por Luis Trombetta
Hoy se informó la muerte de Emilio Eduardo Massera, ex almirante de la armada argentina, cargo al que había ascendido durante el gobierno peronista en 1974.
Como señala un diario extranjero, el ascenso de Massera al mayor rango de la jerarquía naval, resulta una verdadera ironía ya que el “Almirante Cero”, nombre por el que fue conocido en las mazmorras de la ESMA, era antiperonista y fue activo partícipe del golpe de estado del 55.
Massera fue un asesino consumado.
Distintas crónicas lo señalan como responsable de un grupo de torturadores al que supervisaba personalmente.
Sus víctimas fueron ejecutadas en fusilamientos y en los vuelos de la muerte.
Con el conjunto de las fuerzas armadas, la burguesía y el visto bueno del imperialismo, junto a Videla y Agosti comandaron el golpe de estado más sanguinario de la historia del último cuarto de siglo pasado, y fue el militar que pretendió colocar al partido militar en un proyecto de “partido político”, sustentado en los intereses de la Armada y sus propias especulaciones.
En 1978 publicó el diario “Convicción” y fue columnista de la revista “Cambio”.
Creó el Centro Piloto de París, una verdadera agencia internacional de la dictadura, dedicada a contrarrestar las denuncias que circulaban en Europa sobre la existencia de los centros clandestinos y la desaparición de personas.
Massera fue un asesino, pero por sobre todo fue un operador de la dictadura que representó a la burguesía y a los partidos patronales que apoyaron el golpe de estado.
En 1979 fundó el partido “Democracia Social”.
El 9 de diciembre de 1985, fue condenado a prisión perpetua, reclusión por tiempo indeterminado e inhabilitación absoluta para ocupar cargos de por vida.
El 29 de noviembre de 1990 fue indultado por Menem.
"Nadie tiene que defenderse por haber ganado una guerra justa, y la guerra contra el terrorismo subversivo fue una guerra justa", dijo en ocasión de ser juzgado. En una entrevista de 1995 fue más allá: "¿Creen que todo lo que hicimos fue sin el aval de los políticos, de los empresarios y de los curas? ¿Qué político de este país puede asegurar que no se reunió alguna vez con Massera?", dijo al diario Página 12.
En noviembre de 1998 fue nuevamente detenido acusado por el robo de bebés.
Le fue concedido el arresto domiciliario.
En 2001 fue nuevamente detenido
En 2002 fue internado en el Hospital Naval con un accidente cerebro vascular.
En 2005 fue declarado incapaz por “demencia”.
Massera comandó la persecución, tortura y exterminio de una generación de jóvenes, obreros, profesionales, estudiantes, militantes políticos, sindicalistas, que se organizaban al calor de la huelga de Villa Constitución, de la huelga general de junio y julio de 1975, que habían luchado contra el “Pacto Social” de 1973, que luchaban contra la burocracia sindical, que formaban una nueva generación que se organizaba en coordinadoras fabriles, y que pusieron en jaque a la burocracia sindical, y que rompían sus lazos con el PJ y la tutela de Rucci y luego Casildo Herrera.
Su muerte sin condena deja en evidencia que los crímenes de la dictadura siguen impunes.
Hoy se informó la muerte de Emilio Eduardo Massera, ex almirante de la armada argentina, cargo al que había ascendido durante el gobierno peronista en 1974.
Como señala un diario extranjero, el ascenso de Massera al mayor rango de la jerarquía naval, resulta una verdadera ironía ya que el “Almirante Cero”, nombre por el que fue conocido en las mazmorras de la ESMA, era antiperonista y fue activo partícipe del golpe de estado del 55.
Massera fue un asesino consumado.
Distintas crónicas lo señalan como responsable de un grupo de torturadores al que supervisaba personalmente.
Sus víctimas fueron ejecutadas en fusilamientos y en los vuelos de la muerte.
Con el conjunto de las fuerzas armadas, la burguesía y el visto bueno del imperialismo, junto a Videla y Agosti comandaron el golpe de estado más sanguinario de la historia del último cuarto de siglo pasado, y fue el militar que pretendió colocar al partido militar en un proyecto de “partido político”, sustentado en los intereses de la Armada y sus propias especulaciones.
En 1978 publicó el diario “Convicción” y fue columnista de la revista “Cambio”.
Creó el Centro Piloto de París, una verdadera agencia internacional de la dictadura, dedicada a contrarrestar las denuncias que circulaban en Europa sobre la existencia de los centros clandestinos y la desaparición de personas.
Massera fue un asesino, pero por sobre todo fue un operador de la dictadura que representó a la burguesía y a los partidos patronales que apoyaron el golpe de estado.
En 1979 fundó el partido “Democracia Social”.
El 9 de diciembre de 1985, fue condenado a prisión perpetua, reclusión por tiempo indeterminado e inhabilitación absoluta para ocupar cargos de por vida.
El 29 de noviembre de 1990 fue indultado por Menem.
"Nadie tiene que defenderse por haber ganado una guerra justa, y la guerra contra el terrorismo subversivo fue una guerra justa", dijo en ocasión de ser juzgado. En una entrevista de 1995 fue más allá: "¿Creen que todo lo que hicimos fue sin el aval de los políticos, de los empresarios y de los curas? ¿Qué político de este país puede asegurar que no se reunió alguna vez con Massera?", dijo al diario Página 12.
En noviembre de 1998 fue nuevamente detenido acusado por el robo de bebés.
Le fue concedido el arresto domiciliario.
En 2001 fue nuevamente detenido
En 2002 fue internado en el Hospital Naval con un accidente cerebro vascular.
En 2005 fue declarado incapaz por “demencia”.
Massera comandó la persecución, tortura y exterminio de una generación de jóvenes, obreros, profesionales, estudiantes, militantes políticos, sindicalistas, que se organizaban al calor de la huelga de Villa Constitución, de la huelga general de junio y julio de 1975, que habían luchado contra el “Pacto Social” de 1973, que luchaban contra la burocracia sindical, que formaban una nueva generación que se organizaba en coordinadoras fabriles, y que pusieron en jaque a la burocracia sindical, y que rompían sus lazos con el PJ y la tutela de Rucci y luego Casildo Herrera.
Su muerte sin condena deja en evidencia que los crímenes de la dictadura siguen impunes.
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