viernes, 3 de agosto de 2012

Los cartoneros de la burocracia sindical


LOS “CARTONEROS” DE LA BUROCRACIA SINDICAL
por Néstor Pitrola

Se pueden discutir muchas cosas, pero no hay dudas del despliegue de medios y recursos informativos de Lanata. El autor de “Periodismo para todos”, chequeó ingresos “blancos” de algunos capitostes sindicales. El ex agente de inteligencia Gerardo Martínez, quien capitaneó la d
elegación que se reunió con Cristina, gana 56 mil pesos mensuales; Andrés Rodríguez de UPCN, conocido por su “piara” de carrera, 92 mil; Belén, el facho que atacó en el 2009 a la “zurda loca”, 31 mil; Pignanelli, el nuevo “gordo” del Smata, 60 mil -17 mil le paga el sindicato y 43000 ¡la Mercedes Benz! (Clarín, 21/7).
A Lanata le faltaron en la nota de Clarín, miembros opositores al gobierno. Corrigió el error parcialmente mostrando las mansiones de Moyano por televisión, a nombre de Zulet, su pareja que capitanea un holding empresario, sabido es que, por si las moscas, Despresbiteris, el testaferro ex chofer que preside Covellia, cubre las espaldas de Moyano por si hubiera divorcio; recordemos que la concesionaria de recolección de basura factura 700 millones al año y alguno de sus extraños domicilios es visitado sistemáticamente por Moyano. Tampoco se acordó Lanata de “Luisito” Barrionuevo, el golfista famoso por los asados de sindicalistas en sus mansiones, quien festejó recientemente sus 70 añitos en Parque Norte con 600 personas, caviar, langostinos y yacaré, o de las 4x 4 de Venegas, patrón y dueño de las unidades básicas del peronismo de Necochea. Lógicamente, en este contexto, los 16 mil pesos mensuales de Ongaro, son un salario básico, cuando, además nunca se probó el rumor de sus acciones en Ciccone a la cual prestó millones de los fondos sindicales en anteriores convocatorias de acreedores. Fue injusto también Lanata al no recordar a los mártires, como Palacios, el cofundador del MTA de Moyano, que se tuvo que apartar de la UTA porque no pudo explicar un campo de 12 mil Has en Henderson, a la postre su tumba política y física, porque se mató viajando al campo. O, al finado José Rodríguez, entregador de la Comisión Interna de Mercedes a la dictadura, quien tuvo que retirarse igual que Palacios por el desfalco a la Obras Social que hicieron él y su hija, también terratenientes. Todos; verdaderos “cartoneros”.
Se suele indentificar a la burocracia sindical por su enriquecimiento. Esto lo difundió como consigna el morenismo en los 80: “abajo los dirigentes millonarios”. El planteo salva a estamentos más bajos del aparato burocrático que sin embargo, forman parte de la pirámide de una casta cuya función histórica es representar la defensa del régimen capitalista al interior de las organizaciones obreras. Así tenemos miles de cuerpos de delegados burocráticos, basados en prebendas, como no ir a trabajar y “darse una vuelta de vez en cuando” o el aparato de las seccionales, dependientes de los fondos centrales, circunscriptas a áreas locales del “negocio” del colaboracionismo sindical.
El degennarismo, -entrevistado especialmente por Lanata-, impugna el sindicalismo empresario, pero para ellos no existe la categoría de burocracia sindical. El entrelazamiento de la burocracia sindical con los negocios capitalistas, su explotación de empresas tercerizadas, su enriquecimiento, como sus patotas y su dependencia del poder patronal, son expresiones superiores de la podredumbre de la burocracia sindical peronista. El concepto de burocracia sindical, muy extendido en los 70, hoy ha sido reintroducido por la izquierda revolucionaria lo que constituye una conquista política, en función no sólo de un programa, sino de una cultura, una tradición, obrera y socialista.
La clase obrera terminará con la burocracia sindical en la medida que coloque a los sindicatos en función de una salida anticapitalista, esa es la función de las nuevas direcciones clasistas que terminarán con la corruptela en las organizaciones obreras poniendo sus cuentas y acciones bajo control de la asamblea obrera. La expulsión de la burocracia, es parte del camino del movimiento obrero hacia su fusión con la izquierda revolucionaria.

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