No digas que no te avisé
Hasta para una amateur, alguien que
apenas entiende el asunto, las noticias económicas le despiertan preocupaciones
inmediatas.
La inflación devora el poder
adquisitivo de compra de los salarios.
Esta semana un economista (de los
tantos que participan en los programas de la TV ) dijo una gran verdad: la compra de electrodomésticos,
la de automóviles, o la de cualquier otro bien al alcance de las familias con empleo y salarios más altos), no son formas de ahorro sino adelantos de gastos.
Significa que a algunas personas les sobran
unos pesos mensualmente y como saben que si se los quedan, se deprecian, los
gastan para no perder la oportunidad.
Inclusive, otra noticia periodística,
señaló que la gente vuelve a la compra al mayoreo de alimentos no perecederos.
Pero ¿cuántas latas de tomates te vas a
comprar y dónde las vas a guardar, sin contar que también tienen fecha de
vencimiento?
La inflación es innegable.
En un sentido, expresa el atraso de la
industria nacional.
No pueden abastecer la demanda y suben los precios.
El industrial que en el 2002 no vendía (durante la mayor crisis social, económica y política de la Argentina),
hace rato que encontró el techo para su producción: no la puede aumentar porque
produce en forma atrasada, en un país subdesarrollado.
El kirchnerismno tomó el poder con la devaluación ya practicada y propuso reconstruir la burguesía nacional.
Pero por más que subsidió a las grandes empresas, a las de transportes, a las de energía, la economía local y la forma de producción están (son) atrasadas.
Como alguien dijo, las fábricas locales
no son la General Motors.
Ni tampoco es un país adelantado.
Ni puede emitir dólares.
Y además, le paga serialmente la deuda
externa a los acreedores internacionales.
Y por si fuera poco, endeuda al ANSES.
Y se le caen las reservas del Banco Central.
Y el negocio lo hicieron (ya sabemos), los beneficiarios de los subsidios (empresas de ferrocarriles, electricidad, petroleras y mineras, etc) que se llevaron la guita y así estamos: vaciamiento energético, contaminación ambiental, los trenes, los muertos de la estación de Once y todas las otras calamidades.
¿A dónde quiero llegar?
A que el gobierno de CFK se encuentra
en un callejón: no para la fuga de capitales y las reservas se caen.
Y la devaluación también serial que
propuso el gobierno, más las prohibiciones de compra de divisas, las
limitaciones a las importaciones, y la tasa que grava las compras en el
exterior con las tarjetas de créditos, no paran la sangría.
El mercado cambiario esta desdoblado de
hecho y se especula con un desdoblamiento oficial.
Sólo el turismo alcanza para desangrar
las reservas.
Y los precios en el turismo local son
tan altos que los que pueden pagarse unas vacaciones, eligen el exterior y la
tarjeta de crédito que con un 20% se sobrecargo, sigue siendo más ¡barato!
¿Cual es el remedio de la “oposición”? Devaluar
nuestra moneda.
¿Cuál es el remedio oficial? También devaluar, pero en cuotas.
Vamos a ver.
No lo tienen decidido, pero el
presupuesto del 2013 sitúa el precio promedio del dólar en 6,50 para el año que
viene…y ese precio ya casi se esta pagando ahora, si contamos el valor del “oficial”
más la tasa por la compra con tarjeta en el exterior.
O sea: el futuro es ahora.
¿Devaluará el kirchnerismo, emulando a
los antepasados peronistas del 75?
¿Devaluará como en el 2002, como lo
hicieron Duhalde y Lavagna?
Después de las elecciones de octubre,
veremos cuál es el curso que toma Cristina.
Te dejo los comentarios del amigo Sturzenegger,
en el informe semanal del Banco Ciudad.
Luis Trombetta
El resumen y los contenidos se presentan a continuación:
LA SEMANA EN POCAS PALABRAS
En momentos en que las reservas internacionales no encuentran un
piso, se conocieron nuevos datos del sector externo que no hacen otra cosa más
que confirmar la menor generación de divisas por la vía comercial, combinada
con una salida de capitales que no cesa, pese a las restricciones cambiarias
vigentes.
El superávit comercial mostró en agosto su mayor caída
interanual en más de dos años (-59%), a partir de un nuevo y fuerte crecimiento
de las importaciones (14%), conjugado con un estancamiento de las ventas
externas.
En lo que respecta a las exportaciones, las cifras oficiales
muestran que los mayores ingresos de agrodólares apenas alcanzan hoy para
compensar la floja performance de las exportaciones industriales, en un
contexto en el que las ventas de autos a Brasil comienzan a mostrar una caída,
que se suma a la contracción del resto de las industrias. En lo que va de 2013,
el 85% de los rubros industriales presentan bajas en sus exportaciones, con una
disminución promedio del 9%, derivada de una pérdida de competitividad que
obliga a las empresas a redireccionar sus ventas al mercado interno, donde
resulta más fácil trasladar las subas de costos a precios, al calor de la
protección comercial oficial.
En cuanto a las importaciones, en agostó volvió a sobresalir el
salto experimentado por las compras de combustibles, que aumentaron más de un
100% anual, alcanzando un récord de USD 1.550 millones mensuales. Como
resultado, el saldo energético fue negativo en USD 1.200 millones, sumando un
“rojo” de USD 5.400 millones en lo que va de 2013. A más de un año de la
expropiación de YPF, la crisis en el sector sigue latente, explicando la
totalidad de la caída del superávit comercial agregado.
Frente a esta sangría de dólares, el saldo de cuenta corriente
del balance de pagos cayó un 47% en el segundo trimestre, acumulando en los
últimos 4 trimestres un ligero déficit por segundo año consecutivo, dejando
definitivamente atrás una década de saldos positivos.
A lo anterior se sumó un fuerte aumento de la salida de
capitales financieros, influido tanto por la cancelación de parte de una línea
de crédito que mantenía el Banco Central con el Banco de Francia para engrosar
transitoriamente las reservas internacionales durante 2012 (el cual podría ser
reconstituido próximamente), como por una salida neta de divisas del sector
privado, a partir de un freno en los ingresos de capitales que más que compensó
los efectos de la limitación a la compra de dólares vía el cepo cambiario. En
otras palabras, ningún capital ingresa a un mercado del cual luego no podrá
salir, a la vez que las empresas aprovechan el tipo de cambio oficial “barato”
para cancelar sus deudas en el exterior (sin tomar nuevos créditos), generando
una pérdida neta de divisas por la vía financiera.
Frente a este camino de ida de los dólares, en el primer
semestre del año la disminución de las reservas internacionales (USD 6.300
millones) duplicó a la de todo el 2012 (USD 3.000 millones), pese al
mantenimiento del “cepo cambiario”. Asimismo, si se tiene en cuenta la
información a septiembre, la caída trepa a los USD 8.300 millones desde
diciembre y casi USD 10.200 millones en los últimos 12 meses, lo que ha llevado
a que las reservas internacionales alcancen a cubrir sólo 5 meses de
importaciones, la cifra más baja de los últimos 20 años.
Frente a este delicado escenario, que sólo tiende a
deteriorarse, es que el gobierno acelera la pauta devaluatoria, jugando al
límite, ya que ante cualquier deterioro del escenario externo que golpee las
exportaciones (por ejemplo, vía una caída del precio de los commodities o una
devaluación/recesión en Brasil), no quedará otra salida más que restringir
todavía más el comercio o devaluar, al no contar con poder de fuego para evitar
un típico proceso de ajuste externo.
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