viernes, 26 de febrero de 2010

Informe Gremial - FRG

Informe gremial
Comunicados

Desde el Frente de Recuperación Gremial apoyamos y nos solidarizamos con el paro de los trabajadores del Gobierno de la Ciudad convocado para el 01/03/2010; asimismo reclamamos:

1. No a cualquier tipo de cesantía
2. Pase a planta permanente de los contratados
3. Recomposición salarial y salario de ingreso a la carrera de $6.000.-
4. No a la disminución salarial sufrida a partir de enero (por la suma fija)
5. Elevación del mínimo no imponible
6. Por una jubilación con el 82% móvil
7. No a las auditorías retrospectivas y persecutorias
8. Completar los nombramientos pendientes para terminar con suplencias y módulos, sin despidos
9. No a la suspensión de programas del SAME
10. Derogación de la ley 471

Por el paro general de todos los gremios municipales
Frente de Recuperación Gremial en la AMM
25/02/10

El FRG denuncia la Resolución 2818 (evaluaciones de desempeño) y exige la estabilidad laboral de todos los trabajadores del Gobierno de la Ciudad y la derogación de la Ley del Empleo Público Nº 471.
Febrero 2010


El Frente de Recuperación Gremial se pronuncia a favor de los reclamos y apoya la lucha de los trabajadores de salud de la Provincia de Santiago del Estero, denunciando la escalada represiva del Gobierno Provincial.
25/02/10

Frente de Recuperación Gremial en la AMM
Febrero de 2010

lunes, 22 de febrero de 2010

Del progresismo a la derecha, de las velas a los gomones

PODigital 1118 (digital) 19/2/2010
Para Prensa Obrera
Por Marcelo Ramal

Del progresismo a la derecha, de las velas a los gomones
Una década de inundaciones y negociados

La noche catástrofica de este viernes 19 en la Ciudad sólo tiene como antecedente a la tarde del 25 de enero del 2001, cuando Palermo y Belgrano quedaron sepultados bajo el agua. Entre uno y otro hecho, pasó casi una década. En el curso de esa década, se prometieron y ejecutaron las obras públicas más costosas del presupuesto porteño.
Sencillamente, no ha pasado nada. La lluvia inunda con igual o mayor furia las mismas calles y barrios que hace diez años.
Como ningún otro fenómeno, las inundaciones sacan a la superficie la orientación social que rige en la Ciudad. El desarrollo inmobiliario anárquico liquidó los espacios públicos, que contribuyen a absorber las precipitaciones; prolongó artificialmente la costa del río, dificultando el desagote de los canales pluviales; impermeabilizó la superficie de la Ciudad, con la construcción indiscriminada y las megatorres.
Este usufructo capitalista de la Ciudad fue alentado por Ibarra, por Telerman y ahora por Macri, con proyectos y excepciones inmobiliarias que facilitaron la destrucción del equilibrio urbano. Pero más grave aún es el manejo de las obras "públicas" supuestamente dedicadas a contener las inundaciones. Hace diez años, cuando la avenida Cabildo se inundó de cabo a rabo, Ibarra y su ministro Fatala prometieron que el aliviador (conducto) trazado en el arroyo subterráneo Vega haría que "los vecinos de Belgrano se olvidaran de las inundaciones". Fatala, que luego se hizo kirchnerista, se ganó en aquellos días el apodo que nunca lo abandonaría: "la rana".
