martes, 10 de enero de 2017

No es el PAMI, es el capitalismo

No es el PAMI, es el capitalismo

El anuncio de la quita de subsidios para medicamentos a beneficiarios del PAMI, ha generado un fuerte rechazo.
El PAMI y las obras sociales del sistema de la seguridad social en Argentina, brindan una cobertura para medicamentos recetados por su nombre genérico, que va del 40 al 80% del valor del costo en la farmacia.
En situaciones particulares, que deben acreditar los afiliados, el PAMI subsidia el costo al 100%.
Las autoridades del PAMI anunciaron el recorte del subsidio, y las cláusulas quedaron expresadas en al Anexo I de la Disposición Conjunta Nº 0005-17. 

“Para acceder a los medicamentos al 100 % de cobertura por razones sociales, los afiliados al Instituto deberán: Tener Ingreso menor o igual a 1,5 haberes previsionales mínimos. No estar afiliados a un sistema de medicina Pre Paga concomitantemente con la afiliación al Instituto. No encontrarse incurso en alguno de los siguientes supuestos: Ser propietarios de más de un inmueble, Poseer un vehículo de menos de 10 años de antigüedad (a menos que posean un certificado de discapacidad) Poseer aeronaves o embarcaciones de lujo. De no cumplir con los puntos a y b y, siendo el costo en bolsillo de los medicamentos indicados para su tratamiento igual o mayor al 5% de sus ingresos, podrá solicitar la cobertura al 100% en medicamentos por razones sociales a través de un mecanismo de vía de excepción en el que se requerirá y evaluará: Informe social (Disposición 7339/GPSyC/13) y la escala de vulnerabilidad Socio-sanitaria (Disposición 306/GPSyC/05) Revalidación médica”.

Sigue vigente el caso de los medicamentos comprendidos en la resolución 310/2004, para los tratamientos de algunas enfermedades, entre ellas la tuberculosis, la diabetes y otras, con cobertura del 100%.
El PAMI cuenta con una población de afiliados que supera los 4.800.000 beneficiarios.
Es la obra social más grande de latinoamérica.

En el inicio del macrismo, su titular el Dr. Regazzoni confirmó que "todas las prestaciones que los afiliados requieran están garantizadas", aunque confirmó que mantiene una deuda de 5 mil millones de pesos y un déficit operativo superior a los 200 millones de pesos, y que la prioridad será mejorar "la calidad de los servicios de internación, uno de los principales reclamos de los afiliados". (La Nación 12/01/16).
En Misiones en octubre de 2016, Regazzoni dijo que “el PAMI tiene deuda del 2015 y 2014 que son muy pesadas y no hemos podido regularizar. Hoy estamos pagando al día, todo lo que se consume al mes se está pagando, regularizar la deuda es otro esfuerzo que todavía no hemos podido hacer”. (14/10/16 Misiones Online).
Por su parte, en enero de 2016, el Colegio de Farmacéuticos de la Ciudad denunció que la obra social comenzó a restringir los pagos desde octubre y acumuló una deuda de $1800 millones. Las farmacias no venderían medicamentos si no pueden reponer el stock.
Un escenario que muestra la crisis del sistema de salud para los beneficiarios, que con sus aportes sostienen un programa que ha sido repetidamente vaciado, en beneficio del negocio capitalista de la salud.
Las empresas que explotan los servicios de salud que obtienen las ganancias de la comercialización de servicios, productos farmacéuticos, logística (ambulancias), suministro de equipamientos, sanatorios y estudios de alta complejidad, han crecido a la sombra de un sistema que les ha garantizado la obtención de dividendos, con la complicidad de todos los gobiernos desde su creación en 1971.
La definanciación del sistema de la seguridad social, va más allá del PAMI.
El acuerdo entre las CGT y el gobierno de Macri ha sellado la paz social, al precio de la devolución de los fondos de las obras sociales retenidos por el kirchnerismo, favoreciendo a las burocracias sindicales que poseen negocios entrelazados con la medicina privada.
La desregulación de las obras sociales, el traspaso a la medicina prepaga y la transferencia de prestaciones a empresas, sanatorios y hasta servicios funerarios, engrosaron las cajas de los capitalistas y sindicalistas que vieron en la desregulación, un nuevo y rentable negocio privado.

¿Quién paga el despilfarro, la corrupción, las ganancias de los capitalistas que obtuvieron cuantiosos beneficios del mercado de la salud?
Los beneficiarios de las obras sociales, incluido el PAMI, que reciben servicios insuficientes, que deben abonar co seguros para prestaciones que debieran estar solventadas por sus aportes, que enfrentan faltantes de medicamentos o suspensiones de servicios.
Y los trabajadores de la salud, en todas sus profesiones, que son explotados con salarios insuficientes y formas precarias de contratación, que en muchos casos ocultan la relación de dependencia, evadiendo el aporte patronal, las paritarias y los convenios colectivos.
El sistema de salud en manos de la burguesía, ha reconstruido el mercado de medicamentos quebrado en 2002, sin afectar las patentes medicinales ni la propiedad de las farmacéuticas que manejan el mercado internacional.
La producción pública de medicamentos (PPM) fue un espejismo que capturó la atención de buena parte de la intelligentsia kirchnerista, que vio fracasada la vía nacional y popular para una industria que jamás podía competir en escala y costo (ni hablar de tecnología) con los laboratorios internacionales.
Basta ver la falta de medicamentos para la tuberculosis, de bajo interés para la industria farmacéutica, para comprobar que los laboratorios locales enrolados en la PPM, no pudieron abastecer la demanda interna.
Una industria que en manos de la "burguesía nacional", no puede desarrollarse en el actual cuadro de crisis internacional.

La salida de la crisis sólo es posible en un escenario de reorganización social y económica de las obras sociales y del sistema de salud en su conjunto.
El desconocimiento de la ley de patentes medicinales, la instalación de un laboratorio de productos farmacéuticos estatal y bajo control de sus trabajadores, es el paso inicial.
El presupuesto debe cubrir todas las necesidades: para la producción, para el abastecimiento de los pacientes y para los salarios de los trabajadores de la industria y de la salud.
Luis Trombetta

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