viernes, 27 de enero de 2012

El negocio de la salud porteña

Por Luis Trombetta

para Tribuna de Salud


El discurso sanitario de Macri y Lemus es una versión refinada de sus antecesores.
Si durante varios lustros la discusión giró en torno al lugar que ocupaba el “tercer pagador” (al que se le podían cargar los costos del gasto sanitario, reduciendo el gasto público o en su defecto recuperando parte del costo) representado por la seguridad social, seguros médicos privados y hasta en personas provenientes de otras jurisdicciones, el paradigma actual es el de la rentabilidad.
Esa es la orientación que fijó la presentación del presupuesto 2012 en octubre pasado y en las propias palabras del Sr. Subsecretario Novick: el plan de salud está organizado en 3 ejes centrales: modelo de atención, de gestión y financiamiento.
Dijo Novick: “el financiamiento, que tiene que ver con facturación, es decir, todo el capítulo de facturación, líneas de crédito. Aquí, lo que aparece como costo-beneficio, es todo un capítulo dedicado a un análisis técnico, objetivo, concreto de qué se financia, de qué forma, con qué propósito, cómo se va a seguir el resultado efectivo de las acciones de financiamiento, a dónde se alojan esas acciones, cómo se planifican las obras, cómo se planifica la articulación, cómo se manejan los procesos en pos de eficiencias que minimicen la inversión en relación con los objetivos que se buscan. Por eso es una línea estratégica dentro del capítulo de financiamiento”.
El presupuesto presentado para el 2012 asciende a 6.620 millones.
Sin embargo en el mismo recinto se denunció una desestimación de por lo menos 1.000 millones, sin contar que el mismo no contempla el incremento salarial.
Si el 67% del presupuesto corresponde al gasto en personal (salarios), la conclusión es una sola: los números del ejecutivo son una burla.
En el proyecto, los “bienes de uso” representan el 7% (433 millones) correspondiente al Plan Plurianual de Inversiones que incluye “Obras” y “Mantenimiento”, absolutamente insuficiente.
La Ciudad subejecuta los presupuestos en cada administración y reduce los gastos devengados (comprometidos); reprograma recortando el gasto presupuestado e infla el porcentaje de lo realizado.
Es lo que se llama contabilidad creativa.
Los edificios de los hospitales se encargan de mostrarnos la verdad.
La lluvia derrumbó los cimientos de un pabellón abandonado y comprometió las estructuras de dos salas de pediatría (que debieron ser desocupadas) en el Hospital Muñiz. El presupuesto de reparación ya acumula dos rechazos.
El incendio en el Hospital Alvarez dejó al descubierto la realidad. El Subsecretario Ing. Kirby dijo que para continuar la obra presupuestada en 2012 para la Guardia del Alvarez, primero había que mudarla para poder tener espacio para hacer la obra. ¡Seguramente el fuego también se encargó del proyecto!
Las obras en los hospitales neuropsiquiátricos acumulan retrasos y promesas incumplidas.
Pero el negocio lo hace la empresa ASI, que cobra el 3% por facturarle al PAMI PROFE y el 16,5% por la cobranza de las Obras Sociales.
Este es el verdadero objetivo de la gestión: la preservación del negocio capitalista de la salud.
En la antesala de la discusión salarial y frente al derrumbe edilicio, todos los trabajadores de salud de la ciudad, debemos preparar nuestra intervención. Es tiempo de unificar el reclamo salarial y plantear una paritaria única, preparando asambleas hospitalarias y eligiendo delegados con mandato de las bases.

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