Nadie podría sospechar que el diario La Nación tuviera intenciones de llevar adelante una campaña política contra Macri. El artículo de Angeles Castro es una pequeña muestra de la crisis sanitaria, que desde hace ya varios años, hemos analizado desde Tribuna de salud y la hemos descrito como una "crisis estructural". Es decir que no se trata de una situación coyuntural sino que es el resultado del proceso político dirigido a la privatización del sector de la salud pública y a privilegiar e impulsar el negocio capitalista de la salud.
Que La Nación señale la gravedad de la crisis en que está sumida la salud pública porteña, es la expresión de aquella frase que resume el problema: "a confesión de partes, relevo de pruebas".
Luis Trombetta
Un sistema en crisis / Recibe 9.300.000 consultas anuales
La salud porteña, en terapia intensiva
Por Angeles Castro | LA NACION
Larguísimas colas de gente que espera que se abran las ventanillas de
turnos en el hospital Argerich, en La Boca, una imagen repetida. Foto: LA NACION
/ Emiliano Lasalvia
Falencias edilicias, equipamiento e instrumental obsoleto, quirófanos y
camas de internación insuficientes, irregularidades en el servicio de limpieza,
medidas de seguridad endebles y escasez de enfermeras, anestesistas y terapistas
son las principales deficiencias que muestran los hospitales públicos porteños,
una realidad que se repite desde larga data, pero que permanece vigente, según
confirman recientes informes de la Auditoría General de la Ciudad.
Según relevamientos efectuados durante 2009 y 2010, que luego de ser
procesados fueron aprobados por los auditores, la compleja problemática afecta a
los hospitales de agudos Piñero, Vélez Sarsfield, Rivadavia, Durand,
Zubizarreta, Pirovano y Ramos Mejía, al psiquiátrico de adolescentes Tobar
García, al de infectología Muñiz, al Hospital de Quemados y la maternidad
Sardá.
Pero, en rigor, las anomalías se registran en buena parte de los 33
hospitales que conforman el subsector público de salud de la Capital, que
durante 2011 asistió 9.300.000 consultas (en guardias y consultorios externos),
181.000 internaciones y 30.000 partos, con 32.000 profesionales y auxiliares
sanitarios.
La radiografía del sistema también destaca que el 60% de los pacientes
atendidos provienen del conurbano bonaerense, porcentaje que se eleva
significativamente en los establecimientos cercanos a la General Paz.
La vicejefa de gobierno, María Eugenia Vidal, y el ministro de Salud, Jorge
Lemus, admitieron a LA NACION el déficit en recursos humanos, insumos e
infraestructura, aunque destacaron que, desde 2007, fueron nombrados 6200
médicos y 2940 enfermeros, mientras que, a lo largo de este año, llegarán a los
hospitales 100 millones de pesos en equipos.
La semana pasada, el cierre de la terapia intensiva pediátrica del hospital
Durand -que Vidal y Lemus prometieron que reabrirá dentro de pocos días- volvió
a situar la crisis hospitalaria en el centro de la atención de los
porteños.
En ese sentido, el listado de anomalías detectadas por la Auditoría General
de la Ciudad en 2010 abarca: el equipamiento de cardiología obsoleto en el Vélez
Sarsfield, falta de enfermeros en el área de neonatología de la Sardá, ausencia
de salidas de emergencias en el Zubizarreta, incumplimiento en los plazos de
obra previstos en el Tobar García, unidades de atención intensiva del paciente
infeccioso crítico cerradas en el Muñiz, tableros eléctricos en pésimas
condiciones y fuera de normativa en el Rivadavia, así como ausencia de
anestesistas para la utilización óptima del quirófano en el Quemados.
"Si bien los informes son fotos de años pasados, todo indica que nada ha
cambiado. El macrismo parte de un error conceptual, piensan que una buena
atención en los hospitales no les da votos porque son usados por habitantes de
otras jurisdicciones; pero cualquier ciudadano acude por un accidente o por el
empobrecimiento de las obras sociales. En el cuatrienio 2008-2011 disminuyó 20%
la participación de las inversiones en salud en el gasto total respecto del
cuatrienio 2004-2007", dijo el auditor por el kirchnerismo Eduardo Epszteyn, que
fue funcionario del gobierno de Aníbal Ibarra, cuando también hubo deficiencias
en los hospitales. "Estábamos en un contexto socioeconómico completamente
distinto", justificó.
Desde el gobierno porteño, recordaron que este año el presupuesto para
infraestructura en salud suma 150 millones de pesos. En tanto, desde 2008, se
remodeló la guardia del hospital Fernández, se inauguró la primera etapa de
obras del Tobar García, se habilitó un nuevo laboratorio y la nueva guardia en
el Pirovano; fue inaugurado un pabellón de pediatría y la guardia en el Penna, y
fue remodelado un pabellón del hospital de emergencias psiquiátricas del Alvear.
Hay muchas obras más en proceso, según la información oficial.
"En relación con cómo encontramos el sistema, hubo avances. Mejoramos en
materia de provisión de insumos, equipamiento y nombramientos. Y empezamos un
camino en la reducción de las colas [ver aparte] y de las falencias edilicias.
Sabemos que todavía falta mejorar", sostuvo Vidal. Y destacó la vetustez de
algunos edificios, de difícil reacondicionamiento, como el Borda (150 años), el
Muñiz (118 años) y el Rivadavia (125 años), en los que administraciones
anteriores "no hicieron mantenimiento".
En cuanto a las designaciones de personal, Lemus recordó que, en 2007, los
nombramientos tardaban dos años, mientras que hoy logró disminuirse la espera a
entre seis y nueve meses.
Respecto de la dificultad para cubrir puestos de enfermería, terapistas,
anestesistas y neonatólogos, señaló que "son especialidades por las que cada vez
hay menos interés", por lo demandante que es su ejercicio.
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