domingo, 25 de diciembre de 2011

El equivocado soy yo...

Chicas y muchachos:

Ya de vuelta de la nochebuena, me encontré con amigos que trabajan en el Gobierno de la Ciudad, y confirmando algunas informaciones que habían circulado en distintas dependencias, no sólo en salud, observamos que el aguinaldo tenía gusto a poco.
Por lo menos eso parecía a primera vista, a pesar de que no tenemos los recibos de sueldo, y es dificil saber exactamente qué cobramos.
Ya de sobremesa, también se comentó que los dividendos repartidos entre todos los sectores de salud, originados en el 40% de la facturación, también eran escasos.
Lo cierto es que comparando la cifra cobrada en este aguinaldo y la percibida en el primer semestre, es fácil observar que ahora es menor.
Respecto al reparto de utilidades de la facturación, que según la ley corresponde el 40% del total de lo facturao sin deducciones y a repartir entre todos los trabajadores de salud, los valores no representan la realidad.
Incluso, lo cobrado tiene descargado la comisión de la empresa ASI, encargada de facturar por cuenta del Gobierno (es decir, un servicio tercerizado), situación ajena a la propia reglamentación vigente (es obvio, alguien tenía que pagar a ASI por el servicio prestado).
En este tema, el cobro de la facturación debería ser desde el momento en que entró en vigencia la reglamentación. Sin embargo, el gobierno no ha pagado la deuda de varios años, sino que se ha "olvidado" de la obligación contraida, y pagó una miserable suma no actualizada.
A mi me tocaron $327,25.-
La verdad, por esta suma, más vale no gastar en una empresa que cobre servicios por facturar!
Volviendo al tema del aguinaldo, según cálculos grosso modo, la diferencia respecto al primer SAC, es de $1000.- o más.
Seguramente, el Gobierno hizo bien los cálculos, pagó lo que correspondía, y acertadamente, el reparto de la facturación, es exacto.
De la misma manera, el equivocado seré yo, que definitivamente no sé hacer los números.
Y por último, lo percibido debe estar bien liquidado, siendo prueba de ello que las organizaciones gremiales no observaron nada de lo anteriormente comentado y guardan el más absoluto silencio, como corresponde a la hora de la siesta a la que ya nos tienen acostumbrados.
La casa está en orden.
Luis Trombetta

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