domingo, 17 de mayo de 2020

Terminar de una vez con la impunidad de los asesinos del proceso



Leo recién que extraditaron a un esbirro de la ESMA, de 69 años, y que participó activamente en secuestros, torturas y asesinatos entre ellos el de Walsh. 

La foto de Tiempo no deja ver su cara.

Desearía que fuera llevado a la televisión y se le hiciera un extenso reportaje, que su rostro fuese publicitado, que su familia pudiera verlo en la tele, que sería mucho mejor que su familia lo acompañara en el reportaje según, que nos contara como ahorcaban a los detenidos según comenta Tiempo, y que nos dijera todos los secretos que todavía guardan.

No sería inapropiado que se invitaran a otros militares para que departieran sobre sus hazañas.

Si llegara a juicio, tendría otra nueva oportunidad para relatar cómo siguió su vida de relación con las empresas navieras que lo acobijaron, y sus vínculos internacionales.

Si llegara a tener condena, habría que buscar un lugar donde se lo pudiese ver, algo como una exposición pública, para recordarlo y observar su decrepitud progresiva.

Por supuesto, cuidar su salud para que su estancia sea la más prolongada y no nos dé el disgusto de una muerte indeseada y repentina.

Le garantizaría contar con los elementos indispensables para su detención, y le reservaría un lugar especial a la visita de camaradas y familiares.

Por supuesto, tendría todas las oportunidades para reaparecer en reportajes que ilustren su historia.

Lo último que desearía es que lo detengan en una cárcel y que su historia permaneciera oculta.

domingo, 10 de mayo de 2020

Pandemia, política y subjetividad


El 20 de marzo o apenas un poco después de la fecha del inicio de la cuarentena, escribí esta nota en una conversación de las tantas que se mantienen en el Face.
Decía lo siguiente:

A veces es mejor no opinar.
Hasta dudo en hacerlo.
Me arriesgo.

En primer lugar, los que reclaman un sistema único de salud, deberían estudiar un poco más, conocer mejor la constitución del sistema sanitario argentino.
Les advierto: cuesta años examinarlo. Ni hablar de dar respuestas.

Pero como es parte del debate, quiero adelantarles que los tres sub sectores originales, hoy se entrelazan y sus límites se han hecho difusos.
Muchos trabajadores públicos, tienen como obra social a Medicus. Ejemplo: los legisladores porteños.

Luego, la desregulación de las obras sociales, borró los límites y tenemos obras sociales de la seguridad social, que tienen planes pre pagos. Unión Personal con Accord Salud por ejemplo.
Y además, tenemos institutos provinciales, nacionales, en un país federal.

Para no ir tan lejos, Swiss Medical atiende las dos opciones.

Poner bajo control obrero el sistema de salud nacional, implica un cambio social que por ahora no está en la agenda de la clase obrera.
Sería tal vez posible, en el curso de una revolución, que tendría que afrontar además, la construcción de un aparato gubernamental que se hiciera cargo de la fragmentación del sistema.
Mejor, hoy, bajar a la tierra.

Coronavirus: no hay medidas de bioseguridad para aplicar en fábricas, talleres, etc, que impidan la expansión del virus, como si fuera aplicar zapatos de seguridad, casco, pisos antideslizantes, etc
El que pide esas medidas, es un ignorante.
Si estamos hablando de contagio interpersonal por vía respiratoria, lo único posible es aislar el afectado.
Pero resulta que el afectado no es un trabajador de una sección, al que le damos una licencia.
Es la comunidad.
Hay ejemplos.

Entonces llegamos al aislamiento.
Es una medida antipática.
Difícil de controlar.
El mayor problema es que el virus no obedece a ninguna línea política.
Debe ser ateo, además!
Ni comparar con estado de sitio!

Se nota que muchos ni saben lo que es la pérdida de las libertades individuales, y tocan de oído.
Estar perseguido, estar oculto, estar con miedo y con estado de sitio, es otra cosa.
No hay que decir macanas.
Los que dicen que faltan respiradores dicen tonterías.
Todavía no tenemos los enfermos ni sabemos si esta cuarentena puede reducir los casos.
Se llama política de reducción de daños.

