Economía
17 ENE 2010 08:59h
Más deuda y menos recaudación
Las causas económicas de la pelea por el uso de las reservas
La deuda creció más de 10% desde 2005 y la recaudación crece menos que el gasto público. Por eso se necesitan las reservas.
PorIsmael Bermúdez
ibermudez@clarin.com
Desde el canje de 2005, y a pesar de que se fueron pagando intereses y los vencimientos de capital, como consecuencia del ajuste del CER, la toma de deuda nueva para pagar la que iba venciendo, la capitalización de intereses y el ajuste de tipo de cambio, la deuda pública subió en más de US$ 15.000 millones: pasó de 126.500 millones a 141.700 millones de dólares. Esa deuda no es mayor por la manipulación de la inflación; pero, como contrapartida a esa poda sobre sus acreencias, los acreedores le impusieron a la Argentina un costo financiero muy superior a la media de los mercados emergentes.
Por la estructura de vencimientos, una parte sustancial de esa deuda –US$ 62.000 millones— fue venciendo, y vence, entre 2008 y 2011, período que coincide con el mandato de Cristina Kirchner: por intereses, unos US$ 15.000 millones y por vencimientos de capital, US$ 46.500 millones.
En 2009, y a pesar del agujero fiscal por la caída de la recaudación, el Gobierno pudo cumplir con el pago de la deuda porque recibió los aportes que antes iban a las AFJP (unos $ 15.000 millones), incorporó en el Presupuesto $ 5.250 millones de intereses del Fondo de Garantía de la ANSeS y “el Banco Central financió al Tesoro por un total de $ 24.000 millones, si se computan los adelantos transitorios ($ 10.000 millones), las transferencias de utilidades ($ 4.500 millones) y el traspaso de los Derechos Especiales de Giro que el FMI remitió a los bancos centrales para fortalecer las reservas (US$ 2.500 millones)”, según el último informe del Banco Ciudad.
Además, se financió por $ 8.300 millones en el Banco Nación, canjeó vencimientos de Letras por bonos (Bonar 2016) y colocó Letras con la ANSeS, PAMI y Fondos Fiduciarios.
En 2010, entre intereses y vencimientos de capital, hay que pagar US$ 16.414 millones. Aunque el Congreso aprobó un Presupuesto equilibrado y repuntó la actividad económica, se piensa que habrá déficit fiscal y el Gobierno no puede repetir la estrategia del año pasado “dado que gran parte de los stocks fueron utilizados durante 2009”, como señala Ecolatina.
Ante esta situación, el Informe del Banco Ciudad señala que “el mercado venía operando bajo dos supuestos. El primero es que –sin un problema serio de solvencia– el problema de liquidez se solucionaría tan pronto como se ejecutara una reapertura exitosa del canje de la deuda. El segundo es que, si el primer supuesto no probaba ser cierto, las reservas aparecerían para pagar los platos rotos del desmanejo fiscal y financiero”.
Otra variante, era que “con menos recursos líquidos en la ANSES y el Banco Nación, el programa financiero cerraría utilizando la totalidad de las utilidades del BCRA devengadas en 2009. Se trata de unos $ 19.000 millones que se obtendrían forzando al máximo la interpretación de la Carta Orgánica del Banco Central. Con todo, todavía habría que buscar recursos en organismos públicos (US$ 2.000 millones) y el mercado voluntario (otros US$ 2.000 millones)”.Todas las vocesEnfrentado a este escenario, el Gobierno decidió usar las reservas con un argumento simple, como le dijo a iEco el titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli. “La acumulación de reservas surgió como estrategia prudencial ante las sucesivas crisis financieras globales y locales y la ausencia de un prestamista global de última instancia, siendo uno de los pilares del modelo de crecimiento autónomo implementado desde 2003.
