domingo, 5 de junio de 2011

Foro de Salud en el Frente de Izquierda

Sábado 18 de junio – 12 horas
Facultad de Medicina – UBA

¿Quien defiende la salud publica?

La formación del Frente de Izquierda representa una novedad política en el cuadro electoral. Toda la izquierda que va como tal, es decir, la que no se diluye detrás del gobierno nacional ni de la oposición derechista, ni va como furgón de cola de una centroizquierda que en los hechos es una “colectora” de los partidos del régimen, se ha reunido en una sola única para ofrecer una opción independiente en las elecciones.
El Frente de Izquierda no se reduce a los partidos políticos que lo integran o que han adherido al él, sino que pretende representar a todo el movimiento popular que lucha en nuestro país. Por eso las adhesiones y los apoyos al Frente de Izquierda se multiplican desde sectores de la izquierda social, intelectual, sindical y estudiantil. Así, el Frente de Izquierda se va transformando en un instrumento político para que en las elecciones se libre la misma pelea que cotidianamente miles de compañeros damos en las empresas, los colegios, los barrios y los hospitales.
En el terreno de la salud tenemos planteado un gran desafío, porque la defensa de la salud pública en una bandera de lucha política fundamental que en las elecciones el Frente de Izquierda debe defender con un programa, en oposición a los partidos y coaliciones que gobiernan en la Ciudad y en el país. En función de esto numerosos compañeros que participamos del movimiento de lucha de la salud -médicos, enfermeros, psicólogos, estudiantes de las distintas carreras universitarias vinculadas a la salud pública (Medicina, Psicología, Enfermería, Farmacia, Odontología)- y que integramos el Frente de Izquierda, hemos tomado la decisión de convocar un Foro de la Salud, para reagrupar para apoyar al Frente y a todas las luchas que se libran en defensa de la salud pública. El Foro será una oportunidad para debatir y formular un programa de salud que satisfaga las necesidades de las grandes masas explotadas de nuestro país. Y que enfrente las políticas privatizadoras, comunes a todos los partidos del régimen y sus sucesivos gobiernos. Esto es, un planteo en oposición a las políticas de destrucción de la salud pública y de desarrollo de la medicina como un negocio privado para el beneficio capitalista. Políticas estas que no han sido patrimonio exclusivo del “neoliberalismo” menemista y del macrismo, sino también de la centroizquierda y el progresismo, en cuyo nombre gobernaron y gobiernan, el alfonsinismo, la Alianza, los K y el ibarrismo.
Los pilares de la política privatizadora en la salud, como la desregulación de las obras sociales, la “libre opción”, la descentralización hospitalaria y la autogestión, las tercerizaciones de servicios y, en fin, el ahogo presupuestario y vaciamiento del sector estatal han sido el denominador común de todos los gobiernos llamados “democráticos”. Estos pilares fueron sostenidos y reforzados por el alfonsismo, el gobierno de Menem, el de la Alianza, hasta el régimen K. En la Ciudad, primero Ibarra y luego Macri. Una misma estrategia: reducir la inversión estatal en salud, romper el principio de solidaridad en las obras sociales y arancelar las prestaciones del sector público para “competir” en un mercado desregulado, según los dictados de la OMS, el Banco Mundial, el BID.

Qué es defensa del hospital público

La situación del hospital público, es el resultado directo de las políticas privatistas que analizamos. Bajo la lupa de la medicina de mercado es totalmente deficitario y oneroso. Su ‘puesta en valor’ consiste en arancelizar todas las prestaciones y rescatar las que sean rentables para el mercado. Todos pagan: las obras sociales que quieran contratar servicios complejos como accidentología, los municipios del conurbano a sus habitantes y el ciudadano pobre y sin cobertura con un subsidio del Estado (tarjeta de salud) que le de acceso a una prestación mínima. El resto se cierra, o se recicla como geriátricos, salas para crónicos indigentes o psiquiátricos. Los planes ‘medico de cabecera’ tienen la función de filtrar el acceso al hospital y las salas barriales están en estado de deterioro terminal. Como dijo Belocopitt, el capomafia de las pre pagas: de los viejos, los desocupados y los crónicos indigentes, que se ocupe el Estado, los jóvenes sanos que paguen seguros de salud.
Durante los últimos 40 años, los gobiernos se dedicaron a descentralizar los hospitales nacionales pasándolos sin financiamiento a provincias y municipios; a tercerizar servicios y donde se pudo, a arancelizarlos; a que se “autogestionen” - que vivan con lo que cobren -. Sólo la amenaza de una catástrofe sanitaria en medio de la crisis capitalista y una resistencia tenaz de los trabajadores, frenó la desaparición del hospital público. En el 2001 – 2002 la defensa del hospital público fue bandera de las asambleas populares.
La defensa del hospital público debe dejar de ser una muletilla para pasar a ser el centro de una política nacional de salud pública. Centros de excelencia, asistenciales, de docencia e investigación, con médicos full time, bien pagos, con redes propias de centros y consultorios barriales. La primera medida hacia este objetivo es la triplicación del presupuesto de salud pública y su gestión por parte de los trabajadores.

