Los K fueron por la inmunidad para sus delitos y el pacto con la Iglesia
Cuando caía la tarde del 24, y después de varias horas de marcha, la gigantesca columna del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia logró ingresar en la Plaza de Mayo. Tuvimos que marchar por Diagonal Norte, luego de serpentear por calles laterales hasta alcanzar la 9 de Julio; una patota del Movimiento Evita mantenía bloqueada -garrote en mano- la Avenida de Mayo. Los organismos cooptados por el gobierno habían retaceado cualquier acuerdo que permitiera la realización de los dos actos, mientras sus voceros anunciaban públicamente su intención de ocupar la Plaza hasta bien entrada la noche. En la misma línea, los funcionarios del gobierno se negaban a recibir a los representantes del Encuentro. Incluso cuando el acto gubernamental había terminado, columnas de La Cámpora prolongaron su permanencia en la Plaza con el único objetivo de hostilizar el ingreso de nuestra columna. Era imposible, de todos modos, que pudieran detener una marcha que se extendía compacta por más de 30 cuadras: ingresamos poco después de las 18 y la última columna lo hizo después de las 20.
Dos actos
La consigna central del acto independiente -suscripta por más de 200 organizaciones populares- fue “No a la impunidad de ayer y de hoy”.
Denunciamos la lentitud y mezquindad de los juicios a los genocidas -al día de hoy, fueron condenados un promedio de apenas dos represores por campo de concentración-, el apoyo de la clase capitalista, sus partidos y la jerarquía de la Iglesia al golpe del ‘76, así como la persecución actual contra los luchadores -más de 5.000 judicializados, 19 muertos en protestas sociales-, la alianza del gobierno con la ‘rosca sojera’ y las megamineras, y el pago de la deuda externa. También denunciamos a la burocracia sindical y la ‘tercerización de la represión’ a la través de sus patotas (el reclamo de perpetua a Pedraza por el crimen de Mariano ocupó un lugar destacado), el intento de imponer un ‘punto final’ en la causa por la masacre de la Amia y el espionaje oficial sobre las organizaciones populares a través del ‘Proyecto X’. El documento leído en el acto de Memoria Verdad y Justicia denunció la represión de ayer y de hoy y la responsabilidad política del gobierno en esa continuidad, y proclamó su apoyo a las luchas actuales de los trabajadores.
El acto oficialista, en cambio, estuvo centrado en el apoyo político al gobierno; en particular, a las maniobras oficiales para copar el Poder Judicial y obtener la inmunidad judicial para los funcionarios K, y a una supuesta ‘democratización de la Justicia’ que constituye un severo ataque dirigido, no a la corporación judicial, sino a los trabajadores. En las once carillas de su documento, por ejemplo, ni siquiera se menciona la masacre de Once.
La batalla contra el copamiento oficial de la Plaza mostró la inconsistencia de un bloque intermedio, que se dividió entre los dos actos. Es el caso de las organizaciones de Marea Popular y sus aliados.
La tribuna de los luchadores, este 24 de marzo, fue la de Memoria, Verdad y Justicia.
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