El "aliviador" costó más de 200 millones de dólares. La obra, cuyo costo fue varias veces reajustado hacia arriba, contó con la financiación, asistencia técnica y adjudicación del Banco Mundial. En la noche de este viernes 19, y con el "aliviador" del arroyo Vega terminado, Belgrano volvió a inundarse impiadosamente.
Macri no quiso ser menos que Ibarra y Fatala. Decidió construir su propio aliviador, en este caso, en el arroyo Maldonado - bajo la avenida Juan B. Justo-, con un presupuesto de más de 300 millones de dólares. La empresa adjudicataria de esta megaobra, Ghella, controla el 50% de la constructora IECSA, presidida a su vez por el primo de Mauricio Macri.
Varios especialistas han denunciado que este faraónico aliviador fracasará igual que el del Arroyo Vega. La razón es sencilla: el reflujo del río, con la sudestada, devuelve las aguas a la Ciudad, conformando un verdadero "tapón hidráulico". En todo este tiempo, se propusieron otras salidas: por caso, asociaciones vecinales de Palermo desarrollaron la propuesta del "Lago Pacífico", un reservorio artificial que podría absorber el agua de las grandes lluvias. El proyecto , de costo muy inferior al de los "aliviadores", fue desechado. Es que el "lago" y su entorno le sacaban varias manzanas de Palermo a la especulación inmobiliaria. En cambio, los inútiles y costosos aliviadores llenaban los bolsillos de la "patria contratista" y de los bancos "asesores".
Los charlatanes de siempre hablarán ahora de los "errores de gestión". Pero de Ibarra a Macri, lo que ha fracasado es la gestión capitalista de la Ciudad, que ha colocado el presupuesto público y todos los poderes del Estado al servicio de constructoras e inmobiliarias. A estos desastres, se agrega las consecuencias de otra gestión capitalista: la del matrimonio Kirchner, que habilitó a que las privatizadas -Edesur- redujeran año tras año sus compromisos de mantenimiento e inversión.
Con la ciudad cubierta de gomones y velas, Macri no se hace cargo del desastre. Po eso, ha salido a ofrecer subsidios miserables por las inundaciones y cortes de luz. Para colmo, los condiciona al pago de "impuestos al día". Más cínicamente, su lugarteniente Rodriguez Larreta se mostro dispuesto a "facilitar créditos blandos" (sic), o sea, a endeudar a los damnificados.
De diez años a hoy, no sólo las inundaciones permanecen. Apenas comenzó el desastre, el pueblo de cada barrio de la Ciudad volvió a convocarse en las esquinas, tomó sus cacerolas, rearmó las asambleas... La determinación popular de buscar una salida propia es tan fuerte como la incapacidad de gobernar de los partidos capitalistas.