Es el capitalismo estúpido!

En el Frente de Izquierda sostenemos que no existe posibilidad alguna de “defensa del hospital público”, “salud igualitaria”, “accesibilidad democrática”, “medicina preventiva” o “remedios para todos”, si no se remueven estas bases del sistema y no se afectan los intereses de los pulpos farmacéuticos y de equipamiento tecnológico, sanatoriales y de pre pagas. Y si no se establece que la gestión de salud esté en manos de los trabajadores.
Jorge Selser, por ejemplo, candidato a vice del progresismo pino solanista, plantea algunos programas - ‘médicos de cabecera’, ‘medicina ambulatoria’ - que ya existen o, que sin cambios de fondo, no pasan de buenas intenciones. Pero sorprendentemente, opina que, para combatir el negocio de la salud de las corporaciones médico – farmacéuticas, hay que invertir en prevención para evitar la enfermedad (entrevista por J.C. Castiñeiras junio /09). Pero la prevención – producción de vacunas, saneamiento ambiental, agua potable, buena alimentación – está bajo el control y la manipulación de los mismos intereses del gran capital que lucran con la enfermedad.
Selser no planteó en dos años y medio de legislador por Proyecto Sur, una sola iniciativa para afectar con impuesto gravosos al gran capital, para triplicar el financiamiento del hospital público que dice defender. Ni impulsó la suspensión de la legislación de patentes, ni la intervención de la industria farmacéutica, a favor del abaratamiento de los medicamentos y su producción por el Estado. Tampoco la eliminación de la mafia financiera de las prepagas, que lucra con el vaciamiento de las obras sociales.

La biblia y el calefón

No podemos pasar por alto que Selser es un candidato muleto. Fue nominado en ese puesto sólo porque Graciela Ocaña declinó el ofrecimiento hecho por Proyecto Sur para que vaya de vicejefa, no sin antes afirmar que de todos modos iba a hacer campaña por Pino Solanas ¿Pero acaso quienes luchamos por la defensa de la salud pública podemos olvidar que Ocaña fue ministra de salud e interventora del Pami, y desde esos lugares aplicó la política privatizadora de salud? ¿O no fue Ocaña quien mandó a los patoteros al Hospital Francés para apalear a los trabajadores que rechazaban su vaciamiento y cierre?
El llamado “progresismo” ha sido pionero en aplicar esta política privatizadora. Las llamadas “reformas de segunda generación”, la “autogestión” y la “descentralización” fueron el envoltorio ideológico de un libreto que se escribió en los despachos del Banco Mundial para transformar la salud en una mercancía que otorga un beneficio a quien la brinda y requiere un pago para quien la recibe. En el medio, y en función de hacer avanzar estos intereses, se procedió a un desmantelamiento creciente del hospital público, por el simple motivo que es necesario evitar la “competencia” desleal de un sistema de salud gratuito y de calidad por parte del Estado.

Concurra al Foro de Salud del Frente de Izquierda

En fin, opinamos que la crisis actual de los hospitales y el debate sobre el destino de la Salud Pública en curso, expresado por luchas como las del Borda, el Hospital de Niños, antes el Piñero, el Centro Ameghino o el Lagleyze, ofrecen un campo de reagrupamiento de los trabajadores de Salud y de definición de una corriente socialista, que buscamos expresar políticamente en la construcción del Frente de Izquierda y su campaña en las actuales elecciones en la Ciudad y en el país.
Desde ahora hasta el 18 estaremos visitando cada hospital para respondernos dos preguntas: ¿qué hacemos frente al derrumbe de la salud pública y porqué impulsar el Frente de Izquierda?
Nuestro programa básico es: triplicación del presupuesto de salud; derogación de todas la legislación privatista sobre obras sociales y hospitales públicos; ruptura de los convenios con el Banco Mundial y otros organismos internacionales de crédito; suspensión de la ley de patentes, intervención e investigación de la industria farmacéutica para el abaratamiento de los medicamentos y su producción por el estado; gestión de salud publica en manos de los trabajadores.

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