Es necesario darle un uso más eficiente a las reservas, dado que las mismas devengan una tasa menor al 0,6% anual y el stock cubre sobradamente las necesidades comerciales, los pasivos monetarios y por ende el equilibrio del mercado de cambios. Al momento de repago al FMI (US$ 9.000 millones), el nivel de reservas era de US$ 28.000 millones y el actual nivel supera los US$ 48.000 millones, mientras que el aporte al Fondo del Bicentenario sería de US$ 6.500 millones. La aplicación de reservas a un fondo de garantía implica sostener la inversión pública sin ajustes, con desendeudamiento y disminución del costo de financiamiento para el sector público y privado nacional, asegurando la solvencia y un efecto expansivo sobre la economía del país”.
Para el economista Pablo Rojo, “la utilización de reservas del Banco Central para pagar deuda del Tesoro es una práctica habitual en casi todos los países del mundo y durante estos meses de crisis internacional fue puesta en práctica intensivamente en Europa y EE.UU. La Reserva Federal de EE.UU., por ejemplo, recurrió a este expediente de la forma más cruda al comprar Bonos de Tesoro con emisión monetaria pura. No puede pedírsele a la Argentina que no utilice este instrumento en momentos en que estamos empezando a salir de la crisis, ya que la opción sería reducir otros gastos del Estado para atender vencimientos de deuda”.
“¿Por qué entonces se desata la crisis a la que estamos asistiendo?”, se pregunta Rojo. Y responde: “Porque el Gobierno ha sido incapaz de llevar este debate al Parlamento, exponiendo los sólidos argumentos que tiene esta medida y más aún, porque al descabezar la autoridad monetaria sin siquiera cumplir los modestos pasos formales que la Ley del BCRA establece, parece gozar en violar las normas. Nadie en su sano juicio puede entender la precipitación del Gobierno y su consecuente improvisación en esta cuestión, que incluso nos pone a tiro de embargos y complicaciones judiciales”.
También Ricardo Delgado, de la consultora Analytica, sostiene que “el uso de reservas para pagar vencimientos de deuda en dólares no debería ser un problema, si se respetaran las normas y procedimientos vigentes. Es una tendencia mundial que, bajo condiciones muy estrictas, las economías tiendan a utilizar una parte marginal de sus reservas para atender objetivos de desarrollo económico y productivo, en particular durante períodos de crisis”. Y agrega que “la solución al bache de financiamiento puede darse por dos líneas complementarias de acción, pero para eso el Gobierno tiene que abandonar su cerrazón, admitir el problema y dejarse ayudar”.
La primera forma sería apelar a las utilidades del Central en 2009 (cerca de $ 20.000 millones), generadas por diferencias de cotización de títulos públicos, diferencias de cambio y ganancias por operaciones a futuro. En el presupuesto 2010 se preveía un ingreso de $ 3.000 millones por este concepto. Más limitada aparece la posibilidad de fondearse a través de adelantos transitorios, como en 2009.
“La segunda, la opción de ‘mercado’ — dice Delgado— es que el Tesoro emita deuda doméstica, al tiempo que el Central comience con el rescate del stock de Lebac. Esta operación no tendría efecto monetario, y dejaría al Central con menos pasivos (Lebac) y menos reservas (compradas por el Tesoro). Si el episodio concluye pronto, incluso se puede imaginar un contexto donde la demanda de dinero crezca, el Central emita pesos y retire más Lebac del mercado y/o compre los nuevos títulos del Tesoro, como hace cualquier banco central del mundo”.
Maximiliano Castillo Carrillo, de la consultora ACM, considera que la solución es política. “Por los errores de cálculo del Gobierno y la improvisada implementación del Fondo del Bicentenario, lejos de potenciar los beneficios de la realización del canje de deuda aún en default, deterioraron mucho las condiciones para su concreción, principalmente por los mayores riesgos de embargo. Con crecientes ramificaciones políticas y económicas y un conflicto institucional que afecta a los tres poderes del Estado, la salida requiere de una negociación política entre el oficialismo y la oposición. Esta negociación sólo puede tener lugar en el Congreso, quien además es el único que tiene la potestad constitucional de definir el conflicto “de fondo”, que es definir el destino de las reservas internacionales. Creemos que no hay urgencia como para que el Congreso no actúe de acuerdo a lo que prevé la ley. Así, la llave de la solución la tiene el Gobierno. Confiamos en que tenga la voluntad de avanzar en una solución”.