La izquierda revolucionaria debería tener una posición general sobre la salud.
Una tesis general.
El Partido Obrero no la tiene.
Posee un decálogo de posiciones coyunturales, muy gremiales, reivindicativas, nada más.
El resto, ni eso.
Las consignas deben servir para organizar.
De lo contrario, son anuncios de ocasión.
Y además, sin adherentes.

Pasados 53 días de la cuarentena, la curva de crecimiento de los casos de COVID19, se desarrolla muchísimo mejor que en los países vecinos, que en Europa central, que en los EEUU, así como el número de casos de fallecimiento, nos coloca muy por debajo de las cifras de Brasil y Chile, sólo por dar un ejemplo.

Si bien la expansión de la pandemia no está controlada, en Argentina se observa un escenario que dista de las proyecciones apocalípticas que tomaron como ejemplo el desastre en Italia, España y ahora en los EEUU.

¿Significa que el coronavirus no penetró en nuestro territorio?
No. La distribución de casos confirmados ubica el mayor número de enfermos en la CABA y en el AMBA (Area Metropolitana Buenos Aires).

Es un resultado esperable, ya que las posibilidades de contagio aumentan de acuerdo a la densidad poblacional.
En pocas palabras: el distanciamiento social limita el contagio.

Para los que criticaron la cuarentena obligatoria, los resultados obtenidos los obliga a repensar sus argumentos.
Los que hablaron de estado de sitio, necesitan un tratamiento especial.
Allá ellos.

El problema inicial, se planteó en términos de salud y evitación de muertes o preservación de la economía.
Como si la economía no fuera una parte esencial de la salud, la falsa dicotomía alentó la rivalidad.

Para peor, los que creyeron que el problema se solucionaba con la unificación del sistema de salud, como si no estuviera unificado bajo las condiciones de la organización capitalista del estado, encontraron que inicialmente, la carga mayor de afectados en la CABA por ejemplo, fueron asistidos en el sistema “privado”.

Pero resulta que al sistema privado de medicina prepaga, que consiste en un seguro de pago anticipado por la atención de la salud, acudieron trabajadores registrados que optaron por la desregulación de las obras sociales (a favor del negocio compartido entre la seguridad social y las empresas privadas), demoliendo la falsa segmentación del negocio capitalista de la salud, que tanto ha dado tema a la intelectualidad, al sanitarismo y sorpresa, tanto a la izquierda como al liberalismo nativo.

El problema ha sido planteado en términos de Estado versus privados, como si el Estado fuera una salvaguarda del interés social de los trabajadores en general.

Basta con ver sentados en todas las oportunidades que tuvieron, al Presidente, al Jefe de Gobierno porteño y al Gobernador de la provincia de mayor concentración de población del país, compartiendo las mismas opiniones sobre salud, economía y cuarentena!

Podríamos decir que los une el espanto, pero la realidad es que los unifica el mismo carácter social de la clase que representan, aún con diferencias, que en la práctica terminan borrándose.
Es decir: se adaptan a las necesidades del orden capitalista.

Todos ceden a las pretensiones de los bancos, de los mayoristas y comerciantes y saltean la situación real de nuestra sociedad, definida por la pobreza y la marginalidad, socias inseparables de las enfermedades.

Los peronistas se olvidaron de Carrillo y ni sabían que Virchow en el siglo XIX adelantaba que la ciencia y la medicina científica no debían ser separadas de la realidad sociopolítica.

Tampoco se enteraron de Engels en La Condición de la Clase Obrera en Inglaterra.

Dijo Virchow: “La medicina es una ciencia social y la política no es más que medicina en una escala más amplia” (“Die Medizin ist eine soziale Wissenschaft, und die Politik ist nichts weiter als Medizin im Großen“).

Volviendo al asunto, es obvio que la disminución del flujo de dinero, el cierre del comercio minorista, el aumento de precios y la desocupación, quebraron la economía de la clase trabajadora, de los sectores que se auto perciben como medios, y de la pequeña burguesía urbana, comerciantes y profesionales independientes (también auto percibidos como profesiones liberales, la gran mayoría ¡asalariados!).

