domingo, 21 de agosto de 2016

Frente a las elecciones 2017 en la AMM

EL MACRISMO VA EN DOS LISTAS
PONGAMOS EN PIE UNA LISTA INDEPENDIENTE Y DE LUCHA.

En 2017 habrá elecciones de la AMM. La lista “Integración” que dirige actualmente el sindicato se ha fracturado. La llegada del macrismo al gobierno nacional provocó la ruptura de los acuerdos económicos y políticos que la sostenían.Pero ambos sectores están completamente integrados al Estado y al gobierno del PRO.El sector de Gilardi pretende monopolizar los negocios con el gobierno mientras el sector de Rojo (Democracia y Participación) está integrado al gobierno de Rodríguez Larreta a través de la ministra de salud Bou Pérez, responsable del ajuste en los hospitales. La pretensión de cualquiera de los dos sectores de reclamar un voto democrático, en defensa de los trabajadores, la salud pública o incluso en contra del gobierno es un engaño de ex socios que hasta ayer se repartían cargos y prebendas.

En la elección se juegan grandes negocios: la obra social Osmédica, la Sociedad de Seguros Médicos, el  Instituto de Capacitación y los cuantiosos fondos de recaudación de las cuotas sindicales.

Estos negocios son la contracara de los acuerdos firmados por ambas fracciones patronales para imponer paritarias a la baja, el vaciamiento hospitalario, y desoír los reclamos y luchas de los  médicos.

Ambos aprobaron el proscriptivo estatuto del año 2005 y aceptaron la rebaja salarial y el cierre de programas y los despidos del SAME del año 2013.

¿Dónde estuvieron cuando los profesionales del Moyano eran masivamente despedidos?
¿Qué hicieron ante el vaciamiento de la Terapia Intensiva del Gutiérrez?
¿Dónde están cuando lo residentes se movilizan y luchan?

Desde TRIBUNA de SALUD planteamos que la fractura de la burocracia responde a una disputa de negocios, y que el macrismo va en las dos listas. Ningún interés genuino de los trabajadores está allí representado. Llamamos a poner en pie una lista independiente de la burocracia sindical en su conjunto y del Gobierno, que luche contra el ajuste del macrismo y sus cómplices. Defendemos la trayectoria del Frente de Recuperación Gremial del que fuimos fundadores y que ha mantenido la independencia política y la lucha.

Hacemos este llamamiento a todos los trabajadores y proponemos un programa para impulsar un reagrupamiento:

Paritarias libres con mandatos de asambleas.
Salario íntegramente remunerativo.
Jubilación móvil con el 82%.
No a la confiscación salarial del impuesto a las ganancias
Por un sindicato que defienda sin exclusiones y en igualdad de condiciones a todos los médicos municipales (emergencias, planta, residentes, jubilados).

TRIBUNA DE SALUD (AGOSTO/2016)


Sábado 27 – 14 horas - Mitre 2162
Plenario abierto de Tribuna de Salud
Discutamos una gran campaña por una lista independiente en AMM
Con la presencia de Marcelo Ramal y Jorge Pachamé

viernes, 5 de agosto de 2016

Neoliberalismo, la reforma del sector salud y mercantilización.

https://www.topia.com.ar/articulos/neoliberalismo-reforma-del-sector-salud-y-mercantilizacion

Neoliberalismo, la reforma del sector salud y mercantilización.
Luis Trombetta
Para Revista topía

