Arde Buenos Aires.
La noche está iluminada por el fuego en las esquinas de Almagro.
Humo asqueroso que penetra por las ventanas.
Esquinas cortadas por fogatas y otras por la policía.
Caos de tránsito.
Bocinazos, puteadas y gritos.
Es la Ciudad de Macri.
Pero también e inocultablemente, es la ciudad de EDESUR y de los cortes de energía eléctrica, disculpados por el gobierno K.
La Ciudad de la mugre, del sur sucio y pobre, del norte que también tiene miseria social, pero con veredas más prolijas.
La Ciudad de las villas, asentamientos y hoteles clandestinos.
Una Ciudad desnuda, que muestra su peor costado, cuando se corta la luz.
Crecen entre las sombras, las caras anónimas de los que no tienen luz.
Saltan entre el fuego, los nuevos piqueteros que ya no están improvisados: queman los contenedores más grandes, con combustible líquido.
¿Habrán preparado la nafta, para la danza del humo pestilente?
Los gritos sacuden la noche, entre vecinos, policías y automovilistas cansados del atascamiento.
La cosa no da para recordar a los edusinos.
No podría escribir ningún sarcasmo ni ironía.
No es joda.
Hay un ambiente revulsivo, no hay luz, la calle esta cortada, las esquinas se iluminan con fuego de contenedores y el tránsito es un quilombo.
La noche comenzó más temprano y se alarga en las calles abarrotadas de autos paralizados.
Buenos Aires y la reputa madre.
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