El
informe económico semanal Nº 372 del Banco Ciudad, nos da un baño de realidad.
Más que un baño, un diluvio.
Conviene
leerlo pausadamente.
En la última semana hubo noticias auspiciosas de cara a la
resolución definitiva del conflicto por la deuda, con la sanción de la ley que
permite el pago a los fondos litigantes, apoyada por 2/3 partes de ambas
cámaras del Congreso. Asimismo, se conocieron datos fiscales que, en un marco
de quita de subsidios, apuntan al inicio de una reversión del creciente déficit
de las cuentas públicas, principal elemento desestabilizante y raíz estructural
del proceso inflacionario que afecta a la Argentina desde hace ya una década. Además, se
divulgaron indicadores que señalan una recomposición de los flujos de comercio
exterior liderados por las exportaciones, que apuntan a revertir el otro
déficit, el externo, tras la liberalización del mercado de cambios, las bajas
impositivas a sectores naturalmente generadores de divisas como el agro y la
eliminación de las restricciones cuantitativas a la exportación vigentes hasta
fin de 2015. La contracara de todas estas correcciones en marcha viene siendo
una profundización de la contracción del nivel de actividad iniciada en la
segunda mitad del año pasado, la cual se espera que sea de carácter transitorio
y comience a revertirse a partir del segundo semestre.
El
Banco de la Ciudad ,
vocero del macrismo, anuncia la tormenta.
Veamos.
El
acuerdo colonial con los acreedores externos, rememora el pacto Roca Runciman.
Más allá de la evocación de una tragedia que pagó la clase trabajadora con la firma del tratado en 1933, parecen oírse desde la historia las palabras del Vicepresidente argentino Julio A. Roca (h) que resumieron el contenido del pacto: La geografía política no siempre logra en nuestros tiempos imponer sus límites territoriales a la actividad de la economía de las naciones. Así ha podido decir un publicista de celosa personalidad quela
Argentina , por su interdependencia recíproca es, desde el
punto de vista económico, una parte integrante del Imperio Británico
(10/01/1940).
Más allá de la evocación de una tragedia que pagó la clase trabajadora con la firma del tratado en 1933, parecen oírse desde la historia las palabras del Vicepresidente argentino Julio A. Roca (h) que resumieron el contenido del pacto: La geografía política no siempre logra en nuestros tiempos imponer sus límites territoriales a la actividad de la economía de las naciones. Así ha podido decir un publicista de celosa personalidad que
Tal como ahora los kirchneristas votaron en
el Senado el acuerdo con los fondos buitres, Raúl Prebisch, asesor de Roca, afirmó: "Sigo estimando, y puedo
demostrarle a quien quiera, que el acuerdo era lo único que podía hacerse para
la exportación argentina del desastre de la gran recesión mundial. No fue un
acuerdo dinámico. Fue un acuerdo de defensa, en un mundo económico
internacional que se contraía".
No hace falta decir nada más.
Los aumentos de tarifas en servicios
esenciales, recuerdan otra tragedia: el rodrigazo.
Celestino Rodrigo, Ministro peronista del
gobierno de María Estela Martínez de Perón, descargó su furia con una
devaluación del dólar de 160% para el tipo comercial y un 100% para el
financiero, en una época de mercado cambiario desdoblado.
Así nos fue.
La inflación llegó al 777% anual y los precios
nominales subieron 183% al finalizar 1975.
El gobierno peronista pretendía poner tope a la
suba de salarios, por debajo de la inflación.
El resultado fue la licuación del salario por
el efecto devaluatorio.
El argumento fue el mismo: sincerar la
economía.
Las huelgas obreras se desataron en todo el
país a partir del 6 de junio de 1975 y la burocracia sindical de la CGT fue desbordada por las
coordinadoras obreras que se formaron al calor de las luchas en las fábricas,
que alcanzan el punto máximo con una movilización calculada en 250.000 personas
a la Plaza de Mayo
y la huelga general del 7 y 8 julio.
Los trabajadores quebraron el ajuste obteniendo
paritarias que lograron recuperar el poder adquisitivo del salario y la crisis
en el peronismo condujo a la salida de López Rega.
El recuerdo viene a cuenta de señalar que las
crisis económicas, el default, es una historia repetida.
Y que los que pagan la cuenta, son siempre los
trabajadores.
Pero volviendo al informe del Banco Ciudad, su
último párrafo es una muestra de hipocresía.
Decir que la contracara de las medidas del
gobierno aprobadas por el peronismo disidente y los kirchneristas es la
contracción del nivel de actividad, es un eufemismo que intenta negar el
tarifazo y sembrar la ilusión que en tres meses (lo que falta para el segundo
trimestre) llegan las soluciones.
El nuevo rodrigazo repite la tragedia.
Solo la movilización de la clase obrera, de la
juventud, de todos los trabajadores, podrá detener la sangría en marcha.
Las burocracias sindicales se disponen a frenar
cualquier iniciativa de lucha.
Paralizan los gremios porque saben que el
empuje de las bases, terminaría también con ellos.
Las cartas están echadas.
La reacción no tardará el llegar.
La historia enseña.
Luis Trombetta
03/04/16
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