Un primer balance del 25 de octubre
Contra lo que habíamos previsto, la novedad en el
escenario electoral tuvo lugar en el campo de los partidos capitalistas del
ajuste – no en el lugar que ocuparía allí el Frente de Izquierda. Las señales
anticipatorias estaban, sin embargo, a la vista, pues, incluso desde las PASO,
emergía la posibilidad de que la candidata del macrismo derrotara al FpV y al
PJ en la provincia de Buenos Aires, y en este caso de que Macri entrara a la
segunda vuelta. La agenda política que centró la preocupación de los electores
no fue el ajuste, en el que coincidían los principales candidatos, a pesar de
que la discusión sobre la salida a la crisis económica ocupó una atención
dominante en la última fase de la campaña. La motivación principal del
electorado fue impedir una victoria de Hannibal Fernández en la provincia de
Buenos Aires y del aparato de intendentes bonaerenses, y más allá de la Provincia la continuidad
de aparatos como el de Milagro Sala o la Cámpora. “Hannibal Fernández fabricó la caída de
‘Scioli para la Victoria’”.
El voto progresista contra los exponentes del autoritarismo, la represión y el
espionaje, por un lado, se combinó, por el otro, con el apoyo al campo que se
definió con mayor contundencia por una salida devaluatoria. La fuerte
‘dolarización’, fomentada por el gobierno K, sea por medio del ‘dólar-ahorro’ o
las operaciones de Bolsa, pone a una parte de la clase media a favor de la
devaluación. Los ‘mercados’ han saludado la victoria de Macri con una fuerte
suba de los bonos de la deuda pública y de las acciones. Los votos progres de
Stolbizer en las PASO se pasaron en masa al macrismo, no al Frente de Izquierda
– sin afectar a la candidatura de Massa, que creció algunos puntos respecto a
las PASO.
Lousteau
En la semana previa a los comicios se empezó a dar
“la gran Lousteau”: así como hubo una corrida electoral hacia Lousteau contra
Macri-Larreta en el último tramo del balotaje porteño, ahora ha habido una
corrida hacia Macri contra Scioli-Hannibal en la elección nacional. Los que
pedían al Frente de Izquierda que votáramos a Lousteau para derrotar a Macri en
la Capital,
ahora le pedirán que vote a este Macri en la segunda vuelta electoral contra
Scioli. Curiosamente, el ‘voto útil’ que inventó Massa para sacarle votos a
Macri, favoreció a Macri contra Sciloli. El llamado ‘voto útil’ no fue un
instrumento publicitario ingenioso para sustraer votos a las terceras fuerzas
sino la expresión de una corriente electoral para impedir que los Hannibal
Fernández, los Berni, los Curto y los Fellner-Sala siguieran en el gobierno. Es
lo que había anticipado la rebelión en Tucumán contra el fraude, donde ahora
Scioli retrocede respecto a las PASO. Se plantea la posibilidad de una salida a
la De la Rua,
donde el voto progresista apuntala una salida ajustadora. El ascenso del
macrismo tiene como base esta contradicción política, cuya dimensión se verá
con el desarrollo de la política de devaluación y tarifazos. La tapa de Clarín
en el fin de semana de la veda, que anuncia la victoria de Scioli en primera
vuelta, es un testimonio de la desorientación que ha caracterizado al
‘establishment’ en esta etapa, de un lado, y de la fragilidad del ascenso
macrista, del otro. El macrismo ha sido el beneficiario fundamental del planteo
de la ‘renovación’, en el sentido generacional y candidatos sin trayectoria.
