domingo, 17 de diciembre de 2017

Los médicos también nos jubilamos

¿Y los médicos?
También nos jubilamos!

Lejos de una posición “hegemónica”, me pregunto qué dice nuestro gremio.
(Demás está decir que estoy harto de escuchar este latiguillo “modelo médico hegemónico”, como si no me tuviera que levantar todos los días a las 6 de la mañana para ir a trabajar y que mi jornada termine a la noche todos los días y que además tenga que escuchar a los “falsoprogresistas” despotricar contra el “modelo”, negando nuestro COMUN carácter asalariado, TODOS explotados por el estado y las empresas privadas de salud)

Justamente a eso me refiero: ¿qué dice nuestra Asociación de Médicos Municipales sobre nuestro futuro jubilatorio?

En los mentideros se dice que en la CABA nos jubilamos con un 50% de nuestro salario.
Dependerá entonces de la antigüedad (categoría), de la posesión de cargo (ejecución o conducción) y de la carga horaria (muchas veces independiente del cargo), para redondear esa mitad de sueldo activo.

La “maldad” del sistema, y me refiero no sólo al previsional, sino al conjunto del orden social, condena a los jubilados y también a los trabajadores activos.

En particular, los médicos de la salud pública del Gobierno porteño tributamos el impuesto a las ganancias, como si fuéramos los CEO de las multinacionales.

Hay un abismo entre el “bruto” y el “neto”. Contando con los aportes (legítimos) al sistema previsional, al sindicato, a la obra social (a la que aportamos “doble”), más el impuesto a la 4ª categoría, los descuentos rondan el 30% del haber bruto.
Y si sumamos los ingresos no retributivos, veremos que una buena parte del salario, tampoco contribuye con el cálculo del haber jubilatorio.

Como la especulación habita en los burócratas, cuando les llega la cercanía a la edad de jubilarse, aprovechan para integrar las listas gremiales, seguros que la inmunidad que protege a los representantes gremiales, les garantiza el salvoconducto a la cesantía por edad.
Miserias de la vida, son los delegados gremiales que pretenden salvar sus pellejos, de espalda a los miles que los votan.

En los últimos días el gobierno lanzó el ajuste a los jubilados.
Macristas y peronistas acordaron en el Senado y prometieron apoyar la confiscación.
No hace falta describir lo que ya todos sabemos y vivimos.
La burocracia sindical se esconde y maldice tener que asomar la cabeza.

Pero vayamos a lo que propongo discutir: ¿y los médicos?
La AMM es un acuerdo de oportunidad, ante el gobierno de turno, refritado de viejas alianzas entre radicales y peronistas, con toques de variados otros linajes políticos, también patronales.
Y todos se esmeran por sacarle el culo a la jeringa: mejor no hablar, mejor no sacar los pies del plato.
Pero por abajo, la pregunta de cómo será nuestro futuro jubilatorio, frecuenta a los de más de 55, sub 65.
¿Nos alargan la edad?
Mejor quedarse antes que te bajen el sueldo…
¿Y entonces?

No hay respuesta para los médicos, diferente para el conjunto de todos los trabajadores.

La reforma laboral, el ajuste a los jubilados, el beneficio a la patronal, nos castiga a todos los trabajadores.
Por eso me tiene harto el asunto del “modelo médico hegemónico”, como si no fuéramos explotados por la misma clase patronal y como si los médicos fuéramos socios del capital  empresario!

Somos trabajadores asalariados y empobrecidos, como todos.
Explotados como cualquier asalariado.
(Advierto que recibiré la crítica de tirios y troyanos).
Ojalá dispare algún tipo de debate.

Luis Trombetta

PD: me tomo el atrevimiento de citar a Jorge Altamira, en una nota publicada en Prensa Obrera.


La crisis previsional tiene un significado estratégico, porque pone de manifiesto la imposibilidad del capital para asegurar la supervivencia de la clase que explota. Por eso sólo será resuelta por una reorganización socialista de la sociedad. La jubilación es un salario diferido que debe adelantar el capital con sus ganancias realizadas o esperadas. La insurgencia del capital contra el aumento de la expectativa de vida de los trabajadores, es una expresión concluyente de su decadencia histórica.

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