Como en el 2002, la
Asociación de Médicos Municipales acompaña el hundimiento social, desde la
cubierta del Titanic.
Parece una evocación
repetida, pero no menos adecuada.
Sería injusto no
señalar que la Lista 10 que dirige 5 cinco hospitales porteños, acompaña la
somnolencia oficial.
Es que el silencio y
la mirada desviada, los une en sus raíces.
El gobierno porteño
impuso una paritaria a la baja, que no recompuso la pérdida salarial del 2018.
Este año, el aumento
fraccionado y la promesa de una cláusula gatillo, nos puso en los botes
salvavidas. El hundimiento estaba cantado.
La devaluación del
peso, la corrida cambiaria, la crisis económica y ahora el default, no
conmueven a la burocracia sindical.
Ni a la AMM ni a las
centrales obreras.
Mientras el salario
se derrumba con la estampida de los precios de la canasta familiar, de los
alquileres de las viviendas, de los intereses usurarios de los créditos
bancarios y de las tarjetas de crédito, los dirigentes de la AMM miran para
otro lado.
Las medidas
anunciadas por el gobierno nacional, ni frenan la fuga de capitales ni la caída
del poder adquisitivo del salario.
La banca capitalista
se lleva las ganancias a mano llena.
Y nosotros y todos
los trabajadores, estamos de punto.
No podemos marchar
sumisos a la catástrofe.
Más temprano que nunca,
tenemos que defender nuestro salario.
Para parar la fuga de
capitales, y que la tormenta del default no nos lleve al infierno, los
trabajadores debemos organizar nuestras fuerzas.
La clase trabajadora,
de la que formamos parte, debe tomar la iniciativa de lucha.
Organizar asambleas,
mandatar delegados y convocar a la movilización de todos los médicos del
gobierno de la ciudad.
Hay que vencer la
parálisis que impone la burocracia sindical.
Es tiempo de actuar
en defensa de nuestro salario.
Sin demora.
Luis Trombetta
29/08/2019