Martes de noche.
Un día de recuerdos y
homenajes.
Los portales,
noticieros, los diarios, nos recuerdan Malvinas.
Pero la realidad
diaria se cuela inmediatamente.
Imposible salir de la
cotidianeidad.
La situación
económica es alarmante.
El pronóstico es
pésimo: entraremos en un default, en una hiperinflación, las leliq son la
última estación del hundimiento social.
Pero la noticia que
más me impresiona, es el cálculo de inflación para este año, medido,
pronosticado por consultoras privadas con visión optimista: 37%.
4% para marzo.
La noticia la
anticipa TN, de discurso oficialista, aunque mostrando la quiebra del frente
patronal del gobierno.
Entonces me pregunto
qué impulsó a nuestros delegados paritarios, a firmar un acuerdo que además de
clandestino fue insuficiente desde todo punto de vista.
Ni recompuso la
pérdida salarial del 2018 ni protege el salario del 2019.
Y pienso cuál es el
rédito que consiguen estos representantes, al votar en contra de los mandatos
de las pocas asambleas que se reunieron (a contramarcha de los intereses de
nuestra burocracia sindical, que reúne a los Consejeros en el polideportivo, sin
consultar a las bases, a nosotros), y que en los pocos casos en los que los
médicos nos pronunciamos, votan en contra de la opinión consensuada en las
asambleas.
¿No es raro que esto
suceda?
¿No parece una
imbecilidad, aprobar un acuerdo que nos perjudica?
¿No es desconcertante
que los representantes elegidos, representen mejor a la patronal (al gobierno
de la CABA) que a los que trabajamos, que a sus propios votantes?
No.
No es raro ni
inusual.
Es la naturaleza de
la burocracia sindical.
Luis Trombetta
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