. Pero a diferencia de éstos es el gobierno, es decir, el gerente de los negocios capitalistas y el encargado de proteger las relaciones de explotación existentes.
Esto lo transforma de secundario en principal; un obrero no puede reclamar al pelirrojo o a Carrió, y sólo en un espacio limitado a Mauricio. El que no lucha contra el gobierno de turno no lucha contra el poder; orientar a las masas contra la oposición parlamentaria no les rendiría nada, por eso tampoco les interesa.
Solamente en una crisis de poder se plantea la necesidad de distinguir a los campos que se disputan su resultado; en este caso, solamente en éste, hay que distinguir al enemigo de nuestro enemigo, y enfilar las baterías contra el primero –sin apoyar políticamente al segundo.
La ‘izquierda nacional’, por el contrario, se ha integrado a uno de los campos burgueses de un modo estratégico, hasta la última gota de la cicuta –por eso acompañó a Perón, los bolivianos Paz Estensoro y Siles Suazo, los peruanos Haya de la Torre y Alan García, Frondizi, Isabel, hasta la completa capitulación de éstos ante el imperialismo. Siguiendo la metáfora de la niña de 20 años que Galasso quiere enamorar aunque a los 60 ella pueda quedarse sin dientes, los ejemplos advierten que mucho antes de desdentarse la damisela nacional y popular se convertirá en prostituta.
El kirchnerismo

