Conviene aclarar
algunas cuestiones, ya que un análisis equivocado, como siempre, lleva a
conclusiones aún peores.
No sé cómo se asevera
que los testeos voluntarios en las
estaciones de tren están mal realizados.
Lo cierto es que el
examen serológico determina un pool de IgG e IgM, con buen valor de
sensibilidad y especificidad.
Los resultados se
obtienen luego de 20 minutos aproximadamente, y la muestra es por punción del
dedo (gota de sangre).
El equipo está
estandarizado.
Estas determinaciones
rápidas no establecen la presencia del virus.
Los casos positivos
deben realizar una PRC (prueba molecular) que demora entre 6 y 8 horas; las
personas que tienen serología positiva deben ser aisladas hasta obtener el
resultado de la PCR.
Como cualquiera opina
sin saber, las conclusiones son nefastas.
El universo que se
testeó en Constitución, fue voluntario y no delimitó una cohorte particular.
La persona que quería
lo realizaba.
Obviamente, todos
asintomáticos!
Ni uno de los testeos
dio positivo, porque las personas que viajaban y fueron examinadas, no tenían
ni síntomas ni experiencia/contacto con el virus.
A pesar de los
opinólogos, es una buena noticia.
Significa que no
había circulación viral entre los individuos estudiados.
Una muestra pequeña,
voluntaria y de la que no se podrán obtener más conclusiones que los resultados
hallados.
Para los que
denuncian el crecimiento de los casos en los centros de mayor concentración
urbana, debo decirles que esa es la característica del comportamiento del
covid19.
Lógicamente, a pesar
de los opinólogos, en los distritos de menor concentración poblacional, habrá
menos casos.
Lógica de almacenero.
Sin embargo, el crecimiento
de los casos sigue siendo bajo.
Y los casos
sospechosos, en su mayoría terminan siendo negativos!
Por suerte, a pesar
de la mala leche de muchos críticos, tenemos pocos casos de personas enfermas.
Hacer un pronóstico
de catástrofe, es la anticipación del apocalipsis, el que nunca hasta ahora
sucedió.
Entiendo que algunos
critican por criticar, pero la realidad se impone.
No tenemos la
expansión de la pandemia sino que estamos transitando un crecimiento limitado,
afortunadamente.
Los que descubren que
la salud estaba en terapia, deberían analizar el cuadro completo y denunciar el
negocio capitalista de la salud.
Hay que examinar el
problema desde la perspectiva de la sociedad de clases.
La cantidad de camas,
recursos físicos, pueden o no ser suficientes, pero el problema no es medir si
en el caso de la catástrofe...qué sucedería.
En primer lugar
porque si ocurre el apocalipsis, la situación sería otra absolutamente
distinta.
Informes serios
señalan que en el curso de la pandemia en nuestro país, han disminuido los
casos de afecciones vasculares graves (IAM. ACV) y es ostensiblemente menor el
número de consultas ambulatorias, más allá de las limitaciones del aislamiento.
Si hacemos un análisis
de los casos entre trabajadores de salud en general, vamos a tener que
diferenciar los diferentes tipos de exposición de cada uno, ya que no es lo
mismo trabajar en circuitos cerrados, en una guardia, en una UFU, en un
geriátrico o en una clínica privada.
Ahora resulta que
muchos descubren que los geriátricos no estaban habilitados y que el personal
era multifuncional.
Se despertaron tarde.
En los servicios
donde se trabaja con enfermos sospechosos o confirmados, los equipos de
protección personal no pueden faltar, porque no podrían atenderlos.
Es como pensar que el
cirujano ingresa al quirófano y no tiene las manos lavadas, no usa camisolín y
no tiene guantes.
En los lugares de
atención que no cumplen con las medidas de bioseguridad, y que asisten a pacientes
respiratorios febriles el riesgo es mayor.
Si faltan EPP, hay
que reclamarlos.
No tenemos casos de
contagios provenientes de contactos primarios en áreas dentro de los hospitales.
No es un dato menor.
En opinión de muchos
colegas, el lugar de trabajo, bajo las condiciones adecuadas, es el lugar más
seguro.
Lo sabemos desde la
epidemia de tuberculosis intrahospitalaria ocurrida en 1994.
Hasta hoy, no se
produjo una expansión en los servicios de salud, ocasionados por contacto en
las áreas de trabajo, o en circuitos que están debidamente aislados.
No hay casos de
contagio en áreas de trabajo covid en los hospitales públicos de la CABA.
Los casos
encontrados, tenían relación epidemiológica extrahospitalaria.
No estamos observando
un crecimiento particular.
Lo que sucede es que
el denominador de casos comunitarios es bajo y el personal que atiende enfermos fuera del sector hospitalario público,
tiene mayor número de casos, porque está en contacto directo con personas positivas (tal el caso de los geriátricos, ejemplo de multiempleo y multifuncionalidad).
La proporción
entonces resulta mayor.
Si crece el número comunitario,
baja el numerador (salud).
Quienes trabajamos en
áreas covid, sabemos que tenemos que cumplir con todas las medidas de
bioseguridad.
¿Hacer testeos
masivos?
Serviría como
encuesta epidemiológica, pero nada más.
¿Dónde sería
adecuado?
En áreas de trabajadores
de la salud, para evaluar la posibilidad de portadores que eliminen virus.
En un hospital, todos
son trabajadores de la salud.
Incluso el vendedor
del bar!
Entonces, es muy
difícil establecer el origen de un posible caso.
Es el problema del
contagio horizontal.
Ya lo vivimos con la
gripe.
Y también con la
tuberculosis.
Obviamente, una
apertura del transporte, de la actividad comercial, de la industria,
incrementará por lo menos el riesgo, sino los casos.
Las industrias
deberán iniciar la apertura bajo condiciones de bioseguridad: ¿cómo sería una
línea de montaje? ¿Se podría cumplir el distanciamiento social?
¿Cómo se manejaría la
industria automotriz?
Hay sobrados ejemplos
que requieren respuestas precisas y no la vaguedad de comisiones, ya que el problema
es nuevo y se requiere mucho estudio para establecer medidas seguras.
La apertura económica
reclamada desde muchos y distintos sectores, que incluyen pequeños comerciantes
de barrio hasta multinacionales (Techint), obedece a la crisis de consumo.
La caída del consumo
es el problema central.
Y por supuesto, la
caída de las exportaciones.
Los que proponen la
unificación del sistema de salud, desconocen que el sistema ya está unificado.
Los subsectores en
que se distribuye el negocio capitalista de la salud, están unificados bajo el
capitalismo desde hace rato.
Reclamar un sistema
único, es desconocer que los límites de los subsectores ya no existen.
Todo el negocio de la
salud, está dividido en diferentes patronales, todas bajo las mismas
condiciones sociales.
Lo que tendríamos que
reclamar es el control del estado de todo el sistema, y en tal caso, sería una
medida limitada, porque el carácter del estado, determina los intereses de su
administración.
La fragmentación del
sistema sanitario nacional, es solo una fragmentación del financiamiento y de
los orígenes del mismo.
La desregulación de
las obras sociales, la disolución de los límites de la seguridad social, operan
en sentido de la unificación del sistema, con diferentes patronales.
Luis Trombetta.
Médico infectólogo.
Prof. Adjunto UBA