Avisame si hay
aumento
Las discusiones
paritarias entre la Asociación de Médicos Municipales (digamos entre sus auto elegidos
“representantes paritarios”) y el Gobierno de la CABA (el empleador),
transcurren (si es que se puede decir así) en el más hermético de los secretos.
No es la primera vez
y aunque desearía que fuera la última, el futuro acuerdo salarial, seguirá
siendo un tributo a la confidencialidad.
El cumplimiento de la
cláusula de revisión (ya que en nuestra paritaria siquiera se habla de “gatillo”),
es una deuda impaga.
En primer lugar
porque ambas partes se esfuerzan por dilatar el asunto.
Bien porque la AMM
firmó un acuerdo a la baja, que significó un 19% para el 2019, sin
actualización de la pérdida del 2018, y que su reconocimiento por parte de la
dirigencia firmante, sería la admisión de su responsabilidad.
Bien porque el gobierno
del macrista peronista Rodriguez Larreta, único sobreviviente del naufragio
amarillo, tampoco se dispone a pagar, si no es con una quita de la actualización
que surgiera del cómputo del incremento real de la inflación, y digamos del
remanido poder de recuperación del salario.
Como un dueto
perfecto, ambos se esfuerzan por hacer pasar un camello por el ojo de una
aguja.
Mientras tanto, a los
ricos no les preocupa el reino de los cielos.
Porque la ciudad más
rica del país, mantiene el déficit edilicio de los hospitales, y hasta el
mobiliario de nuestros lugares de trabajo, los proveemos con sillas y
escritorios, provenientes de nuestras propias “solidarias donaciones”.
No hay duda que la
promesa pejotista kirchnerista de que “habrá 2019”, cumplió su función
desmovilizadora.
La inesperada
reacción, organización y lucha de los “residentes”, le puso un freno al
macrismo pejotismo porteño, liquidando la deseada flexibilización laboral y
salarial auspiciada por el gobierno.
Los jóvenes
sorprendieron a tirios y troyanos: la AMM hizo mutis por el foro, el gobierno reculó,
la ministra se excusó (ahora va de diputada!) y Larreta recibió un mazazo.
Un triunfo que dejó
al descubierto a la dirigencia de la AMM, a la Lista 10 y seamos sinceros,
también al Frente de Recuperación Gremial!
La siesta de la “oposición
sindical en la AMM”, no los justifica ni los exonera.
Y así llegamos a
enero, esperando que los vientos nos lleven las noticias del aumento del IPCBA diciembre
2019 (en castellano, la inflación de diciembre), para sumar el desfasaje del
salario y aplicar la revisión salarial.
Unos médicos amigos,
impulsados por el alegría navideña, hicieron un cálculo que dotado de
generosidad contable, provocó un festejo anticipado.
Como si verdaderamente
tuviéramos que esperar el índice de diciembre (más cerca de 4% que de ningún
otro dígito), ya sabemos que el gobierno nacional, flamante y recién estrenado,
aboga por aumentos de salarios en cuotas fijas, huyendo de las paritarias como “huir
como si quemara la sombra”, con perdón de Marçal Font i Espí.
Volviendo al asunto,
mientras los delegados paritarios y la patronal esperan que el número mágico
salga en beneficio del ajuste, la mala noticia es que la inflación nos come el
salario, el aumento del ABL en la CABA no perdona, el IVA a los alimentos corre
por cuenta del plan solidario nacional, y nos acercamos a una versión vernácula
remasterizada de ¡piove, governo ladro!
Y “a quien le quepa el sayo, que se lo ponga”.
Cada vez que se evoca
la “cláusula gatillo”, más nos acercamos al corchazo autoinflingido.
Será porque el calor
nos tuerce la puntería.
Luis Trombetta
Enero 2020