El gobierno kirchnerista es el síndico de la quiebra de 2002: vino a pagar las deudas del menemismo y de la dictadura. O sea, a rescatar el capitalismo, no a transformar las relaciones sociales capitalistas que llevaron a la quiebra. No es menos cipayo sino más, el gobierno que paga la deuda usuraria, que aquél que la contrajo.
Los K la renegociaron a partir de los niveles usureros que alcanzó en 2000/1, incluidos sus intereses. Fue el eje de la reestructuración capitalista del país, en los términos que lo dejó Duhalde-Lavagna. Mantuvo con fórceps (subsidios) el régimen de privatizaciones y todas las formas de trabajo precario y en negro. La Bolsa llegó al tope; se expandió la frontera territorial y financiera de la explotación latifundista de la soja. Galasso saluda la reestatización de las AFJP, pero sin la advertencia que hicimos nosotros –que sería usada para pagar a la usura internacional. La Anses es ahora una AFJP estatal, pues se rige por un sistema de capitalización, no de reparto, y el dinero se invierte en la compra de títulos de la deuda pública. Kirchner hizo lo que ningún capitalista hubiera imaginado en sus mejores sueños: pagar la deuda externa al extremo de reducir su parte flotante, del 200% al 18% del PBI, mediante el recurso de enchufársela a la Anses, al Pami, a la AFIP y al Banco Central.
Se ha ejecutado la mayor confiscación económica del pueblo de toda la historia: el próximo default se lleva puesto, no a los acreedores extranjeros, que de todos modos siempre son rescatados, sino a los jubilados y a la moneda nacional.
Gracias a esto, empieza ahora un nuevo ciclo de endeudamiento, que ha arrancado por las provincias y por el sector privado.
Los capitales extranjeros invaden la Bolsa y los títulos públicos; esto significa, políticamente, que este es su gobierno –sin atarse las manos para cualquiera que ofrezca ir más lejos. Ningún capitalista quiere destituir a un gobierno al que le compra la deuda. Agreguemos a esto la ley antiterrorista que los K hicieron votar al Congreso a pedido de Bush, que proscribe a cualquier organización que se solidarice en forma efectiva con las luchas nacionales de otros pueblos; o el alineamiento con el sionismo frente a Irán –y vemos que Galasso está alineado con los peores intereses del imperialismo. Ah!, la ley de medios, volcada a los intereses de los pulpos de la telefonía y al alcahueterismo oficial de los que encubren a Pedraza; o la asignación por hijo, promovida por el Banco Mundial, que consolida un régimen de exclusión social por referencia al derecho al trabajo, y que pagan los jubilados de la Anses –y hasta por último algunas concesiones sociales o legales, sin las cuales un gobierno del gran capital no podría gobernar ni por un instante en un sistema democrático-electoral.
El gobierno actual es el de los mayores pulpos mineros y petroleros y de los banqueros –los que más han lucrado con la valorización de la deuda pública; del gran capital financiero sojero-exportador; de las privatizadas; y del juego. ¿Por qué diablos un partido socialista no debiera combatirlo?.
A Galasso le parece desacertado caracterizar el conflicto por las retenciones de soja como interburgués –quiere decir con esto que hacemos abstracción de cuál posición era más conveniente para el desarrollo nacional. Pues, precisamente, nuestra posición fue: ninguna. A la defensa de la tasa de ganancia agraria de los sojeros, de un lado, se opuso la defensa del pago de la deuda externa, del otro.
El fracaso del gobierno en este conflicto, lo llevó a recapturar los fondos de las AFJP para evitar el default y pagar la deuda. Luego hizo lo mismo con las reservas del Banco Central; no existe una posición progresiva entre la renta agraria y la renta financiera.
A Galasso lo atormenta, sin embargo, la reelección.
¿Che, Altamira, querés que ganen los Duhalde-Macri? “No te enojés si te lo dicen”, agrega, con ese histrionismo recogido de los bajos fondos. Es el penúltimo bastión argumental de los Galasso. Pero si CFK pierde no será por los recursos que exhiben sus ‘destituyentes’ ni por el Partido Obrero –sino porque es ‘funcional’ a los Pedraza, a los banqueros, a los pulpos mineros, etc., y a la desorganización económica que resulta de jugarse por esos intereses. Pero ¿qué sería la reelección de Cristina, Galasso? Sería la reelección del protector de los terratenientes bonaerenses, Scioli; de los Gioja, los Insfrán, de los representantes del gran capital automotriz y de la enseñanza religiosa, como los Schiaretti o hasta la ‘rentrée’ de Reutemann.
Estos derechistas sin recuperación, se convertirían en los sucesores de CFK. Nadie que no haya caído en una profunda bancarrota política puede plantear una línea como la de Galasso.
El Partido Obrero
El último argumento de Galasso es que “la lucha de clases” (Galasso insiste en esta expresión cuanto más aboga por la colaboración de clases) no ofrece ninguna oportunidad a la izquierda; hay que conformarse con lo que hay. Los kirchneristas no van más lejos, porque la ‘lucha de clases’ no da; la culpa no la tiene ninguna fuerza política, sino la abstracción ‘lucha de clases’. Pero si este es el caso, ¿qué le están ofreciendo a esa ‘juventud maravillosa’ que acaban de descubrir los colegas de Galasso, de Carta Abierta?
Resignación, acomodamiento, cooptación, corruptela y cinismo político.
Galasso tuvo la muy mala suerte de vender su carne podrida contra Altamira y el PO cuando las masas bolivianas se estaban alzando contra el gobierno kirchnerista de Bolivia, que acaba de adoptar el programa de la derecha y recibir su apoyo político. Pero este alzamiento, como otros tantos en Europa y en Asia, son la expresión de la tendencia de los explotados frente a la bancarrota mundial del capitalismo, que se desarrolla a la vista de todos, provocando una degradación social sin precedentes.
En estas condiciones históricas, que necesariamente comportan una transición entre situaciones no revolucionarias y revolucionarias, nuestro partido desarrolla una organización obrera y socialista, que sería imposible sin el desenmascaramiento del ahora sí definitivamente desdentado nacionalismo burgués.
¿Por qué el gobierno ha puesto en marcha todos los recursos del Estado, incluidos los paraestatales de la patota, por un lado, y de los escribas cortesanos, por el otro, contra nuestro partido, el Partido Obrero; por qué nos han convertido en su ENEMIGO PRINCIPAL , si no es, precisamente, porque temen como a la muerte la emancipación política de la clase obrera?

ABAJO EL PACTO CFK-PEDRAZA, fuera la patota de los ferrocarriles y de los sindicatos.

Juicio y castigo a TODOS los culpables del asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra.
Jorge Altamira
7 de enero de 2011