miércoles, 21 de enero de 2015

Crisis humanitaria en Africa occidental

"La crisis del virus del Ébola nos recuerda, una vez más, el lado negativo de la globalización"
Así inicia Joseph Stiglitz -Premio Nobel de Economía 2001- un artículo publicado en noviembre pasado.
Para el economista, a la par de "cosas buenas" (justicia social e igualdad de género), también cruzan las fronteras los problemas ambientales y las enfermedades.
Stiglitz intenta ocultar la crisis económica mundial: la justicia social y la igualdad que pregona, se desmienten en su propia tesis, reconociendo que los gobiernos no han asignado suficientes recursos en la crisis del ébola, que se propaga en Liberia y Sierra Leona, "países arrasados por las guerras, donde un gran porcentaje de la población esta desnutrido y el sistema de salud, devastado".
La crisis de la economía mundial cede el paso a las enfermedades emergentes y re emergentes que se expanden a nivel planetario, pero "sólo cuando los países avanzados se ven amenazados", se desarrolla la inversión para la investigación de vacunas en el sector privado.
El negocio capitalista de la salud y la obtención de beneficios millonarios de las multinacionales de la industria química y farmacéutica dominan la orientación de la investigación básica aplicada a la tecnología diagnóstica y a nuevas especialidades farmacéuticas.
Stiglitz lo explica en pocas palabras: "los laboratorios no están en el negocio por amor al arte".
Basta un ejemplo para verificar los alcances y la profundidad de la crisis: "el sistema de salud estadounidense, en su mayor parte privado, está fracasando".
En los EEUU la expectativa de vida es la peor de los 17 países más ricos, el acceso a la salud depende del sector privado (la salud no es reconocida como un derecho humano básico) y casi la mitad de los 50 estados se niegan a extender el programa de seguro de salud MEDICAID (ley de protección de pacientes y salud accesible impulsada por Obama) para la gente de más bajos recursos. EEUU tiene uno de los índices más altos de pobreza infantil entre los países desarrollados.
La enorme desigualdad social en los EEUU explica los malos resultados en materia de salud.
La crisis sanitaria que se expande en el occidente africano amenaza al resto del mundo.
Desde el primer brote ocurrido en Sudán en 1976, que afectó a trabajadores de una fábrica de algodón, la epidemia actual en África Occidental ha infectado ocho veces más el número de personas que todos los brotes anteriores juntos.
Al menos 11 de los 24 brotes se han extendido a través de los hospitales o clínicas, que no están preparados para asistir y contener la expansión de la enfermedad, diezmando al personal que se expone al contagio cuando carece del equipo de protección adecuado, de la desinfección del ambiente de trabajo y de la correcta eliminación de los residuos contaminados.
Ya en 1978 (dos años después del primer brote) la OMS advertía: "El hospital, especialmente el hospital de referencia, es el sitio donde tales brotes pueden o bien ser reconocidos y detenidos, o no reconocidos y difundidos. En ellos descansa la responsabilidad de detener la propagación de estas enfermedades peligrosas".
El New York Times publicó el 29/12/14 un reportaje al Dr. Pierre Rollin, experto en Ebola del Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades  (Atlanta, EEUU) en el que admite que el brote de 2014 fue subestimado y que se trata de una catástrofe que ha provocado 20.000 casos y 7.800 muertes. "Sin una respuesta contundente y coordinada, a una epidemia invisible se le permitió prosperar".
Una investigación del NYT descubrió que funcionarios de Guinea y la OMS demoraron el reconocimiento y la notificación de los primeros casos. "Había confusión gerenal en la OMS, que ya se extendía por los recortes presupuestarios y las exigencias de la competencia".
En el mismo sentido, los Dres. Peter Piot y Jeremy Farrar (especialistas en enfermedades infecciosas) publicaron un editorial en septiembre en el New England Journal of Medicine en el que señalan que el brote de Africa occidental fue "una crisis evitable" y que entre marzo y julio "nuevos esfuerzos de intervención modestos en ese momento podrían haber logrado el control."
Décadas de guerra civil, corrupción gubernamental, pobreza, escasez de servicios sanitarios, carencia de caminos y saneamiento ambiental han favorecido la epidemia de ébola en la intersección de los tres países más pobres y menos desarrollados del mundo.

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