Moyano: quedan 24 psicólogos para 900 internas.
Los
profesionales denuncian que ingresan abruptamente a los consultorios para
controlar su tarea.
Por
Franco Spinetta.
El
conflicto salió a flote tras el recorte ordenado por el Ministerio de Salud. Y
si bien las diferencias entre directivos de los hospitales y las autoridades
ministeriales se resuelven, en general, puertas adentro, esta vez hubo una
excepción que rompió la silenciosa regla: el Hospital Neuropsiquiátrico Braulio
A. Moyano, cuyo director, Alberto Monchaboln Espinoza, renunció luego de
negarse a aplicar el ajuste. Rara vez sucede. Los directores de los hospitales
no suelen atentar contra la convivencia pacífica que reina gracias a un complejo
entramado de intereses sindicales, empresariales y políticos.
El
delicado equilibrio se vio afectado cuando la Defensoría General remitió un
pedido de informes a 13 hospitales porteños. No acusaron recibo 12 de los
interpelados. Pero el Consejo de Asesoramiento Técnico Administrativo del
Hospital Moyano devolvió una respuesta contundente. “La Resolución 1657 es de
imposible cumplimiento, en virtud de que afectaría la atención de las más de
novecientas pacientes internadas y del más de centenar de pacientes que se
atienden en los consultorios externos.” ¿Alguna duda?
El
Moyano es el único hospital porteño que atiende a mujeres con patologías
psiquiátricas. Además de las internadas, se atienden unas 6 mil consultas
mensuales en forma ambulatoria. Aunque la demanda de atención crece sin pausa,
desde 1992 que no se nombran psicólogos titulares, que son apenas 24. En el
Moyano el recorte implicaba reducir a la mitad las horas de suplencias de
guardias (pasaban de 500 a 250 horas mensuales). En la práctica, cinco áreas
del hospital quedaban fuera de servicio y otras siete se reducían
drásticamente. Esto, según los directivos, ponía en riesgo el funcionamiento del
hospital.
En
otra nota, el director del Moyano, Monchaboln Espinoza, informó que todos los
jefes de unidad de los servicios asistenciales le solicitaron conservar las
horas de suplencias de guardia para poder “sostener los servicios en
funcionamiento”.
Monchaboln
Espinoza decidió no aplicar la resolución 1.657 porque la “estructura de
recursos humanos es escasa, y de darse cumplimiento efectivo al número
establecido por la resolución la mayoría de los servicios se quedaría sin
profesionales que asistieran a las pacientes (tanto internadas como de consulta
externa)”. Luego, dio en la médula del problema: los cargos son cubiertos con
suplencias de guardias ya que “no fueron concursados porque carecen de
vacantes”.
La
renuncia de Monchaboln Espinoza no bastó. En su lugar nombraron a una
vicedirectora (es decir, el hospital está virtualmente sin dirección), Norma
Derito, quien anunció su intención de “ordenar” el Moyano. Derito desplegó
inmediatamente el manual de la persecución laboral. Primero, intentó poner en
marcha el ajuste al que se había negado Monchaboln Espinoza, aunque se
encontró con la resistencia del Servicio Social y el área de Psicología.
Luego, autorizó el desembarco del Ministerio de Modernización, que puso en
marcha seis auditorías en forma simultánea.
La
Asamblea de Profesionales del Hospital Moyano elevó un informe a la Defensoría
del Pueblo exigiendo una intervención ante la delicada situación. Diario
Z accedió al texto enviado a las oficinas del defensor Alejandro
Amor. Allí relatan, entre otras cuestiones, que los agentes del Ministerio de
Modernización “controlan meticulosamente tanto los horarios de ingreso y de
salida como los partes y comisiones”.
También
se hicieron auditorías en el lugar de trabajo “ingresando en los servicios con
personal de vigilancia donde se realiza la internación de pacientes femeninas
con padecimiento psíquico, muchas de las cuales se sintieron incómodas y se
descompensaron”. Como resultado, a 69 profesionales se les “bloqueó” el sueldo.
Y en una asamblea reciente, Derito aseguró, desafiante, que tiene en sus manos
otra “lista de agentes en una situación similar”.
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