sábado, 16 de enero de 2016

Hospitales porteños. La calma que precede a la tempestad

Hospitales porteños
La calma que precede a la tempestad

El 2015 concluyó con una inflación que licuó los aumentos salariales otorgados en los acuerdos paritarios que firmaron el gobierno porteño, la Federación de Profesionales y la Asociación de Médicos Municipales.
Es ocioso explicar el impacto de la devaluación en el poder adquisitivo del salario.
La negociación del 2015 incluía un adelanto a comienzo del año, que intentó paliar la desvalorización del 2014. No fue un bono de fin de año sino un adelanto de la paritaria.
El aumento de precios antes y después de las elecciones presidenciales, aceleró la inflación de fin de año y se continuó en el inicio del presente.
En silencio, la Federación y la AMM, miran para otro lado como si se tratara de un asunto ajeno a la realidad de los profesionales que representan.
El Banco Ciudad nos explica que la devaluación y la salida del cepo, contribuyó con el aumento de la recaudación tributaria.
Dice el informe:

Siguiendo el ajuste en la cotización del dólar que acompañó a la liberalización del “cepo cambiario”, la recaudación tributaria exhibió en el último mes del año 2015 una notoria aceleración en su ritmo de crecimiento, que brinda transitoriamente algo de oxígeno en términos de ingresos fiscales. Totalizando $145.034 millones, la recaudación de diciembre experimentó un alza de 33,6%, lo cual contrasta con una suba promedio de 28,6% en los cuatro meses previos. Allí operó el efecto del ajuste en la cotización del dólar, que se sintió, como era de esperarse, a través de los impuestos ligados al comercio exterior, aunque en esta oportunidad tuvo también un impacto claro en la recaudación del impuesto a las ganancias, como consecuencia del adelanto a cuenta de este tributo que se dispuso para las utilidades registradas en las operaciones con futuros del dólar.

Conviene señalar que los profesionales de salud del Gobierno porteño somos asalariados y no realizamos operaciones de compra de dólares a futuro en nuestra actividad profesional, pero tributamos el impuesto a las ganancias como si fuéramos empresarios de la medicina.
Nuestros salarios “oxigenan” el déficit fiscal.
Pero a los funcionarios que ordenan las cuentas públicas, no les alcanza con el ajuste.
Dice el mismo informe:

Ahora bien, a pesar del repunte observado en diciembre, el incremento de la recaudación se ubica muy por detrás del aumento que ha venido mostrando el gasto público, configurando, en lo fiscal, un punto de partida complejo para la administración entrante. Concretamente, en 2015, la recaudación tributaria totalizó $1.532.620 millones, marcando una suba de 31% respecto a lo recaudado en 2014. Si bien con una inflación que estaría cerrando el año en torno al 26%, esto representa un incremento de 3,4% en términos reales (el mayor desde el año 2011), en relación a la dinámica que muestra el gasto público, el aumento en la recaudación resulta claramente insuficiente. Informe semanal N 361.

Por un lado, la recaudación es insuficiente.
Por otro, la inflación proyectada sería del 26%.
Dos noticias que golpean el bolsillo.
En primer lugar porque conspira contra la aspiración de eximir el pago del impuesto a las ganancias a la 4ª categoría (que nos incluye a los profesionales asalariados) y al mismo tiempo, nos promete una desvalorización del salario, que presenta un atraso inocultable.

El Informe semanal N 362 del Ciudad, da cuenta del programa anunciado por el Ministerio de Economía (“Programa Fiscal y de Metas de Inflación”), según el cual para el año en curso se prevé reducir el déficit primario 2,3 puntos porcentuales, a 4,8% del Producto, valiéndose para ello, fundamentalmente, de un recorte en los subsidios energéticos.
No es novedad que la quita a los subsidios energéticos aumentará el gasto del bolsillo del trabajador y achicará aún más el poder adquisitivo del salario, sin contar con el traslado a los precios de los artículos de la canasta de consumo de una familia.
Las medidas programas para enfrentar el déficit financiero del estado prevén una desaceleración del ritmo de emisión monetaria, consistente con metas de inflación descendentes, dejando atrás casi una década de inestabilidad y subas de precios promedio superiores al 20%, que situaron sistemáticamente a la Argentina entre los 5 países con mayor inflación del mundo.

El Banco Ciudad admite que los precios minoristas se habrían incrementado un 3,9% en el último mes del año pasado (Dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires).
Y remata: Desde otra óptica, la variación anual del IPC-BA se elevó al 26,9%, por encima del dato de noviembre (23,9%), pero manteniéndose más de 10 puntos por debajo de la inflación de 2014 (38%).
Finalmente se fija la expectativa inflacionaria (a pesar que se anunció que el INDEC no ofrecerá cifras hasta dentro de 8 meses) entre el 20 y 25%.

¿Qué estamos esperando?

Las perspectivas para el 2016 ya las estamos viviendo.
Un plan de ajuste que expulsa a trabajadores del estado y que ya se instala en las empresas privadas.
Mayor recaudación fiscal en impuestos al consumo (aumento del precio de los combustibles, quita de subsidios al consumo de la energía hogareña, IVA) y al trabajo asalariado (4ª categoría del impuesto a las ganancias).
Atraso en las negociaciones paritarias que acumulan acuerdos a la baja y cuyos aumentos se abonan en forma escalonada, sin actualización por el índice de precios al consumidor (IPC), que registra los incrementos mensuales a lo largo del año.
Definitivamente, un plan de ajuste para que la crisis la paguen los trabajadores.
En este clima de calma, se cocina la confiscación salarial y la reducción del gasto en salud.
La AMM y la Federación decían que nada podían hacer por el impuesto a las ganancias, que dependía de una decisión del gobierno nacional.
Ahora el gobierno de la Ciudad tiene el mismo color que el ejecutivo nacional.
Pero estas dirigencias se someten al poder de turno.
Ni una palabra de un bono compensador.
Ni una palabra de paritarias.
Nos consume una letanía insoportable, frente al avance del ajuste.
Es necesario hacer un balance de la situación y organizar una salida.
Comencemos por discutir la paritaria y la eliminación del impuesto a las ganancias.

Luis Trombetta
Enero 2016

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