La década del 80 en Latinoamérica es conocida en la literatura especializada como "la década pérdida", por tratarse de un período marcado por bajo crecimiento económico y diversos problemas estructurales entre los que destaca la elevada inflación.
El gobierno de Raúl Alfonsín, que representaba el sector más progresista de la Unión Cívica Radical, intentó la reconstrucción del estado en base a la expansión del gasto social en un contexto internacional desfavorable para las economías latinoamericanas. La victoria de Ronald Reagan en Estados Unidos y de Margaret Thatcher en Gran Bretaña inauguró un período de fuerte contracción monetaria en los países centrales, enmarcada en lo que se conoce como la "revolución conservadora".
La falta de financiamiento externo se convirtió en un signo de la década y puso en jaque a las economías periféricas, en particular a las de nuestro continente.
La política fiscal expansiva de Alfonsín rápidamente condujo a un cuadro de fuerte déficit fiscal, dado que los recursos tributarios escaseaban en una economía estancada. Sin fuentes de financiamiento internas o externas solo dejaba una salida: la monetización del déficit vía emisión monetaria.
Desde 1983 hasta 1991 Argentina acumula un crecimiento económico casi nulo, un ostensible aumento de la pobreza urbana y 2 episodios hiperinflacionarios graves entre 1989 y 1990. La crisis económica solo fue superada con la instauración de la Ley de Convertibilidad en 1991.
En la década del 90 la reforma del estado y el plan de privatizaciones siguieron las recomendaciones del Consenso de Washington.
El Consenso recomendó el control del déficit fiscal, la reorientación del gasto público, modificaciones en el régimen tributario, en las tasas de interés y en el valor del tipo de cambio, la liberación del comercio y la inversión extranjera, la privatización de las empresas públicas, la desregulación del mercado y la seguridad jurídica de la propiedad privada (Casilda Béjar, 2004)
En Argentina se inició un ciclo de flexibilidad y precariedad laboral que arrasó con muchas décadas de conquistas en la materia.
La convertibilidad fijó la paridad cambiaria y la intangibilidad de las reservas del Banco Central, la dolarización de la economía, la desvalorización del patrimonio público ofrecido a la venta y el crecimiento de la deuda externa a tasas siderales (Rieznik, 2015).
En 1993 se publicó el Informe sobre el Desarrollo Mundial “Invertir en salud” con recomendaciones sobre política sanitaria elaborado por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento / Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y otras instituciones y organismos bilaterales.
El BM propuso mejorar el entorno económico de las unidades familiares, reorientar el gasto público en función de costos y eficacia y facilitar la mayor diversidad y competencia en el financiamiento y prestación de los servicios de salud (Invertir en salud, 1993).
Los gobiernos deberían financiar servicios públicos esenciales de bajo costo, la descentralización administrativa y presupuestaria estatal, transferir y fortalecer el mercado de seguros privados, dirigidos a controlar el gasto público.
El BM recomendó reducir el gasto público en establecimientos de nivel terciario, en la formación de especialistas y en las intervenciones que aportaran escasa mejora en relación a los gastos generados.
Alentó la privatización de servicios no incluidos en los esenciales, la competencia en la provisión de servicios clínicos, suministros de insumos y medicamentos, en el marco de una apertura económica internacional, liberada de las trabas nacionales (Invertir en salud, 1993).
En 1997 la OPS publicó un documento de cooperación ante los procesos de reforma, en la misma orientación del BM.
La OPS señaló que “la crisis de la década anterior y los procesos de consolidación democrática en los 90, la modernización del sector público y la recuperación de la actividad económica, afectaron directamente al sector salud, originando un proceso de reforma orientado en el reordenamiento económico, el gasto público, la búsqueda de eficiencia, efectividad y sostenibilidad, la respuesta a los cambios demográficos, epidemiológicos, tecnológicos y culturales”.
La reforma del estado condujo a la privatización del sector de las empresas y servicios públicos, incluyendo el sector salud.
“El aumento de la eficiencia y la efectividad en la producción de los servicios públicos (entre ellos los servicios de salud) es una de las razones aducidas para justificar los procesos de reforma”, redefiniendo los modelos de atención (integralidad, desconcentración, atención ambulatoria de base promocional y preventiva), y los servicios básicos de prestaciones en función de los perfiles epidemiológicos y la disponibilidad de recursos, es decir de los costos.
La OPS observa que la reforma introdujo la reestructuración de los hospitales públicos como empresas de servicios con autonomía de gestión y capacidad de recuperación de costos.
La transferencia al sector privado y el gerenciamiento del sector público, respondieron al insuficiente financiamiento público, introduciendo el arancelamiento, la recuperación de costos y fórmulas de complementariedad entre el aseguramiento público y privado, es decir la tercerización de servicios (OPS, 1997).