17 ENE 2010 08:59h
Más deuda y menos recaudación
Las causas económicas de la pelea por el uso de las reservas
La deuda creció más de 10% desde 2005 y la recaudación crece menos que el gasto público. Por eso se necesitan las reservas.
PorIsmael Bermúdez
ibermudez@clarin.com
Desde el canje de 2005, y a pesar de que se fueron pagando intereses y los vencimientos de capital, como consecuencia del ajuste del CER, la toma de deuda nueva para pagar la que iba venciendo, la capitalización de intereses y el ajuste de tipo de cambio, la deuda pública subió en más de US$ 15.000 millones: pasó de 126.500 millones a 141.700 millones de dólares. Esa deuda no es mayor por la manipulación de la inflación; pero, como contrapartida a esa poda sobre sus acreencias, los acreedores le impusieron a la Argentina un costo financiero muy superior a la media de los mercados emergentes.
Por la estructura de vencimientos, una parte sustancial de esa deuda –US$ 62.000 millones— fue venciendo, y vence, entre 2008 y 2011, período que coincide con el mandato de Cristina Kirchner: por intereses, unos US$ 15.000 millones y por vencimientos de capital, US$ 46.500 millones.
En 2009, y a pesar del agujero fiscal por la caída de la recaudación, el Gobierno pudo cumplir con el pago de la deuda porque recibió los aportes que antes iban a las AFJP (unos $ 15.000 millones), incorporó en el Presupuesto $ 5.250 millones de intereses del Fondo de Garantía de la ANSeS y “el Banco Central financió al Tesoro por un total de $ 24.000 millones, si se computan los adelantos transitorios ($ 10.000 millones), las transferencias de utilidades ($ 4.500 millones) y el traspaso de los Derechos Especiales de Giro que el FMI remitió a los bancos centrales para fortalecer las reservas (US$ 2.500 millones)”, según el último informe del Banco Ciudad.
Además, se financió por $ 8.300 millones en el Banco Nación, canjeó vencimientos de Letras por bonos (Bonar 2016) y colocó Letras con la ANSeS, PAMI y Fondos Fiduciarios.
En 2010, entre intereses y vencimientos de capital, hay que pagar US$ 16.414 millones. Aunque el Congreso aprobó un Presupuesto equilibrado y repuntó la actividad económica, se piensa que habrá déficit fiscal y el Gobierno no puede repetir la estrategia del año pasado “dado que gran parte de los stocks fueron utilizados durante 2009”, como señala Ecolatina.
Ante esta situación, el Informe del Banco Ciudad señala que “el mercado venía operando bajo dos supuestos. El primero es que –sin un problema serio de solvencia– el problema de liquidez se solucionaría tan pronto como se ejecutara una reapertura exitosa del canje de la deuda. El segundo es que, si el primer supuesto no probaba ser cierto, las reservas aparecerían para pagar los platos rotos del desmanejo fiscal y financiero”.
Otra variante, era que “con menos recursos líquidos en la ANSES y el Banco Nación, el programa financiero cerraría utilizando la totalidad de las utilidades del BCRA devengadas en 2009. Se trata de unos $ 19.000 millones que se obtendrían forzando al máximo la interpretación de la Carta Orgánica del Banco Central. Con todo, todavía habría que buscar recursos en organismos públicos (US$ 2.000 millones) y el mercado voluntario (otros US$ 2.000 millones)”.Todas las vocesEnfrentado a este escenario, el Gobierno decidió usar las reservas con un argumento simple, como le dijo a iEco el titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli. “La acumulación de reservas surgió como estrategia prudencial ante las sucesivas crisis financieras globales y locales y la ausencia de un prestamista global de última instancia, siendo uno de los pilares del modelo de crecimiento autónomo implementado desde 2003.
