PO 1212 1/3/2012 Partido Obrero
Discurso de Jorge Altamira en el Campamento de la UJS en Ramallo - 2012
Compañeros, compañeras, me siento muy honrado porque me han convocado hoy a la tarde, aquí, para cerrar políticamente este campamento, aunque los cursos después continúan. Realmente, me siento muy honrado.
Tengo que expresarles el sentimiento personal que me asiste frente a este campamento tan numeroso: el de que estos campamentos de la UJS son como una institución histórica de los revolucionarios en la Argentina (aplausos). No importan las circunstancias, este campamento tiene lugar religiosamente. (...) Es una escuela histórica del Partido Obrero y no arranca de hoy. La hemos defendido en los '70 y mucho más adelante (...) Terminábamos fatalmente el campamento con un gran acto público en la peatonal, arengando a la población, explicándole que había habido un campamento de la UJS, por qué estábamos ahí y paralizábamos la peatonal. En muchos otros lugares, programábamos actividades de agitaciones sobre fábricas o lugares de trabajos aledaños y si había una campaña electoral cercana, hacíamos recolección de firmas. Siempre hemos estudiado los problemas teóricos vinculándolos a una gran actividad práctica.
Los partidos revolucionarios no se improvisan
Hubo algunos que son más memorables que otros, por lo menos en el recuerdo (...) Fueron campamentos que hemos realizado en circunstancias muy difíciles en Argentina, porque había escuadrones de la muerte. Ya en el '75 había compañeros de la juventud peronista combativa que venían a nuestros campamentos, en un acercamiento político al Partido Obrero. Una de las funciones del golpe militar fue bloquear el acercamiento de los obreros, quienes creían en las ideas de la juventud peronista, pero que se daban cuenta que no conducían a ningún lado. Bloquear el acercamiento de esos obreros hacia el Partido Obrero, hacia la IV Internacional, hacia el trotskismo. Los golpes militares han tenido una función política absolutamente relevante. Detrás de las matanzas, de la supresión de las libertades democráticas, de las desapariciones, el objetivo fundamental era el bloqueo al desarrollo político de la clase obrera. Eso lo tenemos que tener muy presente: porque aunque no hay un golpe militar a la vista, el problema político de hoy sigue siendo el bloqueo del desarrollo político de la clase obrera. Porque si no se bloquea este desarrollo, las luchas y experiencias que estamos viviendo ahora van a desembocar en términos revolucionarios, van a tener un desarrollo revolucionario.
Varios compañeros que recuerdo de esos campamentos lamentablemente luego fueron secuestrados por la dictadura y, por lo tanto, nuestro partido se formó en las experiencias más dolorosas y traumáticas de los trabajadores de este país. Eso es absolutamente fundamental. Los campamentos -no voy a decir más importantes, pero hay que contarlos- fueron los campamentos bajo la dictadura militar. ¿Qué partido político trasladó en dos campamentos diferentes, en dos años diferentes, mil quinientas personas en sucesivos cursos en forma clandestina? ¡Pero nosotros no paramos los campamentos bajo la dictadura militar! Salíamos en contingentes clandestinamente de Argentina al sur de Brasil para hacer un campamento formativo. Fueron de los más ricos desde el punto de vista teórico. Fueron de esos campamentos de donde salió la estructura del curso de "El Capital". ¿Cómo explicar "El Capital" a los trabajadores a partir de experiencias elementales y llevarlos a conclusiones políticas? Ustedes, con esto, se darán una idea de la vitalidad de nuestra organización y de nuestros militantes cuando la burguesía y sus lacayos se dedicaban a secuestrar, a espiar, a matar, a torturar y hacer desaparecer a miles de compañeros. El Partido Obrero no perdió en las peores circunstancias la vitalidad que lo ha caracterizado siempre. Somos un factor histórico de este país, sin haberle pedido permiso a nadie. Esto hay que tenerlo muy presente, porque cualquiera forma un grupo político, pero otra cosa completamente diferente es pertenecer a una organización que ha atravesado las experiencias más profundas, más dolorosas, más ricas, más duras, más satisfactorias de su clase, la clase obrera, en los últimos 40 años. Eso es totalmente diferente (aplausos). Los partidos revolucionarios no se improvisan, no emergen de una escisión casual ni los inventa cualquiera. Son el fruto de una experiencia histórica. Por eso vale la pena militar en ellos y desarrollar todas sus potencialidades. Eso es absolutamente incuestionable.