Frente de
Izquierda
De acuerdo a los resultados provisorios del domingo a
la noche, nuestro Frente de Izquierda repitió el porcentaje de las PASO, o sea
que no capitalizó los votos que dejaron la izquierda y centroizquierda que no
superaron el piso de las PASO. El Frente de Izquierda no ha conseguido la
aspiración mínima de agregar tres diputados nacionales, aunque pelea el ingreso
de Néstor Pitrola por el distrito bonaerense. Este resultado no indica para
nada una derrota política, pero sí un fuerte frenazo, que relega el nivel de
protagonismo político de cara a la nueva etapa que se iniciará luego del
balotaje del próximo noviembre. Un balance completo exige conocer cuál ha sido
el grado de reclutamiento militante que hubieran conquistado el Frente y sus
partidos, que es el criterio decisivo. La experiencia enseña que los ajustes y
crisis que se prevén no garantizan un crecimiento de la izquierda
revolucionaria en un futuro inmediato si ella no ingresa a esa etapa de ajustes
y crisis con una mayor penetración previa en la clase obrera y la juventud. Una
característica de estas elecciones es que el electorado no parece tener
conciencia del alcance del ajuste que se viene, a diferencia de lo que ocurrió
en 2001, pero repitiendo lo de 1999. Este desnivel entre la tendencia objetiva
de la crisis, por un lado, y la comprensión que tiene el electorado, por la
otra, ha sido el factor objetivo de los resultados menores a los esperados del
Frente de Izquierda. No se puede reivindicar un cuarto lugar electoral cuando
es el producto de un derrumbe espectacular de Stolbizer y no de un crecimiento
propio. La auto proclamación electoral a cualquier precio es una manifestación
de electoralismo.
América Latina
Es muy probable que el ascenso espectacular del
frente macrista tenga un impacto grande en los países gobernados por el sector
bolivariano, en especial Venezuela y Ecuador, y en el futuro del gobierno de
Dilma Roussef. Le da un impulso poderoso al macrismo continental. En Argentina,
la experiencia ‘nacional y popular’ ha caído bajo su propio peso, su propia
responsabilidad, sus propios límites de clase y sus propias contradicciones.
Pero este macrismo latinoamericano no tiene la base social ni la capacidad
política para implementar los violentos ajustes que impone la crisis en América
Latina, sin atravesar convulsiones igualmente violentas. Es imperioso que en el
continente la izquierda combativa se separe del cadáver del chavismo y del
centroizquierdismo y se organice políticamente en forma independiente para
capacitar a las masas a librar una lucha de alcances históricos. El Frente de
Izquierda debería convocar a una conferencia latinoamericana para debatir sobre
la nueva situación que han creado, la enorme crisis económica, de un lado, y el
agotamiento bolivariano y centroizquierdista, del otro. Todo indicaría que una
victoria de Macri en el balotaje debería reforzar considerablemente al macrismo
de España, la nueva organización Ciudadanos, donde habrá elecciones nacionales
el 20 de diciembre próximo. Ciudadanos, que reúne la mayor parte de las
características del macrismo, es un cuestionamiento a la derecha franquista de
España desde una derecha ‘renovada’, que arma alianzas, donde le conviene, con
el Psoe e incluso Podemos.
Balotaje
La segunda vuelta se presenta ahora de un modo
completamente imprevisto. Scioli se presentaba, en el escenario anterior, como
el ajustador que contaba con el aparato para imponer políticamente el ajustado
– los gobernadores, intendentes del conurbano, burocracia sindical. Pero con la
victoria descomunal del macrismo en la provincia de Buenos Aires, el
acercamiento del cordobés Schiaretti al macrismo y la disposición del salteño
Urtubey a lo mismo, el frente de Macri – que ya tiene el gobierno de la Capital - entra al
balotaje con el respaldo de un aparato estatal más sólido que el de Scioli. Se
trata de un giro violento en la competencia política. La gran burguesía y Obama
van a cambiar de caballo y podrán apoyar a su candidato preferido. Es un
escenario que margina al Frente de Izquierda, que llama a votar en blanco, como
no podría ser de otro modo, y deja en evidencia el frenazo recibido el domingo
pasado. Proponemos una campaña de asambleas de militantes y simpatizantes que
discutan un balance a fondo de las elecciones y de la situación política que ha
derivado de ella, y que elaboren un plan de movilización y objetivos
prioritarios para la nueva etapa. Las contradicciones y conflictos de esta
nueva etapa darán un impulso decisivo a la izquierda revolucionaria.