Paremos
el ajuste en los hospitales de la
Ciudad de Buenos Aires
La
semana pasada el gobierno del PRO intentó seguir profundizando el plan criminal
de vaciamiento de los hospitales públicos de la ciudad. El escenario en este
caso fue el Hospital Santa Lucía.
El
servicio de Neurocirugía de este hospital no realizaba operaciones desde el
agosto de 2012 por no contar con la dotación mínima de siete médicos en terapia
intensiva. El 17 de enero pasado, sin mediar ninguna resolución firmada, el
gobierno decidió separar a los cuatro médicos de terapia que quedaban, llevando
al cierre del servicio. Rápidamente, los trabajadores iniciaron la firma de un
petitorio, denuncias en los medios y realizaron un abrazo al hospital logrando
el compromiso de la reapertura del servicio.
En
la ciudad abundan los cierres de servicios por falta de nombramientos, insumos,
equipamientos y ejecución presupuestaria, que luego no son reubicados en otros
nosocomios. El Hospital de Quemados dejó de atender niños por no contar con
sala de Pediatría, algo parecido sucedió con el Centro de Dolor del Hospital
Tornú reducido prácticamente a un solo consultorio, el cierre de la terapia
intensiva del Hospital Durand en pleno brote de bronquiolitis, o el Hospital
Alvarez que a un año de su incendio sigue sin recuperar su capacidad operativa
ya que no terminaron ni la mitad de las obras necesarias.
La
crisis sanitaria no es una postal exclusiva de la capital, el mismo cuadro se
vive en los hospitales nacionales y provinciales del país. Es una política
común de todos los gobiernos sin importar si su filiación es PRO, K o del FAP.
Todos han tomado el camino de la descentralización de recursos y frente a la
crisis fiscal utilizan a la salud como una de las primeras variables de ajuste.
Esto es un atentando más contra las condiciones de vida de los trabajadores
usuarios del hospital público porque no poseen obra social y no pueden pagar
atención privada. Hoy, un paciente oncológico tiene que esperar varios meses
para acceder a una operación de la cual depende su vida.
Los
trabajadores y pacientes no observamos inmóviles esta situación, nos mantenemos
en pie de lucha para defender la salud pública. Así lo demuestran la reacción
de los trabajadores del Hospital Santa Lucía, los miles que participaron del
abrazo al Hospital de Niños de La
Plata , el paro del Hospital Lope de Vega de Moreno por falta
de insumos, el corte de calles de los tercerizados del Finochietto de
Avellaneda por mejoras salariales. Tenemos que avanzar por este camino,
construyendo agrupaciones en nuestros lugares de trabajo para dar pelea y
reclamar: aumento de presupuesto, nombramientos de todos los profesionales
necesarios para reabrir los servicios cerrados, terminar con la tercerización
de los servicios de cocina y limpieza y su pase a planta permanente, el 82%
móvil, la eliminación del impuesto a las ganancias y la resolución de las
carencias hospitalarias (insumos, mejoras edilicias y tecnológicas).
Fernando
Sciortino
Tribuna
de Salud
21
febrero, 2013
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