La escala y el carácter de la bancarrota del capital
Tenemos que valorar enormemente este hecho, porque está claro para todos nosotros que vivimos una época de crisis capitalista excepcional. No es una crisis que vaya a terminar mañana o pasado. Esta crisis sólo va a terminar con una reorganización catastrófica de la sociedad. No tiene ninguna otra posibilidad. Esa reorganización catastrófica de la sociedad o la hace la burguesía -y entramos en un periodo de barbarie desde el punto de vista de los intereses sociales- o la hacemos los trabajadores y abrimos un nuevo curso del desarrollo histórico.
No es una crisis que la tengamos que mirar como hacen algunos analistas que observan la bolsa y dicen: "Hoy subió, probablemente sea el síntoma del fin de la crisis". O: tomaron un obrero en Estados Unidos en General Motors, que hasta una semana antes estaba despidiendo, "Puede ser un síntoma del final de la crisis". Son todas tonterías. Lo que esta acá en juego es absolutamente enorme. Efectivamente, General Motors de Estados Unidos, que estaba en la quiebra, está tomando obreros exactamente por el 50% del salario de los que despidió cuando se produjo la quiebra. Esto es un embrión, una célula, una micro-expresión de la reorganización social que prepara el capitalismo: la rebaja al 50% de los salarios.
Este es el significado de lo que ocurre en Grecia. Una verdadera masacre social. Ustedes imagínense que han reducido el salario mínimo a 400 euros. Pero, además, tienen un 20% de desocupados, están privatizando la salud, no hay medicamentos en los hospitales, anuncian el despido de 150.000 trabajadores y dicen que con todo esto no esperan una salida a la crisis, porque todo es para lograr que la deuda griega -que hoy es del 170% del PBI- en el año 2020 pase al ¡120%! ¡Para 2020! Es decir que de acá a 2020 y de 2020 en adelante habrá más despidos y más rebajas de salario.
Todas éstas son expresiones aisladas, porque la gran conmoción mundial de esta crisis todavía no se ha manifestado. Es lo que están haciendo Rajoy -y antes de él, Zapatero- en España, y Mario Monti en Italia: eliminar la indemnización por despidos. Esta gente es tan canalla que a los mayores les dice: "ahora la expectativa de vida es hasta los 80 años; no te podes jubilar como antes a los 65; tenés que jubilarte a los 75, porque no te podemos pagar desde los 65 hasta los 80". A los jóvenes les dice: "Hay que eliminar las indemnizaciones por despido, que sólo benefician a los viejos que no pueden ser despedidos, porque hay que pagarle una indemnización y al no poder ser despedidos no podemos contratar jóvenes." A los viejos les dice: "Tenés que seguir en el laburo, porque no te podemos jubilar a los 65 años" y a los jóvenes les dice: "La culpa es de los viejos porque siguen en el laburo". A esta falacia miserable la disfrazan como un "problema intergeneracional", no un problema del capitalismo.
Alemania es un país que no estaría en crisis. Sin embargo, 7 millones de alemanes cobran 400 euros en lo que es la versión alemana de Argentina Trabaja. Con este recurso hacen bajar la desocupación al 8% (....) Al mismo tiempo, el Banco Central de Europa le ha dado 1 billón de dólares a los banqueros. Más otro préstamo combinado de todos los principales bancos centrales del mundo, es 1 billón 500.000 millones. Los primeros 500.000 millones fueron entregados en un solo día. El 21 de diciembre, los banqueros recibieron 500.000 millones de dólares, mientras se rebajan salarios, se privan de medicamentos los hospitales, se despide gente, se destruye el sistema de protección social -sean las indemnizaciones por despido, sea el derecho a la jubilación. Mientras se masacra salvajemente a la población trabajadora, los banqueros quebrados tienen 500.000 millones de dólares. ¿Y estos 500.000 millones de dólares los van a salvar? No; por eso ahora, este mes -creo que el 28 de febrero- van a recibir otros 500 mil millones de dólares. ¿Y estos segundos 500 mil millones de dólares los van a salvar? No; para mayo el Banco Central Europeo tiene previstos otros 500.000 millones de dólares, para rescatar a un grupo de parásitos que no llenarían este campamento (aplausos).
Argentina, una crisis sistémica
Es importante ver este enfoque desde el punto de vista histórico. No nos perdamos ahora en detalles. El gran escenario es una bancarrota capitalista mundial, la que no tiene salida sino en términos catastróficos o para el capital o para el trabajo. Este es el desafío que enfrenta la UJS. Este es el desafío de todas las UJS de todos los países del mundo.