En esta etapa de la pandemia, abiertos algunos límites de la cuarentena, todos ponen el ojo en las zonas más pobres dela CABA y conurbano bonaerense.

Saben que donde faltan viviendas, cloacas y agua corriente, la progresión de los contagios es una realidad insoslayable.

Apuntan a individualizar a los enfermos sintomáticos, a los contactos “estrechos”, a los enfermos asintomáticos y establecer un mapa de riesgo.

Ese es el sentido de la flexibilización de la cuarentena: una maniobra para abrir el mercado y bloquear los contagios.

Pero el problema de fondo es el orden social que sustenta la situación de riesgo.

Si persisten las condiciones sociales, si el orden social condena a los que habitan los conglomerados urbanos que alojan la pobreza, el pronóstico es desfavorable.

Desde siempre, el cambio del orden social, está a la orden del día.
La subjetividad de la masa trabajadora no lo percibe.
Esa sigue siendo como siempre, la clave del problema.

martes, 5 de mayo de 2020

Reflexiones sobre el covid19, los trabajadores de salud y la economía


Conviene aclarar algunas cuestiones, ya que un análisis equivocado, como siempre, lleva a conclusiones aún peores.

No sé cómo se asevera que los  testeos voluntarios en las estaciones de tren están mal realizados.

Lo cierto es que el examen serológico determina un pool de IgG e IgM, con buen valor de sensibilidad y especificidad.
Los resultados se obtienen luego de 20 minutos aproximadamente, y la muestra es por punción del dedo (gota de sangre).
El equipo está estandarizado.

Estas determinaciones rápidas no establecen la presencia del virus.
Los casos positivos deben realizar una PRC (prueba molecular) que demora entre 6 y 8 horas; las personas que tienen serología positiva deben ser aisladas hasta obtener el resultado de la PCR.

Como cualquiera opina sin saber, las conclusiones son nefastas.
El universo que se testeó en Constitución, fue voluntario y no delimitó una cohorte particular.
La persona que quería lo realizaba.
Obviamente, todos asintomáticos!

Ni uno de los testeos dio positivo, porque las personas que viajaban y fueron examinadas, no tenían ni síntomas ni experiencia/contacto con el virus.
A pesar de los opinólogos, es una buena noticia.

Significa que no había circulación viral entre los individuos estudiados.
Una muestra pequeña, voluntaria y de la que no se podrán obtener más conclusiones que los resultados hallados.

Para los que denuncian el crecimiento de los casos en los centros de mayor concentración urbana, debo decirles que esa es la característica del comportamiento del covid19.
Lógicamente, a pesar de los opinólogos, en los distritos de menor concentración poblacional, habrá menos casos.
Lógica de almacenero.

Sin embargo, el crecimiento de los casos sigue siendo bajo.
Y los casos sospechosos, en su mayoría terminan siendo negativos!
Por suerte, a pesar de la mala leche de muchos críticos, tenemos pocos casos de personas enfermas.

Hacer un pronóstico de catástrofe, es la anticipación del apocalipsis, el que nunca hasta ahora sucedió.

Entiendo que algunos critican por criticar, pero la realidad se impone.
No tenemos la expansión de la pandemia sino que estamos transitando un crecimiento limitado, afortunadamente.

Los que descubren que la salud estaba en terapia, deberían analizar el cuadro completo y denunciar el negocio capitalista de la salud.

Hay que examinar el problema desde la perspectiva de la sociedad de clases.

La cantidad de camas, recursos físicos, pueden o no ser suficientes, pero el problema no es medir si en el caso de la catástrofe...qué sucedería.

En primer lugar porque si ocurre el apocalipsis, la situación sería otra absolutamente distinta.
Informes serios señalan que en el curso de la pandemia en nuestro país, han disminuido los casos de afecciones vasculares graves (IAM. ACV) y es ostensiblemente menor el número de consultas ambulatorias, más allá de las limitaciones del aislamiento.