Organicemos y coordinemos las asambleas y los reclamos, por:

-resarcimiento integral de todo lo perdido por las inundaciones y los cortes, a cargo del estado y de Edesur
-investigación de todas las obras fraudulentas de los últimos diez años.
-Por un plan de control de las inundaciones discutido y ejecutado bajo el control de organizaciones obreras y vecinales.

martes, 16 de febrero de 2010

Otra vez sobre la deuda externa.


Para Prensa Obrera
por Jorge Altamira

A partir de la crisis política desatada por el “efecto Redrado”, Proyecto Sur y Pino Solanas han tratado de construir una tercera posición que plantea “investigar la legitimidad de la deuda externa”. “No decimos que no hay que pagar la deuda, porque si hay una deuda que fue por los carriles normales, no habrá que cuestionarla. Lo que decimos es que nadie paga una factura indebida” (La Nación, 29/1) –le aclara Pino a quienes lo acusan de ultraizquierdista o defaulteador serial.
¿Es serio esto?
En estos momentos se tramita una investigación acerca de si la Reserva Federal norteamericana siguió “los carriles normales” para pagar a los principales bancos acreedores fuera del marco de la quiebra de la aseguradora AIG. La inmensa mayoría de los propios responsables de la estafa admite que la cosa no fue muy transparente, pero se excusa con el latiguillo de que de otro modo hubiera caído el sistema financiero. El jueves 28 de enero, el Senado de los Estados Unidos reeligió al presidente de la Reserva Federal, lo cual constituye una absolución a quienes participaron del rescate de AIG. Para lograr la reelección de Ben Bernanke, el magnate Warren Buffet declaró otra vez que, de lo contrario, se caería el sistema financiero. O sea que la normalidad de los carriles no sigue pruritos legales, aunque se jueguen casi 70 mil millones de dólares, sino que depende de cuán funcionales son al salvataje del capitalismo.
Como Pino no se inscribe en ninguna corriente que quiera abatirlo, deberá reconocer que el rescate del capital es un carril definitivamente normal y una “política de Estado”. Las mismas razones invocaron los Cavallo, Martínez de Hoz, Menem, Kirchner (cuando privatizó el Banco de Santa Cruz para resolver –alegó él– la crisis fiscal de la provincia); la lista es larga. Kirchner, precisamente, creyó oportuno recordar que la democracia, en 1983, legitimó la deuda. O sea que la democracia vino para pagar la deuda externa. La Convención Constituyente de 1994 ratificó –con el voto del Frepaso y de Pino, pero el rechazo del obispo De Nevares– la legitimación producida once años antes. La mitad de la legislación vigente, que el Estado democrático está obligado a hacer efectiva, fue dictada por los gobiernos militares.
¡Vaya si la democracia legítima!
Segundo: no existe una deuda externa argentina ‘legítima’ en lo que se refiere a la contraída o garantizada por el Estado con bancos u operadores financieros. Es ilegítima incluso la contraída con el BID o el Banco Mundial, pues, en un caso, se destinan a financiar proyectos en pesos –más allá de su carácter privatizador– cuando el Estado argentino puede conseguir créditos en pesos dentro del país. Si se trata de obras de infraestructura, se impone la condición de que la dirección del proyecto sea trasnacional. La deuda pública argentina con el exterior es, al día de hoy, el resultado de sucesivos refinanciamientos, o sea que se trata de intereses acumulados o capitalizados. O sea que estamos ante un caso de usura y de confiscación colonial.
Algunos defensores de la posición de Pino no perciben que al convertir la deuda externa en un problema judicial, la transforma en un delito privado (con participación de funcionarios públicos), lo cual la vacía de su contenido social. Es lo que hace regularmente la politiquería burguesa en otros asuntos, para escamotear la función del capital o del Estado en el proceso de la producción social.
A Pino se le escapa también que el repudio a la deuda externa se ha transformado en una causa internacional de varios países. Hablando de la carne de cerdo, acaban de aparecer los PIGS (cerdos en inglés); o sea, Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain), que se encuentran en default. La lista es, sin embargo, mezquina, porque olvida a Letonia, Lituania, Ucrania, Islandia, Bulgaria (sin olvidar a Gran Bretaña, que acabará pagando muy caro la pretensión de la City de Londres de querer conservar una primacía financiera internacional). Los ‘cerdos’ difícilmente encuentren un ‘pino’ que pretenda llevar el asunto a la Justicia –¡y vaya si tendrían razones cuando Grecia estuvo escondiendo un déficit fiscal del 13% (y que probablemente sea del 20%), detrás de un módico 3%! Como quiera que la deuda externa griega financia, incluso, el funcionamiento de los hospitales públicos, las consecuencias del default van a ser para hamacarse. Un columnista financiero advierte que no sería suficiente reducir el déficit fiscal griego para salir del atolladero, sino que es todavía más importante serruchar los salarios en un 10%. El consejero en cuestión cuida el bolsillo de sus patrones, por eso se le borró de la pantalla que los sondeos indican que el 75% de los islandeses van a votar contra el pago de la deuda que le dejaron al Estado sus bancos en quiebra (¡por un 50% del PBI!), en un referendo que se hace en pocos días más.
Para subirnos a la lucha internacional que genera esta crisis mundial debemos dejar los estrados judiciales (y, por sobre todo, la alianza con lobbystas reconocidos de los pulpos automotrices y la industria sojera, como Juez y Binner, respectivamente) y meterle pata a la acción directa para abolir la deuda externa de todos los países dependientes.
A fuerza de trasladar el asunto a la esfera moral, Pino corre el riesgo de caer él mismo en ese pozo, toda vez que está empeñado en una alianza con sectores políticos que reivindican el reconocimiento integral de la deuda pública. Si llegara con ellos al gobierno, acabaría enfrentándose al reclamo de que se presente ante la Justicia para explicar por qué está pagando una deuda usurera.