Nuestro país no escapa a este proceso, porque, en realidad, no está viviendo un periodo de ajuste o de "sintonía fina", sino una crisis del sistema. El gobierno tiene un problema de subsidios de 80.000 millones de pesos, tiene un problema de gas de 9.000 millones de dólares, tiene un problema de esto otro de 20.000. Parece que tuviera un problema contable. ¿Un problema de cuentas? De ninguna manera: es el derrumbe de una relación social, porque los 80.000 millones de subsidios que han dado a las empresas privatizadas tienen que ver con un equilibrio precario general entre las clases, y es lo que ha mantenido a la burguesía argentina obteniendo beneficios en los años del kirchnerismo (...) Es una crisis sistémica, porque para resolver el problema de sus cuentas el gobierno tiene que dar vuelta las relaciones de fuerza que se han creado en estos años y doblegar a los trabajadores para que acepten las consecuencias de este ajuste. Los condicionamientos sociales, para ser aceptados, necesitan una presión del Estado, una represión del Estado, una acción del Estado para obligar al trabajador a someterse a sus ajustes.
Argentina está al borde del colapso energético. Hay una crisis sistémica que el gobierno no se anima a encarar en forma directa como ocurrió, por ejemplo, en el año '75, en el que de la noche a la mañana el gobierno de Isabel Perón decretó un aumento generalizado del 400% y provocó un levantamiento popular con la famosa huelga general de junio y de julio de 1975, que tumbó a López Rega y prácticamente puso fin a la capacidad del gobierno peronista para imponer una política de ajuste. Este gobierno está tanteando. Tiene una crisis con los sindicatos. En la crisis con Moyano, se refleja el hecho de que el gobierno necesita que los sindicatos apoyen las tareas que la crisis plantea al gobierno y al sistema.
Por lo tanto, tenemos por delante una lucha verdaderamente extraordinaria, que tiene un valor especial porque estamos ante una experiencia "nacional y popular". Participar con los trabajadores que votaron contra el gobierno en esta lucha contra una salida capitalista a esta crisis sistémica es la forma de llevarlos al campo del socialismo, de la revolución y del gobierno de los trabajadores. Esta es la experiencia que nosotros tenemos por delante para desarrollar. El objetivo de estos campamentos y de estos cursos debe ser fortalecernos teóricamente para entender estos problemas y desarrollarlos consecuentemente hacia adelante.
La cuestión enorme del programa
Ustedes dedicaron una gran parte de este curso al problema del Programa de Transición. Qué bueno que lo hayan discutido, porque el Partido Obrero convoca a su XXII Congreso para julio, con la convicción de que tiene que discutir un programa y no simplemente una actualización de la coyuntura política nacional o internacional.
El Programa de Transición llama a la defensa incondicional de la URSS frente al imperialismo. La URSS no existe más, no podemos tener un programa que llama a la defensa de la URSS. Uno puede decir: "Bueno, está bien, pero es una anomalía". No, no es una anomalía. Es una experiencia histórica. Porque China y la URSS, dos países que atravesaron la experiencia de revoluciones sociales victoriosas, están en pleno proceso de restauración capitalista. ¿Qué significa esto para nosotros? El Partido Obrero es, yo no diría el único, pero sí casi el único partido que ha dedicado toda su energía teórica al esclarecimiento del significado que tiene esta restauración capitalista. Veamos, rápidamente, por qué es fundamental. Porque la restauración del capitalismo y el retroceso a tal extremo de los procesos revolucionarios victoriosos interpelan a la crisis mundial. "¿De qué crisis capitalista mundial me hablas?" -nos disparan. "La crisis es del socialismo, el problema lo tienen ustedes, que no han podido sostener la defensa de los Estados obreros surgidos de las revoluciones. Primero fueron derrotados por la burocracia y después fueron derrotados por el propio imperialismo, que junto a la burocracia empezó un proceso de restauración capitalista. Entonces, no hay una crisis mundial del capitalismo, hay una crisis mundial del socialismo".
