martes, 5 de mayo de 2020

Reflexiones sobre el covid19, los trabajadores de salud y la economía


Conviene aclarar algunas cuestiones, ya que un análisis equivocado, como siempre, lleva a conclusiones aún peores.

No sé cómo se asevera que los  testeos voluntarios en las estaciones de tren están mal realizados.

Lo cierto es que el examen serológico determina un pool de IgG e IgM, con buen valor de sensibilidad y especificidad.
Los resultados se obtienen luego de 20 minutos aproximadamente, y la muestra es por punción del dedo (gota de sangre).
El equipo está estandarizado.

Estas determinaciones rápidas no establecen la presencia del virus.
Los casos positivos deben realizar una PRC (prueba molecular) que demora entre 6 y 8 horas; las personas que tienen serología positiva deben ser aisladas hasta obtener el resultado de la PCR.

Como cualquiera opina sin saber, las conclusiones son nefastas.
El universo que se testeó en Constitución, fue voluntario y no delimitó una cohorte particular.
La persona que quería lo realizaba.
Obviamente, todos asintomáticos!

Ni uno de los testeos dio positivo, porque las personas que viajaban y fueron examinadas, no tenían ni síntomas ni experiencia/contacto con el virus.
A pesar de los opinólogos, es una buena noticia.

Significa que no había circulación viral entre los individuos estudiados.
Una muestra pequeña, voluntaria y de la que no se podrán obtener más conclusiones que los resultados hallados.

Para los que denuncian el crecimiento de los casos en los centros de mayor concentración urbana, debo decirles que esa es la característica del comportamiento del covid19.
Lógicamente, a pesar de los opinólogos, en los distritos de menor concentración poblacional, habrá menos casos.
Lógica de almacenero.

Sin embargo, el crecimiento de los casos sigue siendo bajo.
Y los casos sospechosos, en su mayoría terminan siendo negativos!
Por suerte, a pesar de la mala leche de muchos críticos, tenemos pocos casos de personas enfermas.

Hacer un pronóstico de catástrofe, es la anticipación del apocalipsis, el que nunca hasta ahora sucedió.

Entiendo que algunos critican por criticar, pero la realidad se impone.
No tenemos la expansión de la pandemia sino que estamos transitando un crecimiento limitado, afortunadamente.

Los que descubren que la salud estaba en terapia, deberían analizar el cuadro completo y denunciar el negocio capitalista de la salud.

Hay que examinar el problema desde la perspectiva de la sociedad de clases.

La cantidad de camas, recursos físicos, pueden o no ser suficientes, pero el problema no es medir si en el caso de la catástrofe...qué sucedería.

En primer lugar porque si ocurre el apocalipsis, la situación sería otra absolutamente distinta.
Informes serios señalan que en el curso de la pandemia en nuestro país, han disminuido los casos de afecciones vasculares graves (IAM. ACV) y es ostensiblemente menor el número de consultas ambulatorias, más allá de las limitaciones del aislamiento.

Si hacemos un análisis de los casos entre trabajadores de salud en general, vamos a tener que diferenciar los diferentes tipos de exposición de cada uno, ya que no es lo mismo trabajar en circuitos cerrados, en una guardia, en una UFU, en un geriátrico o en una clínica privada.

Ahora resulta que muchos descubren que los geriátricos no estaban habilitados y que el personal era multifuncional.
Se despertaron tarde.

En los servicios donde se trabaja con enfermos sospechosos o confirmados, los equipos de protección personal no pueden faltar, porque no podrían atenderlos.
Es como pensar que el cirujano ingresa al quirófano y no tiene las manos lavadas, no usa camisolín y no tiene guantes.
En los lugares de atención que no cumplen con las medidas de bioseguridad, y que asisten a pacientes respiratorios febriles el riesgo es mayor.
Si faltan EPP, hay que reclamarlos.

No tenemos casos de contagios provenientes de contactos primarios en áreas dentro de los hospitales.
No es un dato menor.

En opinión de muchos colegas, el lugar de trabajo, bajo las condiciones adecuadas, es el lugar más seguro.
Lo sabemos desde la epidemia de tuberculosis intrahospitalaria ocurrida en 1994.

Hasta hoy, no se produjo una expansión en los servicios de salud, ocasionados por contacto en las áreas de trabajo, o en circuitos que están debidamente aislados.
No hay casos de contagio en áreas de trabajo covid en los hospitales públicos de la CABA.

Los casos encontrados, tenían relación epidemiológica extrahospitalaria.
No estamos observando un crecimiento particular.
Lo que sucede es que el denominador de casos comunitarios es bajo y el personal que atiende enfermos fuera del sector hospitalario público, tiene mayor número de casos, porque está en contacto directo con personas positivas (tal el caso de los geriátricos, ejemplo de multiempleo y multifuncionalidad).
La proporción entonces resulta mayor.
Si crece el número comunitario, baja el numerador (salud).

Quienes trabajamos en áreas covid, sabemos que tenemos que cumplir con todas las medidas de bioseguridad.
¿Hacer testeos masivos?
Serviría como encuesta epidemiológica, pero nada más.
¿Dónde sería adecuado?
En áreas de trabajadores de la salud, para evaluar la posibilidad de portadores que eliminen virus.

En un hospital, todos son trabajadores de la salud.
Incluso el vendedor del bar!

Entonces, es muy difícil establecer el origen de un posible caso.
Es el problema del contagio horizontal.
Ya lo vivimos con la gripe.
Y también con la tuberculosis.

Obviamente, una apertura del transporte, de la actividad comercial, de la industria, incrementará por lo menos el riesgo, sino los casos.
Las industrias deberán iniciar la apertura bajo condiciones de bioseguridad: ¿cómo sería una línea de montaje? ¿Se podría cumplir el distanciamiento social?
¿Cómo se manejaría la industria automotriz?

Hay sobrados ejemplos que requieren respuestas precisas y no la vaguedad de comisiones, ya que el problema es nuevo y se requiere mucho estudio para establecer medidas seguras.

La apertura económica reclamada desde muchos y distintos sectores, que incluyen pequeños comerciantes de barrio hasta multinacionales (Techint), obedece a la crisis de consumo.
La caída del consumo es el problema central.
Y por supuesto, la caída de las exportaciones.

Los que proponen la unificación del sistema de salud, desconocen que el sistema ya está unificado.

Los subsectores en que se distribuye el negocio capitalista de la salud, están unificados bajo el capitalismo desde hace rato.

Reclamar un sistema único, es desconocer que los límites de los subsectores ya no existen.
Todo el negocio de la salud, está dividido en diferentes patronales, todas bajo las mismas condiciones sociales.

Lo que tendríamos que reclamar es el control del estado de todo el sistema, y en tal caso, sería una medida limitada, porque el carácter del estado, determina los intereses de su administración.

La fragmentación del sistema sanitario nacional, es solo una fragmentación del financiamiento y de los orígenes del mismo.
La desregulación de las obras sociales, la disolución de los límites de la seguridad social, operan en sentido de la unificación del sistema, con diferentes patronales.

Luis Trombetta.
Médico infectólogo.
Prof. Adjunto UBA

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