Los últimos acontecimientos ocurridos en el Hospital Muñiz han conmocionado la vida cotidiana.
Hemos vuelto a tener pacientes que evocan las épocas pasadas, particularmente por el protagonismo de pacientes con graves trastornos de la personalidad, de imposible adaptación al medio social de la internación en nuestras salas, con un perfil de adicciones y abstinencia, que supera la capacidad de trabajo de médicos, enfermeros y en general, del propio hospital.
Hemos vuelto a tener pacientes que evocan las épocas pasadas, particularmente por el protagonismo de pacientes con graves trastornos de la personalidad, de imposible adaptación al medio social de la internación en nuestras salas, con un perfil de adicciones y abstinencia, que supera la capacidad de trabajo de médicos, enfermeros y en general, del propio hospital.
Esta situación se agrava ante los hechos producidos y por buena parte de nosotros conocidos: el incendio de la sala 17 y la crisis desatada en la sala 20 por el comportamiento de un enfermo con las características ya señaladas.
Este último episodio se repitió nuevamente con el pase del enfermo por otras salas del hospital y ha tomado público conocimiento.
El problema central es que el hospital Muñiz no puede hacerse cargo de este tipo de pacientes, de claro diagnóstico psiquiátrico, que tampoco son asistidos en los hospitales que corresponden.
Demuestran un aspecto de la crisis de la salud en la Ciudad: hospitales sin recursos, vaciamiento de la salud mental.
En este escenario se produjo el incendio de la sala 17.
El hecho no tomó estado público a través de los medios de comunicación, si bien fue conocido por una buena parte del personal del hospital, hasta que hoy fueron publicadas varias fotos de la escena, con las ambulancias y el camión de bomberos, en una de las más grandes redes sociales actuales.
Simultáneamente se produce la agudización de la crisis originada en la presentación del Master Plan, ya que el mismo fue avalado por la AMM, SUTECBA y UPCN (que aunque este gremio no tiene peso en nuestro hospital, interviene en la negociación a través de otros hospitales).
Hay más hechos que "conmocionan" la vida y el trabajo de los médicos en otros hospitales, pero lo cierto es que la falta de una comunicación y un panorama de todo lo que ocurre en la salud de la Ciudad, nos basta y sobra con los problemas que conocemos.
Me refiero de esta manera a graves denuncias en el Penna que han sido expuestas por la conducción de la AMM, pero que seguramente se desconocen en las bases del gremio.
No es un dato menor: se elige la información a transmitir, de acuerdo al impacto que se quiere lograr.
Todos conocen mi opinión sobre el Plan Master y el contenido de mi crítica.
También, algunos de Uds. conocen mi opinión sobre la situación vivida en los últimos días respecto al paciente que originó la conmoción señalada.
No sabemos ni tenemos un informe completo de lo ocurrido en la sala 17.
Versiones dicen que fue un acto no exento de responsables materiales.
De cualquier manera, la situación dejó de manifiesto la precariedad del hospital en este y otros temas.
Para terminar, todos saben que tenemos una organización gremial y si la información no ha tomado estado público, como debió ser en resguardo de los trabajadores, a fin de no exponernos a nuevos perjuicios, tampoco esa organización gremial (AMM) ni tampoco las otras que representan a los trabajadores en el Muñiz, han dado ninguna información al respecto.
Entiendo que la preocupación que generan situaciones vividas, los peligros, las consecuencias de la falta de previsión, la incapacidad de dar solución a nuestros problemas, que en muchos casos exceden al propio hospital, como ocurrió con el paciente comentado y el fracaso de las acciones emprendidas, provoquen un grave disturbio en el trabajo, comparado con los efectos de cualquier síndrome post traumático (ya en el plano más académico) en el que se vivieron situaciones similares.
En la Ciudad hay una política de salud.
Hay funcionarios a cargo.
Hay un Jefe de Región Sanitaria.
Hay un Ministerio a menos de 500 metros de la entrada principal del Muñiz.
Opino que hacia allí se deben dirigir los reclamos, la solicitud de explicaciones y las soluciones necesarias.
Hacia adentro del Muñiz, la inexistencia de una representación gremial médica que tome la iniciativa para dar solución a nuestros problemas, es un hecho consumado e indiscutible.
Resta el camino de la autoconvocatoria y de organizar una respuesta sindical, al vacío generado ex profeso por la dirigencia oficialista de la AMM.
Inclusive, ante las voces que se critican como insuficientes, es necesario proponer un camino de salida.
No basta con decir lo que pasa ni con el diagnóstico de la situación.
Eso ya lo sabemos todos.
Lo estamos viviendo a diario.
Pero tampoco servirá lanzarse a una crítica que no ofrezca un canal de organización y acción.
Propongo organizar una forma de comunicación horizontal, entre y desde los distintos servicios, las distintas dependencias y preparar una reunión, asamblea o como se desee llamar, para intentar organizar la respuesta a los graves problemas que tenemos.
Luis Trombetta
2 comentarios:
una reunion la llamaria...para empesar...no nos vendria mal un dialogo cara a cara que nos acerque
Que genio sos Luis y que generoso !!
Lo que mas admiro y siempre admire es tu capacidad de generar esperanzas !!
Idolo a tomar como modelo, gracias por todo !!
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