¿Cómo respondemos a ese problema? A la izquierda mundial le ha pasado por encima esta cuestión. Muy bien, dice la izquierda, Rusia es capitalista, China es capitalista, antes teníamos que pelear contra el capitalismo en las dos terceras partes del mundo, ahora peleamos contra las tres terceras partes; es un asunto cuantitativo. De ningún modo: plantea interrogantes fundamentales para la cuestión del programa. Nosotros siempre hemos explicado (más que eso, pronosticado) que la restauración capitalista era una consecuencia de la crisis del capitalismo en decadencia, de la presión enorme que esta crisis había ejercido sobre las sociedades en transición -la cual ha forzado a la burocracia a tomar el partido de la restauración contra la clase obrera. Tenemos que expresar esta contradicción en un programa y tenemos que mostrar que la tentativa de restauración capitalista ha abierto, en estos países, un período de catástrofes y revoluciones sociales, que combinan tareas de distintas etapas y experiencias históricas. Vemos la transición en estas sociedades en el nivel de explotación de las masas obreras chinas, en la destrucción de las fuerzas productivas en Rusia y en la reacción de los trabajadores chinos con huelgas enormes, creando sindicatos independientes. Es decir, a través de un programa debemos actualizar, como lo hicieron los revolucionarios en todas las épocas, el análisis y las conclusiones sobre el estadio de las contradicciones históricas del capitalismo.
He visto que en el último capítulo de un folleto que se ha escrito para el curso aparecen las posiciones programáticas del Congreso de 2004 de la Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional. Es decir, que éste es un trabajo que hace mucho que está en desarrollo y que el Partido Obrero se ha aplicado a él. No hay ninguna organización del mundo que se haya aplicado a hacer un desarrollo programático de la situación histórica actual. El valor que tiene es que discutimos sobre la base de un programa, no de impresionismos o conjeturas, y sobre la base de esta discusión del programa, desarrollamos organizaciones revolucionarias. A nosotros no nos interesa discutir por discutir, ni alargar una discusión agotada, cortándola en dos y separándola en cuatro. Nosotros queremos discutir un programa con vistas a un congreso, con vistas a un partido. Si es para un congreso y para un partido, vamos a discutir; si no es para un congreso y para un partido, siempre está el parque Lezama los domingos (aplausos).
En este ámbito tan apretado, pero al mismo tiempo enorme, les señalo la comprensión que tenemos de esta época. Nosotros hacemos frente a una época absolutamente extraordinaria y nos damos por tarea presentar el programa que oriente las tareas de los trabajadores, traduzca las tendencias históricas del momento, las explique, señale y ayude a propagandizarlas entre los trabajadores. Porque el espectáculo que tenemos es también muy crítico. Son incontables las huelgas griegas y sentimos que falta una dirección a esa masa, sentimos que falta una estrategia de poder. A los españoles les están destruyendo lo que les quedaba de las conquistas sociales, y las burocracias sindicales logran contener ese movimiento. Mubarak no pudo contener el movimiento, las fuerzas armadas egipcias tampoco y el ímpetu revolucionario derrocó una antigua dictadura, pero ahora aparecen fracciones islámicas para contener el movimiento revolucionario en los marcos tradicionales del Estado. En todos lados se está peleando por una razón estratégica, y la lucha entre los revolucionarios y sus rivales es por el problema de poder. O con los Hermanos Musulmanes, para tener un Egipto islámico, o con el proletariado de Egipto por un gobierno de los trabajadores laico, revolucionario, democrático y socialista en todo Medio Oriente (aplausos).
Si ustedes se levantan a la mañana y miran las noticias, tanto del país como del exterior, este ángulo ofrece un panorama completamente diferente al de la lectura común. Se están jugando cuestiones absolutamente decisivas. Miren, hoy lunes se tiene que estar reuniendo en Berlín un comité para decidir si se reestructura la deuda griega o no, a costa de penurias descomunales. No es una reestructuración que salve a Grecia. Lo de Grecia es una masacre que no tiene salida. Pero, ¿por qué se alarga? Porque Alemania y los países de la Unión Europea le quieren imponer a Grecia un comisionado, un tipo que sea el que aplique las cuentas del gobierno griego, el cual no sea un griego sino un tipo de la Unión Europea. Ya lo empezaron a hacer: al actual primer ministro de Grecia lo impuso la Unión Europea, no fue electo. El primer ministro de Italia, Mario Monti, no pertenece a ningún partido, lo puso la Unión Europea. Asistimos a golpes de Estado en la vieja Europa, en la Europa avanzada, civilizada. Golpes de Estado más sutiles que los latinoamericanos. En todos lados se juega el problema del poder y lo que necesitamos como una herramienta fundamental para esta cuestión del poder es el programa y el partido basado en el programa.