La reforma del sector salud

A partir de 1978 la política sanitaria a nivel mundial, fue signada por la Conferencia de Alma Ata, patrocinada por la OMS y la UNESCO.
Alma Ata funda el concepto de Atención Primaria de la Salud (APS) como la estrategia para enfrentar las inequidades que en materia sanitaria, diferenciaban a los países según su grado de desarrollo económico y consagra el Nuevo Orden Económico Internacional (Alma Ata, 1978).
La Declaración señala que “los gobiernos deberían aumentar progresivamente los créditos asignados a la salud” y “fomentar y apoyar distintas maneras de financiar la APS, inclusive por medio de la seguridad social, las cooperativas y los recursos disponibles en el plano local y comunitario, adoptando medidas encaminadas a obtener el mayor rendimiento y eficacia posibles de las actividades de salud en todos los sectores”.
Establece la limitación financiera y la asignación de los presupuestos a los fines establecidos en la APS. Propone la descentralización y la asignación de créditos con límites determinados, la flexibilidad en la elección de los métodos de financiación e incluye el crédito exterior de origen bilateral y multilateral (Alma Ata, 1978).
El financiamiento de la salud ocupa desde entonces un primer plano.
Luego, el neoliberalismo desplazó los contenidos de la disciplina sanitaria, hacia las propuestas de transformación elaboradas por entidades financieras: ADEBA (Asociación de Bancos Argentinos), FIEL (Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas) y el BIRF (Banco Internacional de Reforma y fomento - BM) (Visillac E, 1996).
En la Propuesta de Reforma del Mercado de Atención Primaria, elaborado en la 7ª Convención de Bancos Privados, el sistema de salud debía estructurarse en tres sectores: el Programa Nacional de Salud, el Sistema de Seguro de Salud y las entidades Privadas.
La propuesta esta centrada en el modelo de financiación, alentando la participación del sector privado, restringiendo el gasto público a los sectores de menores recursos económicos: jubilados y pensionados, indigentes, discapacitados, enfermos mentales y crónicos (Programa Nacional de Salud) (Visillac E, 1996).
El Sistema de Seguro para trabajadores autónomos y beneficiarios con cobertura, podría recibir los aportes desde el Estado, reduciendo el gasto público y transfiriendo los aportes individuales al sector privado.
Las entidades bancarias, promovieron la competencia entre prestadores de servicios así como la diferenciación de la población de acuerdo a la capacidad de pago, el pago directo, la elaboración de servicios mínimos esenciales y la transferencia de la garantía estatal de la salud, al sector privado (Visillac E, 1996).
En 1995 fue creado el Registro Nacional de Hospitales de Autogestión.
El Hospital Público de Autogestión (HPA) se constituye en el autofinanciamiento a la vez que se transforma en obra social dependiente, en tanto debe obtener financiamiento mediante la facturación a las obras sociales (Visillac E, 1996).
El HPA brindó el marco al Proyecto de Reforma del Sector Salud (PRESSAL), que definía a la salud como un bien de naturaleza cuasi público, en reemplazo de la responsabilidad indelegable del estado, al que reserva la función reguladora del sistema de salud, y propone convertir al hospital público en un regulador de precios en el mercado de la salud.
El diario La Nación publicó que de los 1153 hospitales inscriptos en el registro de autogestión, 253 están bajo la lupa de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) (Eizayaga A, 2000).
Las abultadas facturaciones al PAMI, suscitaron la atención de la SSS.
Los HPA
tercerizaron la facturación a través de empresas que se quedaron con entre el 15 y 30% de los montos, alentando las sospechas de sobrefacturación.
El PAMI y las Obras Sociales habrían sido víctima de maniobras destinadas a incrementar la facturación, por medio de un mecanismo de presentación de facturas que disparaban un sistema de pagos automáticos.
El informe de la Auditoría General de la Nación (publicado en 2005) del Hospital de Clínicas José de San Martín (UBA), sujeto al régimen de Hospitales Públicos de Gestión Descentralizada (Decreto 1494/97), puso de manifiesto las deficiencias en el proceso de facturación en perjuicio de la obtención de sus recursos, en su infraestructura y deficiente mantenimiento (Informe de auditoría, AGN, 2005).
La política de autofinanciamiento, control y reducción del gasto publico en salud y la transferencia de fondos al sector privado, se inscribe en los planes de reformas sanitarias, impulsados por las entidades de crédito local e internacional.