Es necesario darle un uso más eficiente a las reservas, dado que las mismas devengan una tasa menor al 0,6% anual y el stock cubre sobradamente las necesidades comerciales, los pasivos monetarios y por ende el equilibrio del mercado de cambios. Al momento de repago al FMI (US$ 9.000 millones), el nivel de reservas era de US$ 28.000 millones y el actual nivel supera los US$ 48.000 millones, mientras que el aporte al Fondo del Bicentenario sería de US$ 6.500 millones. La aplicación de reservas a un fondo de garantía implica sostener la inversión pública sin ajustes, con desendeudamiento y disminución del costo de financiamiento para el sector público y privado nacional, asegurando la solvencia y un efecto expansivo sobre la economía del país”.
Para el economista Pablo Rojo, “la utilización de reservas del Banco Central para pagar deuda del Tesoro es una práctica habitual en casi todos los países del mundo y durante estos meses de crisis internacional fue puesta en práctica intensivamente en Europa y EE.UU. La Reserva Federal de EE.UU., por ejemplo, recurrió a este expediente de la forma más cruda al comprar Bonos de Tesoro con emisión monetaria pura. No puede pedírsele a la Argentina que no utilice este instrumento en momentos en que estamos empezando a salir de la crisis, ya que la opción sería reducir otros gastos del Estado para atender vencimientos de deuda”.
“¿Por qué entonces se desata la crisis a la que estamos asistiendo?”, se pregunta Rojo. Y responde: “Porque el Gobierno ha sido incapaz de llevar este debate al Parlamento, exponiendo los sólidos argumentos que tiene esta medida y más aún, porque al descabezar la autoridad monetaria sin siquiera cumplir los modestos pasos formales que la Ley del BCRA establece, parece gozar en violar las normas. Nadie en su sano juicio puede entender la precipitación del Gobierno y su consecuente improvisación en esta cuestión, que incluso nos pone a tiro de embargos y complicaciones judiciales”.
También Ricardo Delgado, de la consultora Analytica, sostiene que “el uso de reservas para pagar vencimientos de deuda en dólares no debería ser un problema, si se respetaran las normas y procedimientos vigentes. Es una tendencia mundial que, bajo condiciones muy estrictas, las economías tiendan a utilizar una parte marginal de sus reservas para atender objetivos de desarrollo económico y productivo, en particular durante períodos de crisis”. Y agrega que “la solución al bache de financiamiento puede darse por dos líneas complementarias de acción, pero para eso el Gobierno tiene que abandonar su cerrazón, admitir el problema y dejarse ayudar”.
La primera forma sería apelar a las utilidades del Central en 2009 (cerca de $ 20.000 millones), generadas por diferencias de cotización de títulos públicos, diferencias de cambio y ganancias por operaciones a futuro. En el presupuesto 2010 se preveía un ingreso de $ 3.000 millones por este concepto. Más limitada aparece la posibilidad de fondearse a través de adelantos transitorios, como en 2009.
“La segunda, la opción de ‘mercado’ — dice Delgado— es que el Tesoro emita deuda doméstica, al tiempo que el Central comience con el rescate del stock de Lebac. Esta operación no tendría efecto monetario, y dejaría al Central con menos pasivos (Lebac) y menos reservas (compradas por el Tesoro). Si el episodio concluye pronto, incluso se puede imaginar un contexto donde la demanda de dinero crezca, el Central emita pesos y retire más Lebac del mercado y/o compre los nuevos títulos del Tesoro, como hace cualquier banco central del mundo”.
Maximiliano Castillo Carrillo, de la consultora ACM, considera que la solución es política. “Por los errores de cálculo del Gobierno y la improvisada implementación del Fondo del Bicentenario, lejos de potenciar los beneficios de la realización del canje de deuda aún en default, deterioraron mucho las condiciones para su concreción, principalmente por los mayores riesgos de embargo. Con crecientes ramificaciones políticas y económicas y un conflicto institucional que afecta a los tres poderes del Estado, la salida requiere de una negociación política entre el oficialismo y la oposición. Esta negociación sólo puede tener lugar en el Congreso, quien además es el único que tiene la potestad constitucional de definir el conflicto “de fondo”, que es definir el destino de las reservas internacionales. Creemos que no hay urgencia como para que el Congreso no actúe de acuerdo a lo que prevé la ley. Así, la llave de la solución la tiene el Gobierno. Confiamos en que tenga la voluntad de avanzar en una solución”.
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