Hemos hecho una elección nacional importante, recientemente. Con los cortes de boleta hemos llegado a los 660.000 votos y es inconfundible que nos hemos presentado con un programa anticapitalista (...) Hemos dado un paso adelante en medio de la crisis, a través de un partido que ha demostrado en la práctica, durante años, la comprensión más amplia de esta crisis: el que más la ha desarrollado, el que con enormes errores, quizás algunos gruesísimos, ha desarrollado en la práctica las mejores conclusiones sobre esta crisis política; y hemos llamado la atención a un vasto sector de los trabajadores.
La juventud
Ahora, la otra anécdota de la campaña. La gente que te para y te dice "Muy buena campaña la suya, yo no los voté, pero lo hicieron mis hijos y mis sobrinos." Esta parte de la campaña es frecuente. Uno se va con la impresión de que el voto por el Frente de Izquierda fue un voto de sobrinos e hijos (risas y aplausos). Yo conozco candidatos de otros partidos que me dijeron, en una manifestación o en un estudio de televisión, "mi hijo los votó a ustedes". Es decir, que no lo votó a su propio padre. (Risas) Y un caso extremo, uno del duhaldismo, que me confesó que se había agarrado a trompadas con el hijo porque no lo votaba a él, sino que votaba a la lista del Frente de Izquierda. ¿Para qué lo cuento? ¿Una anécdota para aliviar un poco la extensión de este cierre? No, lo cuento porque saco una conclusión política fuerte, que es el problema de la nueva generación. El tema es fundamental. Les voy a decir rápidamente por qué. Porque la vieja generación todavía sufre el impacto de derrotas políticas importantes. Por ejemplo, de la dictadura. Por ejemplo, de la victoria del imperialismo en la URSS y en China. Son aquéllos que dicen: "Sí, el capitalismo está en crisis, pero se va a reestablecer". "Sí, los obreros luchan, pero van a ser derrotados". Sí esto, sí lo otro y, más profundamente, un escepticismo subliminal, más bien falta de entusiasmo, un cultivo exagerado de lo cotidiano, una falta de épica, de ideales. Eso, esta generación que es la mía, lo va a recuperar, y vuestra generación le marca el camino. Acá tenemos un movimiento interno, en el seno de las masas, en que la nueva generación tiene que decirle a la vieja: "hay ideales, lo nuestro es épico, no vamos a tolerar cargar con la catástrofe del capitalismo, se las vamos a pelear, les vamos a ganar y vamos a demostrar quiénes son los dueños del mundo" (aplausos).
Esta observación, esta conclusión apretada, resume el trabajo de los tres días que ustedes hicieron acá. No pienso que debamos confundir lo épico con lo solemne. Los revolucionarios nos cagamos en lo solemne. Yo, cuando estuve en Cuba en un congreso donde estaba Fidel Castro, fui el único que no le dijo "comandante", porque los socialistas no tenemos comandantes. Los socialistas sólo tenemos compañeros (aplausos). Entonces, compañeros, no se trata de la solemnidad del curso, pero lo que hemos venido a hacer acá, lo que ustedes han venido a hacer acá, es realmente elaborar toda esta experiencia teórica y política para avanzar por un terreno en el cual nos tenemos una extraordinaria confianza. No puede ser que un grupo de parásitos responsables del derrumbe sean remunerados con 1 billón 500.000 millones de dólares para defender su sistema parasitario, mientras la inmensa mayoría del pueblo -que quiere construir una familia, quiere construir un hogar, quiere realizar sus ideales de vida y quiere que estos beneficios los tengan sus hijos- sea reducido a una posición de esclavitud. Porque los revolucionarios antes que marxistas somos revolucionarios. Porque somos revolucionarios nos hemos convertido en marxistas. No porque somos marxistas nos hemos convertido en revolucionarios. Porque nos indigna la opresión. Y al que le indigna la opresión es un revolucionario. Porque no toleramos que el de arriba pise al de abajo, eso nos convierte en revolucionarios. Porque eso nos produce odio, nos da mucha bronca y nos produce una reacción, es que hemos buscado el camino más eficaz, más coherente -científico si ustedes quieren, y nos hemos convertido en marxistas. Pero por el revolucionario humano que cada uno tiene adentro, tenemos que decirle a toda esta gente: "no pasarán". Esta crisis capitalista, este derrumbe general terminará con la victoria de la revolución socialista mundial.
¡Viva la UJS!