La mercantilización de la salud

En la planificación de la salud pública se reemplazó el financiamiento estatal, por la reducción del gasto del estado y la transferencia de recursos económicos mediante la contratación directa o tercerización de servicios privados.
De esta manera el negocio capitalista de la salud, se orientó a la extracción de ganancias de los servicios de mayor complejidad y de aquellos que brindarían un mejor retorno de la inversión.
El pago individual de las prestaciones a través del arancelamiento de servicios que superasen los considerados esenciales, la facturación a las obras sociales, y la tercerización, ofrecieron al sector privado el privilegio de la ganancia.
La salud se constituyó en mercancía y el paciente en un usuario o cliente.
Estructuralmente, en Argentina co existen tres sectores de salud.
El sector público, representado por los hospitales nacionales, provinciales y municipales y la red de servicios financiados por el estado.
El sector de la seguridad social, que corresponde a las obras sociales, sostenido con el aporte solidario de los trabajadores registrados, en diferentes modalidades institucionales.
Y el sector privado, a través de seguros (medicina prepaga) y el pago directo al efector.
La reforma del sector salud, la desregulación de las obras sociales y la mercantilización de la medicina, han borrado los límites entre los sectores.
Los hospitales públicos poseen contratos con sectores privados, tercerizando los servicios internos como alimentación, lavandería, esterilización, seguridad, diagnóstico por imágenes de alta complejidad, así como la apertura a ONG que han funcionado en los mismos predios de los hospitales públicos.
En definitiva, negocios privados en el hospital público.
Por otra parte, la seguridad social derivó en el gerenciamiento de las obras sociales y la creación de planes de cobertura diferenciales, similares a la medicina prepaga, constituidos además en sus propios sistemas de seguro privado.
La desregulación de las obras sociales y el Programa Médico Obligatorio integraron la reforma del sector salud.
En el 2001 la crisis social y económica profundizó el deterioro de la salud de la población.
La reducción del consumo de medicamentos impactó en la industria farmacéutica.
El gobierno de Duhalde ideó un plan de salvataje, consistente en la prescripción por nombre genérico, que permitió a los laboratorios medicinales, vender las especialidades farmacéuticas con diferentes marcas a menor precio, favoreciendo la reconstrucción del mercado de medicamentos en los sectores más empobrecidos, sin perder el segmento comercial de las primeras marcas de mayores precios, dirigido al público de mejores recursos.
Una canasta de medicamentos básicos (Plan Remediar), se sumó a la recomposición del negocio farmacéutico.
A pesar de la profunda crisis económica el interés capitalista fue preservado, ya que los compromisos sobre comercio internacional de medicamentos y la ley de propiedad de las patentes medicinales, no fueron afectados.
En el 2002 la pobreza e indigencia generadas por la devaluación monetaria del 300% y tasas de desempleo del 50%, degradaron las condiciones de salud de la inmensa mayoría de los trabajadores ocupados y desocupados, los jubilados y las clases sociales pauperizadas asistieron al hospital público dominado por el desabastecimiento de insumos y medicamentos.
A partir de 2003 Néstor Kirchner y luego Cristina Fernández, impulsaron la reestructuración capitalista de las relaciones sociales, alentando la recomposición de la burguesía nacional.
La política sanitaria del kirchnerismo demostró los límites insuperables del nacionalismo de contenido burgués, en el escenario de la crisis económica mundial.
El trabajo informal, la tercerización del empleo, la depreciación del salario, la crisis habitacional y la falta de viviendas dan prueba de la situación de la salud colectiva.
Basta como ejemplo: la política sanitaria del kirchnerismo benefició la recomposición de las empresas farmacéuticas.
Prueba de ello, la política de producción pública de medicamentos no pudo superar los límites impuestos por su atraso tecnológico y la propiedad privada de las patentes medicinales.
Desde el campo disciplinar de la Salud Mental y la Salud Pública, la Lic. Stolkiner señala que la mercantilización de la salud se relaciona con un proceso de medicalización a través de la presencia hegemónica del discurso médico en la vida colectiva y singular del sujeto, e impulsa la incorporación de la vida y la salud al proceso mercantil. “Dos grandes fuerzas corporativas globales son actores mundiales de este proceso: las aseguradoras que forman parte de la acumulación financiera de capitales sociales y las industrias de aparatología y farmacología médica” (Stolkiner, 2013).
Stolkiner destaca que los medicamentos se ofrecen a través de la propaganda, engrosando los “gastos de bolsillo”, acompañando la elección de un estilo de vida.
“La ampliación de la industria farmacéutica y de la tecnología de uso médico se acompaña de un discurso neo-biologicista que se construye ideologizando los notables avances de la biología, la farmacología y la genética y opera reduciendo la complejidad del proceso salud – enfermedad – cuidado, a una sola de sus dimensiones (Stolkiner, 2013).
La “creación de nuevas enfermedades” (particularmente en el ámbito de la salud mental) que involucra a diversos actores, entre ellos los centros de investigación dependientes de la financiación, determinan la elección de problemas y búsqueda de productos.
La actividad científica no es inmune a la mercantilización, influida por la transferencia de tecnología, la propiedad intelectual y el otorgamiento de patentes, bajo el arbitrio de la Organización Mundial de Comercio.
El discurso medicalizante es un componente habilitador del proceso por el cual todos los aspectos relevantes para la vida, e incluso la vida misma adquieren condición mercantil, o sea condición de cosa (Stolkiner, 2013).

