18F: CONVOCAN ENCUBRIDORES
Por una marcha para
interpelar a los K, a los ex K y a Macri, que se abran todos los archivos y se
vaya Milani
El 25 de
enero pasado, una declaración de nuestro partido, Partido Obrero, caracterizó
la muerte del fiscal Alberto Nisman, como “un crimen de Estado”.
La
caracterización apuntaba, en primer lugar, a la responsabilidad política de los
gobiernos que orientaron a los servicios de espionaje desde que se tenga
memoria y al gobierno en funciones de la última década, y denunciaba, por otro
lado, la prolija y tenaz política de encubrimiento de esos aparatos por parte
de esos gobiernos y del gobierno actual. En esta trama conspirativa tuvo un
papel relevante el poder judicial, en la persona de jueces y fiscales,
entrelazados con los servicios de inteligencia y condicionando sus
investigaciones y sentencias a esos servicios y a los intereses económicos y
políticos de turno.
¿Escapa a
esa caracterización la trayectoria de los fiscales, jueces y políticos que
ahora convocan a una “marcha del silencio”, que declara como objetivo “proteger
la independencia del poder judicial” y reclamar “verdad y justicia” en la
investigación de la muerte de Alberto Nisman?
¿Puede
servir contra la impunidad una acción que cuenta con la simpatía y el apoyo de
una parte de los mismos servicios de espionaje que forman parte del
encubrimiento?
Si la
aspiración es la verdad, ¿por qué no exigen la apertura de los archivos
secretos de los aparatos de espionaje?
Justicia de cómplices
Ninguno
de estos jueces y fiscales denunció nunca, en el transcurso de décadas, el
maridaje de los gobiernos de turno y el poder judicial al que servían con los
servicios de espionaje. La autoría del atentado a la embajada de Israel, que
tiene a su cargo la
Corte Suprema , sigue envuelta en la oscuridad. La Side hizo su prolijo trabajo
de encubrimiento de la desaparición de Jorge Julio López, pero ningún fiscal
pidió el allanamiento de su sede ni la indagatoria de sus jefes. Ningún fiscal
reclamó la investigación del rol de los servicios de inteligencia de la policía
en el despliegue de francotiradores durante la movilización que culminó en el
asesinato de Kosteki y Santillán. Ni en este caso ni en el del asesinato de
nuestro compañero Mariano Ferreyra, se impulsó la investigación del poder
político que liberó las zonas para esos crímenes – en un caso el gobierno de
Duhalde y su gabinete, en el otro el de Cristina Kirchner y sus laderos.
Nadie
salió a una marcha de silencio cuando fue puesta en evidencia la existencia de
un plan de infiltración de las organizaciones populares, denominado Proyecto X.
Tampoco para defender la justicia de las luchas obreras.
El juez
Larrambebere y el fiscal Raúl Plee, convocantes a la marcha, fraguaron con
otros 'juristas' alfonsinistas una causa falsa – como se comprobó - contra toda
la dirección del Partido Obrero, en 1989, que habrían debido llevarlos a un
juicio político y a la destitución. El fiscal Stornelli, ex ministro de Scioli
y ex jefe político de la bonaerense, carece de autoridad para reclamar contra
el encubrimiento.
Todos
sirvieron a la Corte
de la 'servilleta' de Menem; han dejado en la impunidad los asesinatos para
policiales del 19 y 20 de diciembre de 2001. La Justicia es cómplice con
el estado de impunidad que rige en todo el país, en especial para la mafia de
la trata de mujeres y niños, o los asesinatos del 'gatillo fácil'.
Hasta el
día de hoy sigue en la nada la investigación por los incendios de trenes del
ferrocarril Sarmiento, a pesar de las conexiones entre el grupo Cirigliano y el
intendente Otacehé y el eterno alcahuete Aníbal Fernández.
Toda esta
conducta encubridora de fiscales y jueces justifica el planteo del Partido
Obrero para que sean elegidos y revocables por el voto popular.
Descomposición del Estado
El poder
judicial y el ministerio público 'compraron' la línea de la responsabilidad
iraní en los atentados de 1992 y 1994, que impuso el gobierno nacional, incluso
desde la tribuna de la asamblea general de las Naciones Unidas, sin pruebas
fehacientes, por indicación de servicios de espionaje extranjeros. Esta
complicidad se encuentra en la base del proceso que culmina con la muerte de
Nisman – un crimen de Estado.
