No es el PAMI, es el capitalismo
El anuncio de la quita de subsidios para medicamentos a beneficiarios
del PAMI, ha generado un fuerte rechazo.
El PAMI y las obras sociales del sistema de la seguridad social en Argentina,
brindan una cobertura para medicamentos recetados por su nombre genérico, que
va del 40 al 80% del valor del costo en la farmacia.
En situaciones particulares, que deben acreditar los afiliados, el PAMI subsidia
el costo al 100%.
Las autoridades del PAMI anunciaron el recorte del subsidio, y las
cláusulas quedaron expresadas en al Anexo I de la Disposición Conjunta Nº
0005-17.
“Para acceder a los medicamentos
al 100 % de cobertura por razones sociales, los afiliados al Instituto deberán:
Tener Ingreso menor o igual a 1,5 haberes previsionales mínimos. No estar
afiliados a un sistema de medicina Pre Paga concomitantemente con la afiliación
al Instituto. No encontrarse incurso en alguno de los siguientes supuestos: Ser
propietarios de más de un inmueble, Poseer un vehículo de menos de 10 años de
antigüedad (a menos que posean un certificado de discapacidad) Poseer aeronaves
o embarcaciones de lujo. De no cumplir con los puntos a y b y, siendo el costo
en bolsillo de los medicamentos indicados para su tratamiento igual o mayor al
5% de sus ingresos, podrá solicitar la cobertura al 100% en medicamentos por
razones sociales a través de un mecanismo de vía de excepción en el que se
requerirá y evaluará: Informe social (Disposición 7339/GPSyC/13) y la escala de
vulnerabilidad Socio-sanitaria (Disposición 306/GPSyC/05) Revalidación médica”.
Sigue vigente el caso de los medicamentos comprendidos en la resolución
310/2004, para los tratamientos de algunas enfermedades, entre ellas la
tuberculosis, la diabetes y otras, con cobertura del 100%.
El PAMI cuenta con una población de afiliados que supera los 4.800.000
beneficiarios.
Es la obra social más grande de latinoamérica.
En el inicio del macrismo, su titular el Dr. Regazzoni confirmó que "todas
las prestaciones que los afiliados requieran están garantizadas",
aunque confirmó que mantiene una deuda de 5 mil millones de pesos y un déficit
operativo superior a los 200 millones de pesos, y que la prioridad será mejorar
"la calidad de los servicios de internación, uno de los principales
reclamos de los afiliados". (La Nación 12/01/16).
En Misiones en octubre de 2016, Regazzoni dijo que “el PAMI tiene deuda del 2015 y 2014 que son
muy pesadas y no hemos podido regularizar. Hoy estamos pagando al día, todo lo
que se consume al mes se está pagando, regularizar la deuda es otro esfuerzo
que todavía no hemos podido hacer”. (14/10/16 Misiones Online).
Por su parte, en enero de 2016, el Colegio de Farmacéuticos de la Ciudad denunció que la obra social
comenzó a restringir los pagos desde octubre y acumuló una deuda de $1800
millones. Las farmacias no venderían
medicamentos si no pueden reponer el stock.
Un escenario que
muestra la crisis del sistema de salud para los beneficiarios, que con sus
aportes sostienen un programa que ha sido repetidamente vaciado, en beneficio
del negocio capitalista de la salud.
Las empresas que
explotan los servicios de salud que obtienen las ganancias de la
comercialización de servicios, productos farmacéuticos, logística
(ambulancias), suministro de equipamientos, sanatorios y estudios de alta
complejidad, han crecido a la sombra de un sistema que les ha garantizado la
obtención de dividendos, con la complicidad de todos los gobiernos desde su
creación en 1971.
La definanciación
del sistema de la seguridad social, va más allá del PAMI.
El acuerdo entre las
CGT y el gobierno de Macri ha sellado la paz social, al precio de la devolución
de los fondos de las obras sociales retenidos por el kirchnerismo, favoreciendo
a las burocracias sindicales que poseen negocios entrelazados con la medicina
privada.
La desregulación de
las obras sociales, el traspaso a la medicina prepaga y la transferencia de
prestaciones a empresas, sanatorios y hasta servicios funerarios, engrosaron
las cajas de los capitalistas y sindicalistas que vieron en la desregulación,
un nuevo y rentable negocio privado.
¿Quién paga el
despilfarro, la corrupción, las ganancias de los capitalistas que obtuvieron
cuantiosos beneficios del mercado de la salud?
Los beneficiarios de
las obras sociales, incluido el PAMI, que reciben servicios insuficientes, que
deben abonar co seguros para prestaciones que debieran estar solventadas por
sus aportes, que enfrentan faltantes de medicamentos o suspensiones de
servicios.
Y los trabajadores
de la salud, en todas sus profesiones, que son explotados con salarios
insuficientes y formas precarias de contratación, que en muchos casos ocultan
la relación de dependencia, evadiendo el aporte patronal, las paritarias y los
convenios colectivos.
El sistema de salud
en manos de la burguesía, ha reconstruido el mercado de medicamentos quebrado
en 2002, sin afectar las patentes medicinales ni la propiedad de las
farmacéuticas que manejan el mercado internacional.
La producción
pública de medicamentos (PPM) fue un espejismo que capturó la atención de buena
parte de la intelligentsia kirchnerista, que vio fracasada la vía nacional y
popular para una industria que jamás podía competir en escala y costo (ni
hablar de tecnología) con los laboratorios internacionales.
Basta ver la falta de
medicamentos para la tuberculosis, de bajo interés para la industria
farmacéutica, para comprobar que los laboratorios locales enrolados en la PPM,
no pudieron abastecer la demanda interna.
Una industria que en
manos de la "burguesía nacional", no puede desarrollarse en el actual
cuadro de crisis internacional.
La salida de la
crisis sólo es posible en un escenario de reorganización social y económica de
las obras sociales y del sistema de salud en su conjunto.
El desconocimiento
de la ley de patentes medicinales, la instalación de un laboratorio de
productos farmacéuticos estatal y bajo control de sus trabajadores, es el paso
inicial.
El presupuesto debe
cubrir todas las necesidades: para la producción, para el abastecimiento de los
pacientes y para los salarios de los trabajadores de la industria y de la
salud.
Luis Trombetta
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