Bibliografía

Ramón Casilda Béjar
América Latina y el Consenso de Washington
BOLETÍN ECONÓMICO DE ICE N° 2803
DEL 26 DE ABRIL AL 2 DE MAYO DE 2004
Disponible en:

Rieznik Pablo.
Neoliberalismo, (anti) neoliberalismo y crisis: el caso argentino (161-174)
En: La pereza y la celebración de los humano. ISBN: 978-987-691-383-6
Editorial Biblos, 2015

Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento / Banco mundial
Informe sobre el desarrollo mundial 1993. Invertir en salud. Indicadores del desarrollo mundial. 1993.
ISSN 0271-1737
ISBA 0-8213-2361-X

La cooperación  de la OPS ante los procesos de reforma del sector salud.
OPS. Oficina Sanitaria Panamericana. Oficina Subregional de la OMS. Washington, DC Marzo 1997.

Alma Ata 1978.
Atención primaria de salud.
Informe de la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud. Alma Ata, URSS, 6-12 de septiembre de 1978. OMS, Ginebra, 1978.
ISBN 92 4 354135 8

Visillac EF, Muchbinder M.
Salud. Autogestión y libre mercado. La embestida contra el modelo solidario.
Asociación de Médicos Municipales de la Ciudad de Buenos Aires. 1996
ISBA 987-96147-0-4

Eizayaga A.
Investigan hospitales públicos.
La Nación, 04/07/2000.

Auditoría General de la Nación, Informe de auditoría.
Buenos Aires, 10/03/2005.

Stolkiner A.
Medicalización de la vida, sufrimiento subjetivo y prácticas de salud mental.
Capítulo de libro. Compilador: Hugo Lerner Editorial: Psicolibro. Colección
FUNDEP. (En prensa marzo 2013).
Disponible en: