Ayer
los diarios anticipaban la noticia del domingo.
MI
se mudaba por temor a la inseguridad.
Jéssica,
atormentada en el norte porteño, huía de los intentos de asalto a su edificio.
No
era el ataque de los vándalos sino la inconfortable lejanía que los separaba.
El,
debe viajar al sur bonaerense, para visitar a sus familiares más cercanos.
Allá
en el sur, del que Manal hiciera su mejor poesía, entre “un trozo de este
siglo”, los barrios industriales no le fueron afectos.
Perdió en su propia guarida. El norteño tigrense, le robó la sonrisa ganadora y hasta se fotografiaron con sus esposas, cual turistas embelezados por
Tenían
problemas y los solucionaron.
La
vivienda fue el problema de esta pareja desacostumbrada al rigor porteño.
Viajar,
sudar, sufrir.
No.
Definitivamente no es para ellos.
Decidieron
mudarse.
¿Acaso
eligieron el módico Almagro, de costumbres cambiantes, cosmopolita en sus
restaurantes y de acentos latinoamericanos de lejanas tierras?
¿Eligieron
el costumbrista Monserrat, de viejos candombes y estaños gastados por
parroquianos acodados y embriagados del alcohol?
¿Optaron
por el oeste porteño, que en Flores cobija vendedores como en la vieja Recoba,
aquella de las jornadas de Mayo?
No.
Ni
pienses en Constitución, dijo la blonda todo terreno.
Es
que la inseguridad nos acorrala…y solo estaremos seguros ¿adivinen dónde?
Sí.
En
Puerto Kirchner. Perdón, Puerto Madero.
¡Es
que en esta época, todo es K!
Los
muchachos festejan la llegada de la nueva pareja. Cristóbal los felicita por la
elección.
Lázaro
esta requete contento.
Ahora
estamos casi todos, dicen que dijo Cristina, que también tiene su monoambiente
en la costa sur de la Ciudad.
Cuando
éramos chicos, mi papá nos llevaba a visitar la Ciudad Deportiva , promesa de
Alberto J. Armando, que trastocó en Reserva Ecológica y mutó a paraíso
financiero, donde hace mucho, el pobrerío disfrutaba de los balnearios
populares.
Era
de Boca. Le creyó a Alberto J.
Pensándolo
bien, creo que tendrían que llamar al Gordo Bolú y hacer las reservas para una
estancia más confortable.
La
quinta se les va a llenar de amigos.
Oyarbide
juega a la ruleta rusa, con dos balas: una es para él. La otra tiene varios
candidatos.
Bien
lo sabe el riojano: si les decía lo que iba a hacer, no me votaban.
Luis
Trombetta
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