Sobre la discusión de la legalización del aborto, un amigo de
siempre propone un mecanismo plebiscitario.
En mi opinión:
Desde
lo formal, hay que discernir sobre la validación de cualquiera de los métodos
que se empleen para conocer la opinión del cuerpo social.
Desde el inicio, aparece un primer problema u objeción, que es otorgarle al
cuerpo social, a la sociedad si se prefiere, la potestad de la opinión general,
un producto homogéneo que determine el comportamiento individual de las personas sobre sus propios cuerpos.
Una situación distinta al proceso electoral de
muchas cuestiones que tienen que ver con la organización de una sociedad, ya
sea un escenario político, gremial o meramente la elección de dónde vamos a
comer una de estas noches, un grupo de amigos.
Son acuerdos colectivos, procesados después de una
consulta que además, no son imperecederos.
Pero cuando una ley, una norma,pretende determinar
un comportamiento individual, personal, privado, no vale la decisión
mayoritaria.
No se elige la voluntad de una persona por la
mayoría que así lo elige.
Sin banalizar el tema, no soportaríamos que en una
elección se eligiera cómo debo comportarme, vestirme, cortarme el cabello, por
decisión de la mayoría.
Ni tampoco cómo se resolvería en todos los casos
(por democrática mayoría), un determinado problema de salud individual.
Sucintamente señalo que no hay un mecanismo justo,
equitativo, correcto, para exigirle a alguien cómo debe manejar sus cuestiones
privadas (una ley no puede regular el comportamiento privado, individual, sobre
qué hacer con mi cuerpo).
Por lo tanto, sostengo que se debe legalizar el
aborto para su práctica gratuita, en el ámbito de la salud pública,
independientemente de las opiniones personales de cada uno, sin necesidad que
ello determine que la elección frente al aborto, deba ser aprobada por mayoría
de ninguna especie.
Obviamente habrá quienes estén de acuerdo y otros
como yo, que bregamos por la legalización del aborto.
Sobre la base de que se trata de una elección personal, privada,
conforme a su elección y no sujeta a la aprobación de ningún colectivo el
aborto debe ser legalizado, gratuito y realizado en el hospital público.
De lo contrario, una eventual mayoría (legislativa, plebiscitaria) impondría
(como hasta ahora) el poder de decisión sobre el cuerpo individual, en este
caso, de una mujer.
Legalizar el aborto es una necesidad del orden de la salud pública.
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