martes, 10 de marzo de 2020

La sorpresa de un ministro.

Si algo completaba el escenario del desconcierto sobre el futuro inmediato de nuestro país, la confesión del ministro fue reveladora.

En una sociedad empobrecida, con familias adeudadas con las tarjetas de crédito, jubilaciones que no cubren los mínimos gastos de subsistencia, empleo informal y el riesgo inminente de cesación de pagos, la llegada del covid19 sólo aumentó la incertidumbre en la población.

Porque la admisión del ministro no sólo es un error de cálculo, sino el fracaso rotundo de una política consciente de contención social, ante la inevitable crisis sanitaria que recorre el mundo y que ha llegado al país.

Porque la política de medidas progresivas, la " fase de contención" que argumentó la autoridad sanitaria, estaba inscrita en la necesidad de contener mucho más que al virus, el reclamo de una sociedad que comienza a percibir el riesgo de la salud de todo el cuerpo social.

Ante precios de medicamentos inaccesibles, alimentos que no paran de aumentar, salarios insuficientes, el peligro de una extensión incontrolable de coronavirus, plantea la inminencia de una crisis social que superaría la contención operada desde la coalición gobernante.

Ese es el transfondo de las medidas progresivas, que como ya he señalado, corren por detrás de los hechos.
La denuncia del colapso de la guardia del Argerich es un llamado de urgencia, que pone las cosas en su lugar.

El gobierno porteño lo atribuye a una maniobra kirchnerista, pero no puede ocultar que 40 empleados de ese hospital inician el aislamiento en sus domicilios.

Los intentos por bajarle el precio al problema resultan más ridículos aún.
Porque si el dengue y el sarampión son más importantes según el propio ministro, ahora deberá admitir que se sumó repentinamente, la tercer preocupación!

Cuando los argumentos políticos pretenden conducir el curso de una pandemia, y rebajar el nivel de alerta para adaptarlo con los recursos escasos, las víctimas de esas decisiones se multiplicarán.
El gobierno opera contra reloj.
¿Espera enlentecer el curso de la enfermedad?
El virus sorprendió al ministro.

domingo, 8 de marzo de 2020

Covid19: la crisis sanitaria internacional llega a la Argentina.


En toda sociedad, tratárase de Europa, de una región no europea sometida a la transformación del desarrollo o de una colonia europea propiamente dicha, una epidemia influía sobre la relación de poder entre la minoría dominante y la mayoría dominada. Obviamente, eran los gobernantes quienes determinaban la respuesta oficial a la enfermedad.
Sheldon Watts
Epidemias y poder.
Historia, enfermedad, imperialismo.

El SARS.
Cuando la alarma se generalizó por el tráfico aéreo intercontinental, la situación ya se había complicado. En ausencia de una vacuna, la primera medida de defensa fue la mascarilla quirúrgica protectora, que pronto se volvió parte del panorama en las calles de beijing y Toronto.
Frederick F. Cartwright – Michael Biddis
Grandes pestes de la historia.


Hoy se conocen nuevos casos de personas afectadas por el covid19.

El número creciente de casos, aún en mínima escala, plantea un escenario de multiplicación de consultas, nuevos casos, extensión geográfica y una mayor demanda de servicios asistenciales.
Las directivas lanzadas desde el ministerio de salud, desde la universidad de Buenos Aires, y la información que se difunden por diferentes medios, contemporizan la posibilidad de contener el avance de la enfermedad, en los límites de una difusión sin organizar a la población, como las medidas que ya fueron adoptadas en los países de Europa.

La estrategia que adopta el gobierno, se diferencia de la adoptada contra el dengue, ya que en ésta, le propone a la comunidad que descacharrice, combata al mosquito en sus criaderos, participé activamente en la acción contra el dengue.
En cambio, frente al coronavirus, las directivas se dirigen a que las personas que presenten síntomas, consulten telefónicamente, e inclusive eviten el desplazamiento.

Es una estrategia que corre por detrás del problema.

En una situación de contingencia, es necesario movilizar a toda la población, para preparar un escenario que supere la capacidad de respuesta existente.
Por ahora hacen sus negocios los vendedores de barbijos, alcohol gel y desinfectantes.
Ellos la tienen clara: no hay que desaprovechar oportunidades de ganar dinero.

¿Podría el gobierno contener una demanda social incrementada por un número mayor y creciente de casos?
Esa es la clave de este tiempo.
Luis Trombetta