viernes, 22 de agosto de 2014

Berni, un provocador.


Berni es un provocador al servicio del gobierno.
El planteo de que los delincuentes extranjeros deberán ser deportados, gira en torno a los viejos y conocidos argumentos de Miguel Cané, que a comienzo del siglo XX se ocupó de la expulsión de los obreros huelguistas, y fue autor de la ley de residencia.
Altamira se refirió al respecto, señalando que siguió vigente hasta el gobierno de Frondizzi.
Berni dejó en claro que cortar una ruta es un delito y que merece el mismo tratamiento que propone para los extranjeros que delinquen, argumentando que los delitos no los determina la política de su gobierno sino las leyes vigentes.
En ese sentido, el ataque a los extranjeros se emparenta con las causas abiertas contra trabajadores que se han manifestado en cortes de ruta y es una advertencia para toda la clase obrera, que desarrolla una alternativa clasista oponiéndose a la regimentación que intenta poner la burocracia sindical y el gobierno.
Altamira señaló este aspecto y destacó particularmente el apoyo de CFK al "delincuente" Pedrazza.
Un aspecto muy importante de la intervención de Altamira ha sido el señalamiento del carácter internacional del ataque a los extranjeros, componente esencial de todos los discursos (y acciones) fascistas que recorren principalmente Europa, donde se procesa la crisis capitalista internacional.
No es extraño a los griegos (Amanecer dorado) ni a las bandas que operan en Ucrania, solo por dar dos ejemplos bien conocidos.
Por otra parte, el discurso del gobierno a través de Berni, recuerda la persecución peronista en los 70, cuando hablaba de infiltrados y de la sinarquía internacional.
Casal apoyó el discurso pero se vio contra las cuerdas cuando se denunció la permeabilidad de las fronteras, que hasta Berni, sobre el final, debió consentir.
La maniobra del gobierno y la burocracia sobre LEAR, quedó al desnudo.
La mejor forma de desenmascarar a los fascistas de turno, a los Berni y sus servidores, al mismísimo gobierno kirchnerista, es desarrollar el programa de independencia política y la lucha por la reorganización de la clase obrera y la juventud en una organización clasista y recuperando los sindicatos de la tutela de la burocracia sindical.
La prueba de que este desarrollo se encuentra en un curso acelerado, es el ataque a los obreros que luchan, a la izquierda revolucionaria y particularmente al Partido Obrero.
La tarea más que nunca es fusionar la izquierda revolucionaria con la clase obrera.

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