viernes, 1 de marzo de 2013

El Santa Lucía se puso de pie


Paremos el ajuste en los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires

La semana pasada el gobierno del PRO intentó seguir profundizando el plan criminal de vaciamiento de los hospitales públicos de la ciudad. El escenario en este caso fue el Hospital Santa Lucía.
El servicio de Neurocirugía de este hospital no realizaba operaciones desde el agosto de 2012 por no contar con la dotación mínima de siete médicos en terapia intensiva. El 17 de enero pasado, sin mediar ninguna resolución firmada, el gobierno decidió separar a los cuatro médicos de terapia que quedaban, llevando al cierre del servicio. Rápidamente, los trabajadores iniciaron la firma de un petitorio, denuncias en los medios y realizaron un abrazo al hospital logrando el compromiso de la reapertura del servicio.
En la ciudad abundan los cierres de servicios por falta de nombramientos, insumos, equipamientos y ejecución presupuestaria, que luego no son reubicados en otros nosocomios. El Hospital de Quemados dejó de atender niños por no contar con sala de Pediatría, algo parecido sucedió con el Centro de Dolor del Hospital Tornú reducido prácticamente a un solo consultorio, el cierre de la terapia intensiva del Hospital Durand en pleno brote de bronquiolitis, o el Hospital Alvarez que a un año de su incendio sigue sin recuperar su capacidad operativa ya que no terminaron ni la mitad de las obras necesarias.
La crisis sanitaria no es una postal exclusiva de la capital, el mismo cuadro se vive en los hospitales nacionales y provinciales del país. Es una política común de todos los gobiernos sin importar si su filiación es PRO, K o del FAP. Todos han tomado el camino de la descentralización de recursos y frente a la crisis fiscal utilizan a la salud como una de las primeras variables de ajuste. Esto es un atentando más contra las condiciones de vida de los trabajadores usuarios del hospital público porque no poseen obra social y no pueden pagar atención privada. Hoy, un paciente oncológico tiene que esperar varios meses para acceder a una operación de la cual depende su vida.
Los trabajadores y pacientes no observamos inmóviles esta situación, nos mantenemos en pie de lucha para defender la salud pública. Así lo demuestran la reacción de los trabajadores del Hospital Santa Lucía, los miles que participaron del abrazo al Hospital de Niños de La Plata, el paro del Hospital Lope de Vega de Moreno por falta de insumos, el corte de calles de los tercerizados del Finochietto de Avellaneda por mejoras salariales. Tenemos que avanzar por este camino, construyendo agrupaciones en nuestros lugares de trabajo para dar pelea y reclamar: aumento de presupuesto, nombramientos de todos los profesionales necesarios para reabrir los servicios cerrados, terminar con la tercerización de los servicios de cocina y limpieza y su pase a planta permanente, el 82% móvil, la eliminación del impuesto a las ganancias y la resolución de las carencias hospitalarias (insumos, mejoras edilicias y tecnológicas).

Fernando Sciortino
Tribuna de Salud
21 febrero, 2013  

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