El
gobierno ataca 'post mortem' al fiscal Nisman, cuando fue su agente judicial
durante casi diez años.
La 'línea
iraní' ha servido para encubrir a los servicios de espionaje locales que
participaron en esos atentados criminales y en el sabotaje a su investigación.
Los
políticos, como Sergio Massa y Alberto Fernández, que apoyan la marcha, han
sido funcionarios del gobierno actual y por lo tanto responsables del
ocultamiento de la verdad que hoy reclaman. Macri, otro animador, enfrenta un
proceso judicial por espionaje, aliado a Fino Palacios, también procesado por
encubierto en el atentado a la
Amia. El resto de la casta política convocante integró los
gobiernos precedentes, donde se cultivó con esmero la serpiente y sus huevos.
No
estamos ante una convocatoria por “la memoria, la verdad y la justicia”, sino
ante algo muy diferente: a la progresiva descomposición de un sistema político
que se ha convertido en una amenaza para la inmensa mayoría del país. Esto, en
el comienzo de la campaña electoral. Al mismo tiempo, se trata de una
polarización ficticia, porque han sido socios durante décadas en el mismo
sistema de complot contra los intereses del pueblo.
Necesitamos
una marcha sí, pero para exigir, en primer lugar, para que el gabinete
comparezca ante el Congreso para una interpelación televisada.
Necesitamos
una marcha para exigir la apertura de los archivos de la ex Side y de todos los
servicios de espionaje, y para imponer la destitución de Milani y la
investigación de todas las operaciones del servicio de inteligencia del
ejército, tanto en Argentina como en Haití, donde opera como una fuerza
ocupante desde hace una década, al servicio del imperialismo norteamericano.
Para
poner fin a la impunidad policial y judicial que está vigente en todo el país
Deben
abrirse los archivos de la
Cancillería , no solamente para clarificar los acuerdos con
Irán sino, por sobre todo, los diez años de acuerdos con Estados Unidos bajo el
rubro de la “lucha contra el terrorismo”. Es esta política kirchnerista la
madre de la injerencia de la CIA
y el Mossad en los aparatos nacionales de espionaje.
La convocatoria
a las calles de una parte del poder judicial y del ministerio público, contra
el gobierno, muestra que los intereses dominantes y sus partidos de siempre no
pueden seguir gobernando como lo venían haciendo, ni tienen idea de cómo
hacerlo de aquí en más. Esto explica la disgregación del oficialismo, que deja
jirones propios para lograr un salvataje de Scioli, así como las disputas
facciosas de la oposición. Es el impasse de la sociedad capitalista a nivel
político y del Estado.
Los trabajadores y el Estado
Rechazamos
la decisión inconsulta de los sindicatos oficialistas de alinearse con el
gobierno y el PJ y la decisión inconsulta de la burocracia sindical opositora
de apoyar una marcha convocada por los cómplices de este mismo sistema.
Llamamos
a los trabajadores a deliberar sobre la crisis abierta con la muerte de Nisman
-un crimen de estado- , para poder desarrollar una salida política
independiente de conjunto, que satisfaga nuestras reivindicaciones sociales e
imponga una completa libertad política.
Los
servicios de espionaje son el sistema nervioso del Estado y responden a la
orientación social y a la estructura de ese Estado. Por un lado, espían y
conspiran contra los trabajadores y sus organizaciones, en función de los
intereses de las diversas patronales y de la burguesía en su conjunto, y por
otro lado 'operan' a favor de determinados sectores contra otros de esa
burguesía, como expresión de las contradicciones de clase que son propias del
capital. Estas condiciones no las va a cambiar que las “escuchas” sean
responsabilidad de la
Procuración o de la
Corte , ni tampoco van a impedir la acción ilegal de los
servicios, que gozan de la completa inmunidad de ese mismo estado, en calidad
de 'guardianes' de sus secretos. La llamada oposición quiere sustituir a un
Milani por otro. Para destruir este sistema de conspiración contra los
trabajadores y la mayoría del pueblo, es necesario suplantar este Estado por
otro que responda al interés colectivo de los trabajadores.
Preparemos
una respuesta del pueblo trabajador.
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