Si hacemos un análisis de los casos entre trabajadores de salud en general, vamos a tener que diferenciar los diferentes tipos de exposición de cada uno, ya que no es lo mismo trabajar en circuitos cerrados, en una guardia, en una UFU, en un geriátrico o en una clínica privada.

Ahora resulta que muchos descubren que los geriátricos no estaban habilitados y que el personal era multifuncional.
Se despertaron tarde.

En los servicios donde se trabaja con enfermos sospechosos o confirmados, los equipos de protección personal no pueden faltar, porque no podrían atenderlos.
Es como pensar que el cirujano ingresa al quirófano y no tiene las manos lavadas, no usa camisolín y no tiene guantes.
En los lugares de atención que no cumplen con las medidas de bioseguridad, y que asisten a pacientes respiratorios febriles el riesgo es mayor.
Si faltan EPP, hay que reclamarlos.

No tenemos casos de contagios provenientes de contactos primarios en áreas dentro de los hospitales.
No es un dato menor.

En opinión de muchos colegas, el lugar de trabajo, bajo las condiciones adecuadas, es el lugar más seguro.
Lo sabemos desde la epidemia de tuberculosis intrahospitalaria ocurrida en 1994.

Hasta hoy, no se produjo una expansión en los servicios de salud, ocasionados por contacto en las áreas de trabajo, o en circuitos que están debidamente aislados.
No hay casos de contagio en áreas de trabajo covid en los hospitales públicos de la CABA.

Los casos encontrados, tenían relación epidemiológica extrahospitalaria.
No estamos observando un crecimiento particular.
Lo que sucede es que el denominador de casos comunitarios es bajo y el personal que atiende enfermos fuera del sector hospitalario público, tiene mayor número de casos, porque está en contacto directo con personas positivas (tal el caso de los geriátricos, ejemplo de multiempleo y multifuncionalidad).
La proporción entonces resulta mayor.
Si crece el número comunitario, baja el numerador (salud).

Quienes trabajamos en áreas covid, sabemos que tenemos que cumplir con todas las medidas de bioseguridad.
¿Hacer testeos masivos?
Serviría como encuesta epidemiológica, pero nada más.
¿Dónde sería adecuado?
En áreas de trabajadores de la salud, para evaluar la posibilidad de portadores que eliminen virus.

En un hospital, todos son trabajadores de la salud.
Incluso el vendedor del bar!

Entonces, es muy difícil establecer el origen de un posible caso.
Es el problema del contagio horizontal.
Ya lo vivimos con la gripe.
Y también con la tuberculosis.

Obviamente, una apertura del transporte, de la actividad comercial, de la industria, incrementará por lo menos el riesgo, sino los casos.
Las industrias deberán iniciar la apertura bajo condiciones de bioseguridad: ¿cómo sería una línea de montaje? ¿Se podría cumplir el distanciamiento social?
¿Cómo se manejaría la industria automotriz?

Hay sobrados ejemplos que requieren respuestas precisas y no la vaguedad de comisiones, ya que el problema es nuevo y se requiere mucho estudio para establecer medidas seguras.

La apertura económica reclamada desde muchos y distintos sectores, que incluyen pequeños comerciantes de barrio hasta multinacionales (Techint), obedece a la crisis de consumo.
La caída del consumo es el problema central.
Y por supuesto, la caída de las exportaciones.

Los que proponen la unificación del sistema de salud, desconocen que el sistema ya está unificado.

Los subsectores en que se distribuye el negocio capitalista de la salud, están unificados bajo el capitalismo desde hace rato.

Reclamar un sistema único, es desconocer que los límites de los subsectores ya no existen.
Todo el negocio de la salud, está dividido en diferentes patronales, todas bajo las mismas condiciones sociales.

Lo que tendríamos que reclamar es el control del estado de todo el sistema, y en tal caso, sería una medida limitada, porque el carácter del estado, determina los intereses de su administración.

La fragmentación del sistema sanitario nacional, es solo una fragmentación del financiamiento y de los orígenes del mismo.
La desregulación de las obras sociales, la disolución de los límites de la seguridad social, operan en sentido de la unificación del sistema, con diferentes patronales.

Luis Trombetta.
Médico infectólogo.
Prof. Adjunto UBA